Bodas de oro de la ABAO
La Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera (ABAO) ha situado la ¨®pera vasca Zigor, del compositor donostiarra fallecido el pasado a?o Francisco Escudero, en el centro de las celebraciones de su cincuentenario. La elecci¨®n es acertada. Zigor fue un encargo de la propia asociaci¨®n en 1957, aunque su estreno en versi¨®n de concierto se demor¨® hasta 1967. Entonces, y en las reposiciones posteriores en diferentes lugares hasta 1984, fue un ¨¦xito. Ahora se revalida.
Por varias razones. La primera de ellas es la propia m¨²sica: mel¨®dica, grata, con oficio detr¨¢s. La segunda, el factor interpretativo con dos puntos de referencia en las direcciones musical y esc¨¦nica. El reparto vocal se daba por descontado que iba a funcionar con soltura, y as¨ª fue a pesar de los obst¨¢culos del euskera para algunos cantantes. La ABAO aprovech¨® la circunstancia para, al final de la representaci¨®n, otorgar la cuarta medalla de oro y brillantes de su historia.
Zigor
De Francisco Escudero. Orquesta Sinf¨®nica de Bilbao. Director musical: Antonello Allemandi. Director de escena: Emilio Sagi. Escenograf¨ªa: Lloren? Corbella. Vestuario: ?ngela Arregui. Con Ignacio Encinas, Ana Mar¨ªa S¨¢nchez, Pavlo Hunka, Christopher Robertson, Alfonso Echeverr¨ªa y Maite Arruabarrena, entre otros. 50 a?os de la ABAO. Palacio Euskalduna. Bilbao, 5 de abril.
Las tres anteriores hab¨ªan correspondido a cantantes de diferentes cuerdas: un tenor, Alfredo Kraus; una soprano, Mirella Freni, y un bar¨ªtono, Ettore Bastianini. Al distinguido en el cincuentenario, el maestro concertador y director Antonello Allemandi, le sobran m¨¦ritos: 25 t¨ªtulos diferentes, 76 funciones de ¨®pera, de momento, en Bilbao. Pero por si alg¨²n despistado no se hab¨ªa dado cuenta de su categor¨ªa art¨ªstica, hizo una versi¨®n orquestal de Zigor de las de quitarse el sombrero (en este caso la txapela), con una concentraci¨®n y una continuidad de la tensi¨®n dram¨¢tica impecables, lo que desemboc¨® en una prestaci¨®n admirable en todas sus l¨ªneas de la Sinf¨®nica de Bilbao.
La segunda baza de la ABAO era el encargo de la direcci¨®n teatral a Emilio Sagi. No defraud¨®. Supo situar la representaci¨®n en una perspectiva universal, alej¨¢ndola de un folclorismo elemental; se movi¨® con equilibrio entre la ¨¦pica y el simbolismo, entre la narrativa y la enso?aci¨®n, o, si prefiere, entre la racionalidad y el subsconciente; y dio con un tratamiento espacial espectacular por medio de una campa inclinada de gran profundidad de campo, en la que despleg¨® desde desordenadas sillas blancas para el remordimiento hasta geom¨¦tricos ¨¢rboles para evidenciar una relaci¨®n permanente con la naturaleza. Fue, precisamente, en esa campa donde tuvo lugar una estilizada y evocadora romer¨ªa que se erigi¨®, por muchos motivos, en el coraz¨®n de la representaci¨®n.
Cant¨® bien, muy bien, con lirismo y calor, Ana Mar¨ªa S¨¢nchez. Tuvo empuje Ignacio Encinas, desprendi¨® seguridad en todo momento Alfonso Echeverr¨ªa y se mostr¨® en un momento de forma feliz, tanto teatral como vocalmente, Maite Arruabarrena.
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