Una Palestina libre

Palestina libre", dicen las pancartas de algunos manifestantes en las protestas contra la guerra. Pues tal vez se encuentren con una sorpresa: es posible que del caos sangriento de la guerra acabe saliendo una Palestina libre.

Me explicar¨¦, y, para ello, voy a utilizar este fragmento de la Oxford history of the contemporary world, en su edici¨®n de 2020: "Curiosamente, ahora se puede decir que la guerra de Irak fue el momento decisivo en el camino hacia un Estado palestino independiente. Como es l¨®gico, las fuerzas estadounidenses, con su abrumadora superioridad tecnol¨®gica, derrotaron militarmente a Sadam Husein, pero, como dijo lament¨¢ndose un general norteamericano, el enemigo era 'ligeramente distinto al que hab¨ªamos combatido en los juegos de guerra'. Como consecuencia, la campa?a militar produjo v¨ªctimas civiles y da?os en lugares sagrados del islam que exacerbaron el resentimiento en todo el mundo ¨¢rabe. Un joven egipcio declar¨® con sarcasmo a su entrevistador, de una televisi¨®n occidental: 'Muchas gracias, brit¨¢nicos y americanos: nos est¨¢is despertando...".

Es posible que del caos sangriento de la guerra acabe saliendo una Palestina libre, para sorpresa de los que enarbolan pancartas en ese sentido

Al comenzar esta guerra, Bush y Blair han lanzado al aire grandes trozos del rompecabezas de la pol¨ªtica mundial, y tienen poca idea de d¨®nde van a caer

Si Europa tiene algo de sentido com¨²n, tiene que empezar a elaborar ya sus propias ideas para la reconstrucci¨®n democr¨¢tica de Oriente Pr¨®ximo

"Las tropas brit¨¢nicas empezaron pronto a hacer comparaciones con sus luchas callejeras contra los grupos paramilitares de Irlanda del Norte. Fue una visi¨®n prof¨¦tica. Porque la ocupaci¨®n posterior de Irak fue como la de Irlanda del Norte, salvo que peor. La gran mayor¨ªa de los iraqu¨ªes se alegraron de haberse deshecho de Sadam Husein, pero no por ello recibieron de buen grado la Administraci¨®n colonial impuesta por Washington, encabezada por un general retirado y de la que formaba parte un ministro de Hacienda que hab¨ªa sido director de la CIA. Las fuerzas brit¨¢nicas se enorgullec¨ªan de ser m¨¢s sutiles que los estadounidenses a la hora de ganarse a una poblaci¨®n agitada, pero menospreciaron el grado de resentimiento hist¨®rico dirigido espec¨ªficamente contra Gran Breta?a, la antigua potencia colonial tanto en Irak como en Palestina".

"Un n¨²mero relativamente peque?o de paramilitares iraqu¨ªes y terroristas suicidas oblig¨® a las fuerzas de ocupaci¨®n angloamericanas a emplear t¨¢cticas que, transmitidas a todo el mundo ¨¢rabe a trav¨¦s de la cadena de televisi¨®n Al Yazira, recordaban a todos sus habitantes el comportamiento de los soldados israel¨ªes en la franja de Gaza y Cisjordania. Tampoco ayud¨® el hecho de que el virrey estadounidense en Irak, el general Jay Garner, concediera una amplia autonom¨ªa a los kurdos del norte del pa¨ªs, que hab¨ªan sido valiosos aliados de Estados Unidos en el frente septentrional de la campa?a militar contra Sadam y fueron el ¨²nico grupo en Irak que se mantuvo inequ¨ªvocamente proamericano durante la ocupaci¨®n".

"Los detractores de la guerra hab¨ªan predicho que engendrar¨ªa -en las l¨²gubres palabras del presidente egipcio Hosni Mubarak- cien nuevos Osama Bin Laden. Dichas predicciones no se cumplieron del todo. No obstante, tras la guerra, hubo nuevos atentados terroristas isl¨¢micos, sobre todo en Europa, cuya gran poblaci¨®n musulmana ofrec¨ªa un refugio excelente a Al Qaeda y otros grupos. La explosi¨®n de noviembre de 2003 en un centro comercial del centro de Londres, que mat¨® a 37 personas, fue uno de los incidentes m¨¢s horribles. Tambi¨¦n fue creciendo el descontento entre los musulmanes estadounidenses".

"A medida que aumentaban los costes humanos, pol¨ªticos y econ¨®micos de la ocupaci¨®n de Irak y la econom¨ªa estadounidense se sum¨ªa en una recesi¨®n cada vez m¨¢s profunda, en Estados Unidos se extendieron las cr¨ªticas al Gobierno de Bush. Los republicanos moderados coincid¨ªan con los dem¨®cratas, en privado, en que la Administraci¨®n hab¨ªa llevado al pa¨ªs a un laberinto sin salida en Oriente Pr¨®ximo, y, al mismo tiempo, hab¨ªa perdido el apoyo de muchos amigos del pa¨ªs en todo el mundo. Sobre todo en Europa. Incluso Gran Breta?a, el m¨¢s firme aliado de Estados Unidos, estaba indignada por la falta de avances serios en el mapa de carreteras para resolver el conflicto palestino-israel¨ª".

Cambio de rumbo

"Despu¨¦s de que George W. Bush perdiera por escasa diferencia las elecciones de noviembre de 2004 (ir¨®nicamente, despu¨¦s del recuento en Florida), el nuevo Gobierno se apresur¨® a cambiar de rumbo. En un intento de reparar las relaciones con el mundo ¨¢rabe y los europeos, retir¨® a sus tropas de Irak, entreg¨® el control del pa¨ªs a iraqu¨ªes y kurdos y empez¨® a ejercer verdaderas presiones sobre el Gobierno israel¨ª de Sharon para que volviera a sentarse en la mesa de negociaciones con los palestinos. Al esfuerzo del presidente Smith contribuyeron enormemente la muerte de Yasir Arafat y la llegada de una direcci¨®n palestina m¨¢s razonable. La Uni¨®n Europea, que hab¨ªa presionado para que se llevaran a cabo las negociaciones, tambi¨¦n ayud¨® mediante el empleo de su influencia econ¨®mica sobre los palestinos".

"Como consecuencia, en 2005 se alcanz¨®, por fin, un acuerdo que daba a los palestinos un Estado posible, de fronteras ligeramente m¨¢s generosas que las que hab¨ªa ofrecido el presidente Clinton en el a?o 2000. La franja de Gaza qued¨® conectada con Cisjordania, como ya hab¨ªa propuesto Clinton, a trav¨¦s de una autopista y una v¨ªa de ferrocarril de aires futuristas, sufragadas por los europeos y denominadas, en broma, el Eurostar. Al pacto se resistieron con violencia los combatientes de Ham¨¢s, en el lado palestino, y los colonos, en el bando israel¨ª. Hubo algunos incidentes espantosamente violentos que desembocaron en la huida a Israel de los colonos que se encontraban en las zonas asignadas a Palestina. Se erigi¨® una verja permanente entre los dos Estados; en algunas zonas de Jerusal¨¦n, se parec¨ªa al muro de Berl¨ªn. Se trataba de un proceso sangriento, injusto y arbitrario, pero, igual que en la antigua Yugoslavia, la separaci¨®n f¨ªsica acab¨® por ser un mal menor. Con el tiempo, y con una gran ayuda de la comunidad internacional, ambos lados empezaron a cooperar, cosa que les era necesaria para su supervivencia econ¨®mica".

"Desde su escondite, Osama Bin Laden (o alguien que afirmaba ser Osama Bin Laden) se vanaglori¨®: 'La heroica yihad que comenz¨® el 11 de septiembre de 2001 ha triunfado con el establecimiento de un Estado independiente para nuestros hermanos de Palestina y la retirada de las fuerzas infieles de Irak'. A primera vista, parec¨ªa una derrota aplastante de todo el grupo de estrategas pol¨ªticos estadounidenses, personificados especialmente en el vicesecretario de Defensa Paul Wolfowitz, que hab¨ªa afirmado que la invasi¨®n de Irak era el comienzo de una reordenaci¨®n democr¨¢tica de todo Oriente Pr¨®ximo. Nadie critic¨® con tanta energ¨ªa al presidente Smith como el ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. 'Neville Chamberlain' fue el calificativo m¨¢s amable que le atribuy¨®".

"Sin embargo, la historia siempre guarda m¨¢s sorpresas en la manga. Despu¨¦s de un periodo inicial de triunfalismo pan¨¢rabe, una nueva generaci¨®n de dirigentes y votantes ¨¢rabes comprendi¨® que hab¨ªa llegado su turno. Pod¨ªan permanecer en una situaci¨®n de retraso hist¨®rico o empezar a incorporarse al mundo moderno que de forma tan seductora les llamaba desde el otro lado de la frontera con Turqu¨ªa, ahora en la Uni¨®n Europea. A pesar de que hab¨ªa existido una feroz resistencia contra la ocupaci¨®n angloamericana, los intentos de ganarse al pueblo -las emisiones de Radio Oriente Pr¨®ximo Libre, las becas Fulbright para que j¨®venes ¨¢rabes fueran a estudiar a Occidente, las importaciones de pel¨ªculas, m¨²sica y revistas occidentales- hab¨ªan penetrado en la piel. Ahora que los palestinos viv¨ªan en un Estado viable, los pa¨ªses ¨¢rabes decidieron aceptar la presencia permanente del Estado de Israel. Una d¨¦cada despu¨¦s, eran los propios ¨¢rabes los que empezaban a reordenar Oriente Pr¨®ximo y convertirlo en un mosaico de democracias de consumo. Al final, la visi¨®n de Wolfowitz se hizo realidad, pero mediante una v¨ªa que no preve¨ªa ni deseaba".

El hecho de que este texto pueda servir como una historia optimista del futuro da idea del caos en el que nos encontramos. Desde luego, nunca se puede saber lo que pasar¨¢ hasta que no llegue el momento, pero hay dos hechos claros. Primero, una de las poqu¨ªsimas leyes universales de la historia es la ley de las consecuencias imprevistas. Al comenzar esta guerra, Bush y Blair han lanzado al aire grandes trozos del rompecabezas de la pol¨ªtica mundial, y tienen tan poca idea como nosotros de d¨®nde van a caer. Segundo, si Europa tiene algo de sentido com¨²n (cosa que permiten dudar los recientes acontecimientos), tiene que empezar a elaborar ya sus propias ideas para la reconstrucci¨®n democr¨¢tica de Oriente Pr¨®ximo, con el fin de prepararse para 2005.

Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia