Una gran bolsa de votos en el alero
Un fantasma recorre el universo pol¨ªtico auton¨®mico y no es otro que el de los sondeos y augurios electorales. Un fantasma que ir¨¢ acentuando su sombra a medida que nos aproximemos al ¨²ltimo y definitivo tramo de esta prolongad¨ªsima campa?a que oficiosamente se inici¨® en junio pasado, cuando la Generalitat se constituy¨® en lo m¨¢s parecido a una sede vacante. En aquel momento, ciertamente, las expectativas de unos y otros estaban claras y ¨²nicamente hab¨ªa una inc¨®gnita que amenizaba el tr¨¢mite: despejar cu¨¢l de los principales candidatos a ocuparla resultaba menos tedioso. Por lo dem¨¢s, el partido del Gobierno ten¨ªa amarrada la mayor¨ªa suficiente, como eufem¨ªsticamente gustan describir su hegemon¨ªa absoluta.
Pero desde entonces, el panorama ha cambiado s¨²bitamente con el fragor de la batalla de Bagdad. Ya no cunde tanto entusiasmo en el bando ganador (el PP), ni se le ve tan abatido al de enfrente, el socialista, por no hablar de los marginales que esperan pescar esca?o en este r¨ªo revuelto por la guerra. Todos los grupos, como les cumple, se exhiben animosos y convencidos de su fortuna. Pero la verdad es que no se sabe en qu¨¦ muestreos de opini¨®n fundan tales certidumbres. No negamos que cuenten con los aludidos escrutinios demosc¨®picos, pero se los reservan para su particular consumo, lo que decanta la sospecha razonable de que no han de ser tan alentadores como se quisiera. En otro caso, oir¨ªamos el volteo general de campanas ante la novedad electoral que se presagia.
Los expertos en esta materia, escudri?adores del voto y de sus tendencias, aseguran que es prematuro sacar conclusiones, que incluso no es prudente confiar en un vuelco espectacular y que, en suma, todav¨ªa hay un segmento de 800.000 votantes que no han decidido su opci¨®n. En alguna fuente beber¨¢n estos datos que, a nuestro modesto entender delatan lo que se presiente: que el Partido Popular no tiene amarrada la victoria, al menos con la rotundidad que porfiaba. A?¨¢dase a ello el s¨ªndrome iraqu¨ª, o merma diaria de simpat¨ªas que provoca el conflicto b¨¦lico, con la consiguiente sacudida de la emoci¨®n inteligente o de la inteligencia emocional -d¨ªgase como se quiera- entre los votantes tibios o no fidelizados por las siglas gobernantes.
No ha de chocarnos, pues, que los partidos se muestren prudentes a la hora de ponderar sus posibilidades. En este sentido, y excepcionalmente, s¨®lo en el PP se percibe una conmovedora confianza, muy pr¨®xima a la fe del carbonero, que pronto se aten¨²a cuando se les menta la devastaci¨®n y sangr¨ªa guerrera en la que andan implicados so capa del pretendido humanitarismo. Es entonces cuando descubren su abatimiento y admiten que "si esto sigue, lo vamos a tener muy negro". Por el momento va a seguir as¨ª y, sin duda, hasta la misma v¨ªspera de la jornada electoral, el 25 de Mayo, que est¨¢ a la vuelta de la esquina. Sadam Husein no da visos de largarse, lo que probablemente tampoco interrumpir¨ªa el reajuste del orden internacional en aquella zona, por no hablar de la explotaci¨®n del ¨¦xito, que a los valencianos ya nos afecta con la p¨¦rdida de mercados. En fin, que lo tienen negro, cuando tan rosa se les ofrec¨ªa.
En otro apartado de la cr¨®nica pol¨ªtica local no debemos soslayar la renovada promesa del candidato Francisco Camps en punto a la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa. Una "reforma sin l¨ªmites", avanz¨® el citado delf¨ªn. ?Y qu¨¦ demonios es eso?, se preguntar¨¢n no pocos ciudadanos. ?En qu¨¦ mejora nuestras necesidades y objetivos colectivos m¨¢s apremiantes? En nada. Es poco menos que un brindis al sol, con la agravante de que se quede una vez m¨¢s en un compromiso frustrado. Se trata de una iniciativa sin temperatura civil que, adem¨¢s, ha de recibir la venia de los estados mayores partidarios, esto es, de Madrid. Y Madrid, a este respecto, se ha cerrado en banda o ha dado largas en tantas cuantas ocasiones se ha suscitado.
Tan solo habr¨ªamos de hacer una salvedad a lo expuesto: la reforma se justifica parcialmente si se rebaja el list¨®n del 5% de los votos emitidos en la Comunidad, que el Estatuto establece en su art¨ªculo 14, para alcanzar un esca?o. Menos list¨®n y m¨¢s pluralidad parlamentaria, que falta hace. Marginar a las minor¨ªas con gran implantaci¨®n municipal, como el Bloc, no es la mejor receta democr¨¢tica.
Apaga y v¨¢monos
Los socialistas, por boca de su portavoz parlamentario, Ximo Puig, han propuesto una bater¨ªa de f¨®rmulas para revitalizar las Cortes Valencianas. Loable y arduo prop¨®sito. Entre esos remedios figura la retransmisi¨®n televisiva de algunos debates, lo cual, a tenor de los antecedentes y mientras la C¨¢mara no cambie mucho, es la soluci¨®n id¨®nea para acabar de matar el inter¨¦s por la labor legislativa, la consideraci¨®n que merecen los legisladores y alejar cual gato escaldado a las audiencias de TVV. Extra?a iniciativa de un portavoz que procede de la camada period¨ªstica. Hoy, pleno en la "tele", que dice uno. Pues apaga y v¨¢monos, que responde el otro. Se?or, ?qu¨¦ magines!
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