El otro capitalismo
Un conocido profesor de la Universidad de Yale cree haber encontrado la f¨®rmula para unir capitalismo y socialismo en pocas horas. Este profesor de Econom¨ªa, Robert J. Shiller, logr¨® la fama hace tres a?os con Exuberancia irracional, un libro sobre la ficticia euforia burs¨¢til que amenazaba a la econom¨ªa real. Ahora, de nuevo, con The New Financial Order (Princeton University), alerta sobre la conveniencia de aminorar los males del sistema capitalista a trav¨¦s de una ingeniosa f¨®rmula de seguridad social privada o la pragm¨¢tica de la solidaridad ideal.
Efectivamente, la esencia de este volumen de 366 p¨¢ginas se corresponde con una l¨ªrica de la interdependencia humana. Vivir sin el pr¨®jimo, habitar sin el otro, prosperar en solitario, s¨®lo conduce a la ruina, piensa Shiller. Si los grandes pa¨ªses que aspiren a la grandeza no pueden olvidarse del multiculturalismo y la cooperaci¨®n, todav¨ªa menos podr¨¢n hacerlo los peque?os. Argentina se encuentra en la actualidad sufriendo una grave crisis econ¨®mica mientras Corea del Sur goza de una buena situaci¨®n; si ambas naciones hubieran suscrito un contrato de seguro mutuo, el bien de uno paliar¨ªa el mal del otro en este periodo y a lo largo de sus diferentes vicisitudes. De igual manera, las personas podr¨ªan agruparse bajo unas coberturas que las ayudar¨ªan a mitigar los efectos de un descenso en remuneraciones sectoriales, en la p¨¦rdida del valor de la vivienda, de sus tiempos de enfermedad, etc¨¦tera. El juego entre unos y otros podr¨ªa extenderse a sujetos de profesiones distintas, de pa¨ªses distantes, de edades diferentes.
?Pensiones fijas para los jubilados? El pensionista cobrar¨ªa tambi¨¦n m¨¢s o menos cada a?o de acuerdo al nivel general de salarios y no, como ahora, de manera independiente al resto de la sociedad. Definitivamente, en todos los casos, los sujetos de la econom¨ªa, individuos, empresas, naciones, tender¨ªan a coaligarse y seguir el modelo universal del seguro mutuo. Como consecuencia, a la desamparada "sociedad del riesgo"que defini¨® Ulrich Beck, se opondr¨ªa un mundo global trabado por interprestaciones sucesivas. Dos o m¨¢s sujetos podr¨ªan suscribir un seguro de salud y de vida com¨²n pagando en proporci¨®n directa al buen trance por el que cruza su vida. Esto que requerir¨ªa diagn¨®sticos m¨¦dicos, informes psicol¨®gicos, conocimiento privados. Abocar¨ªa, efectivamente, a notables p¨¦rdidas de intimidad, pero cada vez m¨¢s la privacidad se revela en nuestros d¨ªas como un bien anacr¨®nico o en regresi¨®n constante. Al todo es sexo de los a?os sesenta ha seguido el todo es p¨²blico (transparente) de esta d¨¦cada. Ante el incremento de las vigilancias, videovigilancias y registros, la preservaci¨®n de la intimidad empieza a mostrarse como un lujo. De hecho, al creciente requerimiento de seguridad corresponde una a mayor indagaci¨®n policial y, en las tesis de Shiller, a soportar, mediante la cobertura mutua, los tufos del vecino.
Nuestra salud, en fin, se ligar¨¢ a la salud ajena y nuestra capacidad de pago a los ascensos del coaligado. Parad¨®jicamente, cuando se marchaba en la direcci¨®n de vivir solo, adquirir productos customizados, so?ar con la excepcionalidad, llega la crisis econ¨®mica. Y la crisis arrastra hacia esta aglomeraci¨®n defensiva: lleva a la manifestaci¨®n masiva frente a la guerra, a la vacuna en serie contra la epidemia, a la asociaci¨®n frente al rev¨¦s, la reuni¨®n de las diferentes circunstancias para hacer m¨¢s llevadera la adversidad.
El miedo, en fin, planea sobre la sociedad de tal manera que logra colectivizarse y a reclamar, en consecuencia, un tratamiento especializado. Un nuevo tratamiento que incluye tambi¨¦n la necesidad de un nuevo orden financiero, seg¨²n Robert J. Shiller. De modo que, en su manifiesto, s¨®lo podremos aliviar la toxicidad del mal si nos agrupamos y ¨²nicamente alcanzaremos a garantizarnos la m¨¢s frecuente degustaci¨®n del bien si logramos que circule y se distribuya. ?Una utop¨ªa del capitalismo a estas alturas? Pero ?de qui¨¦n iba a provenir? El sistema capitalista no s¨®lo es hoy el que es; es tambi¨¦n, indefectiblemente, "el otro".
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