Lecciones de higiene mental
El fil¨®sofo franc¨¦s Alain, seud¨®nimo de ?mile Auguste Chartier (1868-1951), fue un pensador original y sumamente independiente. Como profesor de instituto (en el c¨¦lebre Lyc¨¦e Henri-IV, de Par¨ªs), reneg¨® de laureles aunque fue muy conocido por el p¨²blico, ya que demostr¨® ser un excelente periodista y un experto comunicador. Su figura es escasamente conocida en Espa?a, a pesar de la gran influencia que ejerci¨® sobre varias generaciones de intelectuales franceses del siglo XX: Simone Weil, Andr¨¦ Maurois o Albert Camus, por ejemplo.
Su producci¨®n literaria fue sorprendente: desde 1906, a?o en que comenz¨® su actividad ensay¨ªstica, y hasta el final de su vida, public¨® m¨¢s de 5.000 propos o "charlas", esto es, breves comentarios sobre las m¨¢s diversas materias que aparec¨ªan peri¨®dicamente en diarios y revistas. Pero, adem¨¢s, dej¨® unos veinte libros de car¨¢cter m¨¢s estrictamente filos¨®fico.
MIRA A LO LEJOS
Alain
Edici¨®n y traducci¨®n de Emilio Manzano
RBA Libros. Barcelona, 2003
256 p¨¢ginas. 17 euros
La editorial Losada ha publicado recientemente Charlas sobre educaci¨®n y Pedagog¨ªa infantil, un excelente volumen compuesto por los propos en que Alain explicaba sus ideas acerca de la educaci¨®n, y entre ellas su principio b¨¢sico: "Bastar¨ªa con ense?ar geometr¨ªa y poes¨ªa". Un libro que deber¨ªa convertirse en materia obligatoria para cuantos discuten est¨¦rilmente en Espa?a sobre reformas o "retrocesos" educativos a fin de que comprendieran lo esencial del asunto.
En 1925 apareci¨® en Francia un volumen que habr¨ªa de convertirse en legendario: Propos sur le Bonheur, 93 comentarios en torno a la felicidad. Alianza Editorial public¨® una traducci¨®n castellana de la obra completa en 1966 (Sobre la felicidad), hoy descatalogada; as¨ª que este Mira a lo lejos no contiene nada "in¨¦dito", como reza la solapa. Lo que sorprende es por qu¨¦ en vez de los 93 textos originales, todos de corta extensi¨®n, se nos presenta s¨®lo una "selecci¨®n" de 66. Con todo, la edici¨®n es preciosa y la traducci¨®n de Emilio Manzano, fiel y clara, lo que convierte la lectura en un goce.
?Y qu¨¦ cuenta Alain sobre la felicidad? Pues, muy en la l¨ªnea de Marco Aurelio, Schopenhauer o Bertrand Russell, poco nuevo, pero sustancioso. Como estos grandes pensadores que tanto se preocuparon de ense?ar a los dem¨¢s c¨®mo pod¨ªan ser siquiera algo felices en este "valle de l¨¢grimas", tambi¨¦n el fil¨®sofo franc¨¦s se esmer¨® por divulgar entre su p¨²blico unos cuantos h¨¢bitos bien sencillos e incluso conocidos pero escasamente practicados de higiene mental. Con una mente aireada y aligerada de pensamientos negativos, culpables principalmente de nuestra infelicidad bajo circunstancias externas normales, cabe enfrentarse a la vida cotidiana con un poco m¨¢s de fe o, como se dir¨ªa actualmente, con una buena carga de "energ¨ªa positiva".
Se trata, pues, de reflexiones muy amenas dirigidas a la autoayuda, encaminadas a indagar las verdaderas causas de nuestros males con vistas al mantenimiento diario de la salud mental, acosada por tantas vaguedades, miedos y visiones que la amordazan y le restan eficacia en el vivir optimista.
As¨ª, Alain recomienda tanto
un poco de gimnasia f¨ªsica como de variada gimnasia mental. Junto a lo m¨¢s b¨¢sico: aire, sol, luz, introducir el sue?o y el descanso a tiempo o alimentarse racionalmente, tambi¨¦n menciona otros h¨¢bitos muy saludables para combatir los fantasmas del pasado y los miedos futuros, por ejemplo, recurrir a peque?as artima?as como encogerse de hombros cuando nos asalten pensamientos abrumadores, bostezar, estirarse o saltar con agilidad desde un pensamiento desagradable a otro que no lo sea tanto. La pr¨¢ctica de la cortes¨ªa es igualmente una costumbre que debe ejercitarse en cualquier momento, harto eficaz para liberarnos de esos ataques de fanatismo que en ocasiones nos inducen a proclamar con enfado opiniones poco ponderadas y que s¨®lo cosechan acritud.
Pero lo mejor del libro es, acaso, esa idea b¨¢sica muy bien captada en el t¨ªtulo: que debemos aprender a mirar m¨¢s all¨¢ de nuestras narices. De su falta de pr¨¢ctica provienen la mayor¨ªa de nuestras infelicidades: ese no ver ni observar a los dem¨¢s y ese ver un horizonte en el que siempre se pone el sol. Nada mejor que este ant¨ªdoto contra el sufrimiento de la mente encajonada y la depresi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.