Las malas compa?¨ªas
La tentaci¨®n de considerar Tarifa una m¨¢s de las mecas ib¨¦ricas de la internacional pija queda espectacularmente desarticulada por Montero Glez (Madrid, 1965) en esta fulgurante novela que convierte la localidad gaditana en un apeadero del infierno, demostrando no ya que Sartre ten¨ªa raz¨®n sino que a todos nos conviene estar atentos si no queremos terminar engullidos por el monote¨ªsmo mendaz del dinero y el miedo. Conseguir todo esto a partir de una sencilla trama negra, de amor y muerte, ambientada en nuestros d¨ªas representa un m¨¦rito que va m¨¢s all¨¢ de la inteligente combinaci¨®n de h¨¦roes y situaciones -de actualidad: narcotr¨¢fico, inmigraci¨®n, prostituci¨®n y manipulaci¨®n informativa- y se asienta sobre un s¨®lido trabajo de creaci¨®n literaria. El autor se reclama heredero de Cela y Dos Passos pero en esta generosa y fluida afirmaci¨®n de la narrativa deja tambi¨¦n patente el privilegiado parentesco con grandes voces de Latinoam¨¦rica como el Carpentier de La consagraci¨®n de la primavera, el Vargas de Conversaci¨®n en La Catedral o el Fuentes de Terra nostra.
CUANDO LA NOCHE OBLIGA
Montero Glez
El Cobre. Barcelona, 2003
248 p¨¢ginas. 17 euros
De los subtextos que apuntalan esta singular apuesta por la novela como patrimonio de una nueva cultura c¨®smica es importante destacar el humor¨ªstico y el que deconstruye las perversiones ling¨¹¨ªsticas m¨¢s aviesas. Lo cort¨¦s no quita lo caliente, dice Montero y ejerce de domador de un material sensible. Hace cinco a?os Montero Glez irrumpi¨® con Sed de Champ¨¢n en un mercado hu¨¦rfano de autores radicales y logr¨® un halo de malditismo f¨¢cil de comprender a la vista de las caracter¨ªsticas del establishment cultural patrio. Cuando la noche obliga lo consagra ahora como l¨²cido desertor de las vanidades y confirma la hip¨®tesis de que a veces las malas compa?¨ªas -si escriben como el autor madrile?o- son las mejores.
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