Entre la realidad y la memoria
Como nos recuerda Mar¨ªa Luisa Mart¨ªn de Argila, comisaria de la muestra, hace casi medio siglo desde la primera exposici¨®n individual de Rafael Canogar (Toledo, 1935) en Madrid, donde ahora este hist¨®rico miembro del grupo El Paso vuelve a mostrar una selecci¨®n de obra de los ¨²ltimos diez a?os con el ajustado t¨ªtulo de Realidad y memoria, 1992-2003. Precoz disc¨ªpulo de V¨¢zquez D¨ªaz, Canogar se dio a conocer con un estilo que conjugaba el expresionismo abstracto con un fuerte acento espa?ol, una combinaci¨®n entre vanguardia e identidad que obtuvo un inmediato y merecido reconocimiento internacional. A pesar de este ¨¦xito alcanzado con ventipocos a?os, el m¨¦rito de Canogar consisti¨® en no acomodarse a una f¨®rmula, sino, sin despersonalizarse, seguir afrontando nuevos desaf¨ªos, hasta hoy.
RAFAEL CANOGAR
C¨ªrculo de Bellas Artes
Marqu¨¦s de Casa Riera, 2 Madrid
Hasta el 27 de abril
Apenas hace tres a?os, todo esto pudo comprobarse con motivo de la retrospectiva que le dedic¨® el Museo Reina Sof¨ªa, pero lo admirable es c¨®mo sigue ahora mismo con el mismo af¨¢n de renovaci¨®n. Por de pronto, entre las aproximadamente cuarenta obras que ahora exhibe, la mayor parte est¨¢n realizadas entre 2000 y el presente a?o, lo cual no s¨®lo demuestra su actividad ilusionada, sino que dota a las m¨¢s recientes de un estimulante aire de frescura. Si tomamos como referencia el marco cronol¨®gico propuesto por la presente exposici¨®n, nos encontramos con que el Canogar de los diez ¨²ltimos a?os ha roto con el formato convencional del cuadro, pero, sobre todo, que lo ha hecho de una forma que sintetiza los dos vectores creativos que han definido su trayectoria art¨ªstica: por un lado, el gesto, que no es s¨®lo la descarga de energ¨ªa mediante una pincelada abrupta, sino tambi¨¦n la fuerza que rasga y trocea la materia; por otro, su amor por lo real, que le ha hecho incorporar a la pintura fragmentos extra¨ªdos del mundo cotidiano, entendiendo ¨¦ste en el amplio sentido de valorar siempre en ellos algo m¨¢s que su mera sugesti¨®n pl¨¢stica. El ensamblaje de esta bravura pictoricista con la inclusi¨®n de objetos e iconos de la realidad circundante ha dado un sentido como de bricolaje existencial a su obra, que sublima po¨¦ticamente las cosas e impide que la pintura caiga en la esterilidad del gesto inane.
En este sentido, me parece acertada la apelaci¨®n a la "realidad" y a la "memoria" en el t¨ªtulo de la presente muestra como la dial¨¦ctica que no s¨®lo define esta obra ¨²ltima, sino toda la trayectoria art¨ªstica de Canogar, que puede renovarse, porque no cambia de forma gratuita. Cada nueva exploraci¨®n se ha hecho en pos de un mejor y m¨¢s hondo sumergirse en la propia intimidad, lo cual puede llevar a Canogar a pasar de "lo oscuro a lo claro", como afirma Marcos Ricardo Barnat¨¢n, sin por ello perder la propia luz. De esta manera, sea con amplias masas de colores azules y dorados o con trozos de cristales y fotos, por citar ejemplos extremos de la dial¨¦ctica en la que ahora se mueve Canogar, nos queda siempre la imagen cumplida de una fecunda fidelidad creadora, la realidad y la memoria de un artista que no envejece porque no ha perdido el af¨¢n de serlo hasta el final.
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