Victimismo hip¨®crita
"La verdad, no me dijo que ¨¦l hubiera participado, pero s¨ª coment¨® que TVE no dio la mayor¨ªa de las cosas que se dijeron". Estas palabras son de Te¨®fila Mart¨ªnez (EL PA?S, 20-5-1993), que celebraba ufana la participaci¨®n de su hijo en el boicoteo de una conferencia de Felipe Gonz¨¢lez en la Universidad Aut¨®noma de Madrid unas semanas antes. Un correligionario de reconocido perfil centrista, Francisco ?lvarez Cascos, defendi¨® la algarada estudiantil: "La juventud espa?ola hace mucho tiempo que est¨¢ expresando con absoluta espontaneidad y sinceridad lo que piensa de la situaci¨®n pol¨ªtica y su principal responsable, que es el Gobierno" (Diario 16, 26-3-1993). La memoria es d¨¦bil, pero las hemerotecas son aut¨¦nticos templos de las contradicciones.
Eran otros tiempos, aquellos a?os de crispaci¨®n alentada por el PP en su af¨¢n de alcanzar la Moncloa. Entonces todo val¨ªa. ?stos son s¨®lo un par de ejemplos de un trienio negro en el que la leg¨ªtima lid democr¨¢tica se convirti¨® en una conquista del poder a cualquier precio. Hoy, las ca?as se han tornado lanzas. Y cuando la opini¨®n p¨²blica de forma pr¨¢cticamente un¨¢nime se ha pronunciado en contra del Gobierno de Aznar por copatrocinar una guerra injusta, ilegal e inmoral contra Irak, los mismos protagonistas de entonces se refugian ahora en conspiraciones judeo-mas¨®nicas, en la reedici¨®n del Frente Popular o en los fantasmas de miedo a la ruptura de Espa?a para difuminar el atronador clamor social.
La reacci¨®n popular, adem¨¢s, se magnifica como consecuencia del autoritarismo, la chuler¨ªa y el matonismo de que ha hecho gala la c¨²pula del PP, con su presidente y Javier Arenas al frente. Desde el p¨²lpito de la mayor¨ªa absoluta, se creen en posesi¨®n de la verdad y se resisten a o¨ªr la voz de la calle, como ocurri¨® con la LOU, la Ley de Calidad de la Educaci¨®n, el decretazo o la cat¨¢strofe del Prestige. El Gobierno tiene la legitimidad democr¨¢tica de las urnas, pero eso no supone un cheque en blanco para dar la espalda a la sociedad.
Ha sido la cr¨®nica de una guerra anunciada. La sociedad espa?ola se ha alzado contra la sinraz¨®n de esta intervenci¨®n militar, decidida muchos meses antes por George Bush y declarada de forma unilateral por Estados Unidos, Reino Unido y su grupo de palmeros cuando el presidente norteamericano no consigui¨® la coartada legal por parte de Naciones Unidas. Una intervenci¨®n militar que se concreta precisamente cuando el trabajo de los inspectores comenzaban a dar sus frutos y el r¨¦gimen iraqu¨ª facilitaba el desarme. Una invasi¨®n que traer¨¢ m¨¢s penurias a los hombres y las mujeres de Irak despu¨¦s de a?os de soportar la dictadura de Sadam Husein. En un principio, ¨¦sta era la guerra de Aznar, el ac¨®lito de las Azores. Hoy, ya es la guerra de todo el Partido Popular, de Arenas y de Te¨®fila Mart¨ªnez, de todos aquellos que por una mal entendida disciplina de partido la han respaldo con sus votos en el comit¨¦ nacional de su partido o en el Congreso de los Diputados. Esta falta de sensibilidad es la que est¨¢ provocando el continuo goteo de deserciones de cargos y militantes del PP en Andaluc¨ªa y en Espa?a.
Los socialistas, que hemos sufrido en nuestras carnes experiencias desagradables, no tenemos ninguna duda para condenar cuantas agresiones y hechos virulentos est¨¢n soportando los militantes del Partido Popular. Nuestra trayectoria nos avala en la lucha contra cualquier tipo de violencia. Dicho esto, no podemos admitir el victimismo hip¨®crita que pregonan a los cuatro vientos los dirigentes del PP. Es inadmisible querer erigirse en v¨ªctimas cuando se cuentan por cientos los muertos en la poblaci¨®n civil iraqu¨ª, sometida a los horrores de una guerra que ha puesto en evidencia la falacia de la intervenci¨®n quir¨²rgica defendida por la Administraci¨®n Bush.
El victimismo falso, el que se usa de estrategia para ocultar la realidad de las cosas, el que se alega ante la opini¨®n p¨²blica despreciando su inteligencia, el que se desparrama en momentos de necesidad cuando nada justifica en la realidad el apoyo exacerbado a una guerra injusta donde morir¨¢n miles de personas civiles de todas las edades, siempre surge por efecto de culpabilidades manifiestas. Es decir, conf¨ªan en que la v¨ªa del victimismo hip¨®crita que han emprendido despiste a la sociedad de un comportamiento belicista, arrogante, soberbio y en contra de la voluntad inmensamente mayoritaria de la ciudadan¨ªa, expresada de forma pac¨ªfica por millones de espa?oles en actos c¨ªvicos y manifestaciones multitudinarias que han recorrido en paz pidiendo la paz por todas las ciudades de nuestro pa¨ªs.
Los episodios lamentables protagonizados por un grupo de radicales (el propio Gobierno tiene en su mano su detenci¨®n) no pueden ocultar el ¨¦xito de la movilizaci¨®n social. Todo lo dem¨¢s son cortinas de humo tejidas por Aznar y Arenas, especialmente, con afirmaciones tendenciosas sobre la existencia no constatada de una mano negra que mueve a los ciudadanos como marionetas. ?Qu¨¦ poca sensibilidad democr¨¢tica! Es una cuesti¨®n de talante. A diferencia de los socialistas, la derecha se empe?a en criminalizar a la sociedad, de estigmatizar a todo el que discrepa, en un ejercicio de intolerancia preocupante. La incomprensi¨®n de los espa?oles est¨¢ basada en argumentos que no generan ning¨²n atisbo de reflexi¨®n en el monol¨ªtico y cesarista estilo que rige los designios del PP. Los populares son v¨ªctimas de su propia soberbia e incompetencia. Todo lo dem¨¢s es pura hipocres¨ªa.
Luis Pizarro Medina es secretario de Organizaci¨®n del PSOE de Andaluc¨ªa.
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