La liberalizaci¨®n agr¨ªcola no avanza
La OMC suma otro fracaso en su intento por lograr una apertura que viene aplaz¨¢ndose desde 1994
Los 145 miembros de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) acaban de anotarse un sonado fracaso. El rev¨¦s no ha sido tan estruendoso como el de la cumbre de Seattle de 1999, pero lo bastante ruidoso si se tiene en cuenta el momento en que se produce. En la reuni¨®n en Ginebra del lunes pasado, y tras m¨¢s de un a?o de negociaciones, los miembros de la organizaci¨®n fueron incapaces de acordar el borrador para la liberalizaci¨®n total de la agricultura, un paso que viene retras¨¢ndose desde hace m¨¢s de nueve a?os. Para muchos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, el fracaso es una mala se?al en un momento de debilidad, de guerra, de incertidumbre, en el que la econom¨ªa mundial necesita un impulso.
"Los ¨²nicos que pueden desbloquear esto son los poderosos, la UE y EE UU"
La OMC se hab¨ªa fijado el objetivo de cerrar un acuerdo para desmantelar todos los sistemas de ayudas y barreras del sector agr¨ªcola en la cumbre de Doha (Qatar) de finales de 2002. All¨ª, con muchas dificultades pero con la necesidad de dar un mensaje de optimismo y cohesi¨®n en plena guerra de Afganist¨¢n, la organizaci¨®n lanz¨® la octava ronda de negociaciones para la liberalizaci¨®n del comercio mundial.
La ronda previa, la de Uruguay, que se prolong¨® desde 1986 hasta 1994, hab¨ªa dejado pendientes dos temas clave: la agricultura y los servicios. Ahora, miembros de distintas delegaciones dentro de la OMC afirman que si el tema de la agricultura no se resuelve de una vez, la organizaci¨®n habr¨¢ perdido toda su credibilidad, independientemente de la que tenga, y seg¨²n para qui¨¦n. La apertura del sector de la agricultura no puede demorarse m¨¢s. Ahora la OMC tiene hasta la cumbre de Canc¨²n de septiembre para alcanzar un pacto si es que quieren cumplir con lo acordado en Doha, que es liberalizaci¨®n total de la agricultura y los servicios para el 1 de enero de 2005.
El presidente del grupo que negocia sobre agricultura en la OMC, Stuart Harbinson, calific¨® de "muy grave" el hecho de que no se hubiese acordado nada. El incumplimiento, adem¨¢s, se suma a otros tres anteriores relacionados con el acceso de los pa¨ªses pobres a los medicamentos para combatir enfermedades infecciosas (como la pandemia del sida en ?frica), el trato diferenciado para los pa¨ªses en desarrollo y la puesta en marcha de medidas pendientes desde la Ronda Uruguay, que deber¨ªan haberse resuelto ya el a?o pasado.
El borrador del acuerdo de Harbinson, hecho despu¨¦s de escuchar a todas las partes durante meses, propon¨ªa la total eliminaci¨®n de las subvenciones a la exportaci¨®n en nueve a?os, una reducci¨®n media de aranceles de entre el 40% y el 60%, seg¨²n sean m¨¢s o menos altos, en un periodo de cinco a?os y la disminuci¨®n de las ayudas dom¨¦sticas (tema que afecta especialmente a Espa?a) en un 50%, tambi¨¦n en cinco a?os. En este ¨²ltimo punto se propon¨ªa adem¨¢s un trato preferencial para los peque?os pa¨ªses en desarrollo.
No hubo una sola de las partes que no criticara el borrador. El grupo Cairns, que aglutina a los grandes productores agropecuarios (Australia, Argentina, Canad¨¢, etc.), cree que el texto est¨¢ muy lejos de forzar una verdadera apertura del sector. El embajador argentino ante la OMC, Alfredo Chiaradia, se?al¨® que el mayor problema es de "acceso a mercados" (barreras arancelarias), que es donde m¨¢s dificultades ponen tanto europeos y japoneses como EE UU. "Los ¨²nicos que pueden desbloquear esta negociaci¨®n son los poderosos, la UE y EE UU, no nosotros. Esto es as¨ª de claro", dijo Chiaradia.
La UE, por contra, considera que el borrador va muy lejos y que es desigual en la exigencia de sacrificios. Los Quince, adem¨¢s, est¨¢n embarcados en su propia reforma de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC). De hecho, fuentes de la OMC esperan que el pacto que logren los Quince sobre la PAC para finales de junio sirva para impulsar el acuerdo en la liberalizaci¨®n del sector a escala mundial. Pero hasta entonces, la UE mantiene su oferta, que es la de reducir un 36% los aranceles que se aplican en la actualidad a los productos agr¨ªcolas y rebajar en una media del 45% las subvenciones a las exportaciones. Los Quince aceptan disminuir en m¨¢s de la mitad (un 55%) las ayudas internas a la agricultura con la condici¨®n de que la carga sea igualmente repartida por el resto de pa¨ªses industrializados, en especial EE UU y Jap¨®n.
Bruselas, que no duda en disparar hacia todos los flancos, recuerda tambi¨¦n que EE UU alienta la liberalizaci¨®n mientras que de la manga se saca cr¨¦ditos para sus exportadores que les permiten vender en condiciones m¨¢s favorables que las del mercado o bien env¨ªos de ayuda alimentaria que EE UU utiliza como pretexto para deshacerse de excedentes de producci¨®n y subvencionar a sus productores, seg¨²n fuentes de la OMC.
En medio del duro enfrentamiento que sostienen las potencias econ¨®micas del mundo, muchos pa¨ªses en desarrollo intentan mantener la protecci¨®n sobre los productos que consideran estrat¨¦gicos desde el punto de vista de la seguridad alimentaria o el desarrollo rural o el alivio de la pobreza y quieren reservarse el derecho de seleccionar ellos mismos esos productos. Los pa¨ªses del llamado grupo ACP (m¨¢s de setenta de ?frica, Caribe y el Pac¨ªfico) temen, adem¨¢s, que un desarme arancelario indiscriminado erosione las preferencias arancelarias de que gozan ahora en el mercado europeo frente a otros pa¨ªses en desarrollo y reclaman compensaciones para paliarlas.
El economista jefe del Banco Mundial, Nicholas Stern, lament¨® que los pa¨ªses de la OMC no hubieran alcanzado para la liberalizaci¨®n del sector agr¨ªcola antes del 31 de marzo. Stern declar¨® que "los pa¨ªses ricos tienen que demostrar su compromiso para promover un sistema comercial abierto que beneficie a las poblaciones pobres en los pa¨ªses en desarrollo". Stern cit¨® el ejemplo de las subvenciones de 3.900 millones de d¨®lares (3.600 millones de euros) concedidas el pasado a?o por EE UU a sus productores de algod¨®n, lo que triplica el total de la ayuda estadounidense a ?frica. Esto ha hecho caer el precio del algod¨®n en el mundo, reduciendo los ingresos de los agricultores de ?frica Occidental, Asia central y del sur y en todos los pa¨ªses pobres, seg¨²n el economista. "Lo mismo se puede extrapolar a las subvenciones concedidas por la UE a los productores de az¨²car", dijo Stern.
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