Basora espera a los brit¨¢nicos

Basora, la gran ciudad shi¨ª del sur de Irak asediada por 4.000 ratas del desierto brit¨¢nicos, "caer¨¢ en dos horas si lanzan un ataque y todo el mundo aplaudir¨¢", relataba uno de los iraqu¨ªes que abandonaba la ciudad. "Pero no habr¨¢ una revuelta. La gente tiene demasiado miedo porque las ejecuciones de opositores se multiplican", precis¨®. Present¨¢ndose como teniente de los mujabarats (servicios de informaci¨®n), Mahdi tiene evidentes signos exteriores de serlo: est¨¢ bien alimentado y vestido, a diferencia de la mayor¨ªa de los civiles que huyen de la ciudad, de 1,3 millones de habitantes, a trav¨¦s de los puestos de control brit¨¢nicos en el suroeste.

Mahdi iba a entregarse a los brit¨¢nicos en Um Qasr y se mostr¨® dispuesto a ayudarles a entrar en Basora. Relat¨® que el Ej¨¦rcito regular iraqu¨ª abandon¨® Basora hace cinco d¨ªas y describi¨® las fuerzas que quedan en el casco urbano: 1.000 militantes del Baaz, 2.400 fedayin -temibles fuerzas paramilitares-, 500 polic¨ªas, miembros de los servicios secretos y de cuerpos irregulares. Asegura que muchos se han refugiado en escuelas y dice que no todos est¨¢n dispuestos a luchar. [El ministerio de Defensa iraqu¨ª asegur¨® ayer que el Ej¨¦rcito iraqu¨ª hab¨ªa matado a 19 soldados de la coalici¨®n en el sector de Basora, informa France Presse].

Ni ¨¦l, ni otros militares que han cruzado las l¨ªneas para rendirse quieren ser fotografiados. Aseguran que sus familias est¨¢n en peligro y se?alan que dos personas que aparecieron bailando en la frontera cuando entraban las tropas estadounidenses fueron asesinadas poco despu¨¦s.

Seg¨²n Mahdi, Sadam sigue teniendo el apoyo de una buena parte de las tribus de la regi¨®n, "de los sun¨ªes, como los de Safu¨¢n y Zubayr", una ciudad al sur de Basora. Seg¨²n su relato, el jefe de una tribu fue asesinado al negarse a apoyar en Sadam dos d¨ªas antes del comienzo de la ofensiva.

Tras escuchar durante todo el fin de semana decenas de testimonios de civiles que acababan de salir de Basora, que elogiaban a Sadam en p¨²blico pero que, en privado, se pronunciaron violentamente contra el r¨¦gimen, se impone la idea de que la mayor¨ªa de los habitantes esperan con impaciencia "una nueva vida, sin dictadura, en la que cada uno, y no s¨®lo los miembros del partido, podr¨¢ comer, viajar, estudiar".

Muchas de las familias que abandonan la ciudad en realidad vuelven a sus casas. Hab¨ªan buscado refugio en Basora al principio de la guerra y ahora pretenden regresar a zonas donde las armas se han silenciado. La mayor¨ªa de los que vuelven a la urbe asediada explican que lo hacen para proteger a sus familias y a sus hogares. "?Qui¨¦n se ocupar¨¢ de nuestras casas ante el pillaje? Los ingleses no nos disparan. Los civiles s¨®lo son puestos en peligro por esos perros de fedayin, que disparan contra los ingleses desde nuestras casas", relat¨® un anciano que regresaba a la ciudad.

Un joven estudiante que tambi¨¦n vuelve a pesar de los combates se?ala las espesas columnas de humo negro que se alzan sobre Basora y dice: "Estos idiotas creen que van a frenar a los aviones quemando petr¨®leo. Son mercenarios comprados por Sadam. No ha habido revuelta en Basora porque no tenemos armas".