Los sindicatos, ?otra vez a la gre?a?
Las profundas transformaciones sociales de los ¨²ltimos tiempos en el contexto de la crisis del antiguo modelo industrial (con la revoluci¨®n inform¨¢tica y la extensi¨®n del trabajo flexible) plantean nuevos desaf¨ªos a la siempre necesaria tutela del trabajo y exigen una notable redefinici¨®n de los derechos sociales para responder adecuadamente a la generalizada tendencia de la precarizaci¨®n.
Para intervenir en los procesos de innovaci¨®n, con el objetivo de la cohesi¨®n social y la consolidaci¨®n de los derechos, es hoy m¨¢s necesario que nunca un sindicalismo confederal fuerte y unitario. M¨¢xime cuando CC OO y UGT no son todav¨ªa suficientemente fuertes y, en estos momentos, vuelven a estar a la gre?a. Francamente, no creemos que esta divisi¨®n deba ser obligatoria. M¨¢s todav¨ªa: nos parece urgente que el sindicalismo confederal se proponga la iniciativa de recuperar la unidad de acci¨®n. La actual gre?a se traduce en un adelgazamiento de su capacidad de representar al conjunto asalariado y un debilitamiento de su propia fuerza. S¨®lo con una tenaz b¨²squeda unitaria, desde la diversidad de cada cual, pueden los sindicatos representar adecuadamente a los trabajadores en esta ¨¦poca de competencia global. Las (reales) diferencias de valoraci¨®n y de propuestas sobre todo un mapa de problemas actuales no excluyen, en absoluto, la b¨²squeda de mediaci¨®n y entendimiento. Porque, a fuer de sinceros, habr¨ªamos de convenir en que la unidad se busca, mientras que la divisi¨®n se justifica. Afortunadamente, los sindicatos est¨¢n en mejores condiciones que nunca para proponerse otra vez la exigida tensi¨®n unitaria porque han conseguido la plena independencia de an¨¢lisis, criterios y propuestas; es decir, no hay correas de transmisi¨®n que les vengan desde tal o cual partido pol¨ªtico. Esto es un avance significativo.
A nuestro juicio, hay dos problemas que deben afrontarse con el mayor coraje intelectual: la representaci¨®n en el centro de trabajo y la concertaci¨®n social a todos los niveles. Nosotros nos preguntamos, mirando los toros desde el tendido, si no ha pasado ya la ¨¦poca de los comit¨¦s de empresa: unos sujetos que no encajan ya en el mundo de la globalizaci¨®n y la interdependencia y que son, adem¨¢s, una fuente de conflicto permanente por el poder (s¨®lo simb¨®lico) de ganar las elecciones sindicales.
Desde luego una cosa parece evidente: desde esas estructuras no pueden abordarse las tutelas hacia el mundo de la precariedad y de la construcci¨®n de un Estado de bienestar a la altura de los tiempos que corren. La segunda cuesti¨®n es: o se aborda unitariamente la intervenci¨®n sindical en el escenario tecnol¨®gico o empezar¨¢ a crearse una situaci¨®n de p¨¦rdida de control sobre unos cambios que no han hecho m¨¢s que comenzar.
Cuando hablamos de la tensi¨®n unitaria, no estamos haciendo un llamamiento moralista, porque no planteamos que nadie oscurezca su particular identidad. Hablamos de capacidad de mediaci¨®n y s¨ªntesis, con sus correspondientes normas autorreguladas por los propios sindicatos a la hora de establecer las plataformas contractuales y las formas de ejercer el conflicto, en un intento de evitar al m¨¢ximo los comportamientos (por parte de quien sea) de lo que se conoce como "descuelgues". O lo que es lo mismo, se trata de poner en primer plano una m¨ªnima (aunque clara) pauta compartida de acci¨®n del sindicalismo confederal. Es una forma de actuar no v¨¢lida cuando s¨®lo se ejerce de manera espor¨¢dica para unas determinadas grandes ocasiones: debe practicarse cotidianamente. Y sobre ello nos parece que son necesarias dos virtudes: audacia y paciencia. No hemos hablado de inteligencia porque unos y otros han demostrado que la tienen sobradamente, y saben que la fuerza colectiva de todo el sindicalismo confederal no se hace a costa de que una parte est¨¦ debilitada.
director de la revista La Factor¨ªa.
Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla es diputado en el Parlament por el PSC. Carles Navales es
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