Posibles da?os colaterales de las encuestas
Hace unos d¨ªas, el Parlament de Catalunya tom¨® en consideraci¨®n la proposici¨®n de ley presentada por el diputado Joan Ridao, de Esequerra Republicana, para que el Instituto de Estad¨ªstica de Catalu?a (Idescat) asuma las competencias de sondeos y encuestas electorales que estaban expresamente prohibidas por la Ley de Estad¨ªstica de Catalu?a del a?o 1998. Sin duda, esta propuesta est¨¢ cargada de buena fe, pero es preocupante para el futuro de la estad¨ªstica en Catalu?a. O dicho de forma sencilla, es posible que se intente arreglar un problema a base de crear otro de mayor envergadura.
Pero, ?cu¨¢l es el problema que se intenta arreglar? La consabida, y suficientemente explicada en El PA?S, crisis de confianza de los partidos de la oposici¨®n con respecto al modo en que el Ejecutivo catal¨¢n ha gestionado los sondeos de opini¨®n en los ¨²ltimos a?os. No dispongo de los elementos objetivos para poder juzgar el fundamento de esta crisis de confianza, pero lo que es indudable es que alguna cosa se ha hecho mal -el propio Gobierno lo ha admitido- para que en este momento se debata sobre la cuesti¨®n.
Atribuir la gesti¨®n de los sondeos al Idescat equivale a situarlo en el ojo del hurac¨¢n pol¨ªtico
Como es un asunto que se encuentra en investigaci¨®n parlamentaria, y teniendo en cuenta el rifirrafe entre los partidos pol¨ªticos, no voy a entrar. Adem¨¢s, como dice el dicho popular, agua pasada no mueve molino. Desde mi punto de vista, el asunto crucial son las decisiones que vamos a tomar con vistas al futuro.
Centr¨¦monos, pues, en la propuesta del diputado Joan Ridao, cuyo razonamiento l¨®gico es el siguiente: como la gesti¨®n de las encuestas electorales se ha hecho con falta de rigor y profesionalidad, y esta cuesti¨®n no tiene suficiente entidad para crear un organismo espec¨ªfico (como el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas -CIS-), debe asignarse esa competencia a un organismo estad¨ªstico que se perciba como m¨¢s riguroso y profesional: el Idescat.
Este argumento es correcto, a mi entender, tanto en lo que se refiere a las capacidades del Idescat como a que no se justifica la existencia de un CIS catal¨¢n. Ahora bien, parte de una hip¨®tesis err¨®nea. No es cierto que una mala administraci¨®n de las encuestas sea lo que estropee las encuestas electorales (a veces puede pasar, pero normalmente es la excepci¨®n). Es justamente lo contrario. Por su alto impacto pol¨ªtico y por la importancia que les concede la clase pol¨ªtica, los sondeos electorales pueden terminar destrozando cualquier organismo que las gestione. La experiencia del CIS es un buen ejemplo. Siempre, gobierne quien gobierne, el CIS ha estado en el ojo del hurac¨¢n y se ha cuestionado la profesionalidad y el rigor de su actuaci¨®n.
Por esta raz¨®n, si otorgamos la competencia de los sondeos al Idescat, pondremos a este organismo en el ojo del hurac¨¢n y correremos el riesgo de que se politice excesivamente su gesti¨®n. Adem¨¢s, el coste de dedicaci¨®n (dado el impacto pol¨ªtico y medi¨¢tico de las encuestas electorales) condicionar¨¢ las prioridades de atenci¨®n de los directivos del Idescat, que pasar¨¢n de intentar impulsar el desarrollo de la estad¨ªstica de Catalu?a, como se est¨¢ haciendo ahora, a centrarse en los sondeos y las encuestas electorales. Y al final podr¨ªamos encontrarnos con que no hemos solucionado el problema de las encuestas electorales y que, en cambio, hemos perjudicado la estad¨ªstica p¨²blica del pa¨ªs.
Lament¨¢ndolo mucho, el trabajo del Idescat es mucho m¨¢s importante para Catalu?a que los sondeos electorales, que son muy necesarios para la clase pol¨ªtica pero bastante menos para laplanificaci¨®n racional de las inversiones y de los servicios p¨²blicos y privados. Las distintas administraciones p¨²blicas, las empresas, las ONG, los sindicatos y otras organizaciones basan muchas de sus decisiones a corto, medio y largo plazo en la informaci¨®n estad¨ªstica del Idescat y organismos estad¨ªsticos similares.
Ni que decir tiene, adem¨¢s, que el trabajo del Idescat en el ¨¢mbito de las Ciencias Sociales es muy importante para los investigadores. Y hay que tener en cuenta tambi¨¦n que la producci¨®n estad¨ªstica de Catalu?a es a¨²n pobre, considerando las necesidades de una sociedad y una econom¨ªa moderna, como para complicarle m¨¢s las cosas a este organismo clave.
Para concluir, deseo elevar una petici¨®n a los diputados del Parlament de Catalunya. La transferencia de la competencia de los sondeos y las encuestas electorales al Idescat es una bienintencionada pero p¨¦sima soluci¨®n. Por ello, y por el inter¨¦s general del pa¨ªs, les pido que no subordinen la estad¨ªstica de Catalu?a, ahora que empieza a superar su d¨¦ficit hist¨®rico, al problema pol¨ªtico, y envenenado, de las encuestas electorales. Esta era la intenci¨®n de la prohibici¨®n expresa de la ley vigente y creo que se ha de preservar.
Al foll¨®n de los sondeos electorales tenemos que encontrarle otra soluci¨®n que no cree da?os colaterales a otros servicios p¨²blicos tanto o m¨¢s importantes y que, mal que bien, funcionan. Para buscar una soluci¨®n viable debemos comprender que el problema no es de qu¨¦ organismo de la Administraci¨®n dependan los sondeos, la soluci¨®n pasa por la autolimitaci¨®n de la acci¨®n pol¨ªtica en este terreno. Claro est¨¢ que esta soluci¨®n no es f¨¢cil de llevar a cabo, pero es el ¨²nico camino realmente eficaz.
Enric Colet es profesor de ESADE.
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