Cien a?os del rey del suspense
Cornell Woolrich comenz¨® a publicar sus novelas y relatos de misterio en 1934, pero hasta el a?o 1942 no utiliz¨® el nombre de William Irish: fue con su legendaria La mujer fantasma. Se le conoci¨® con el sobrenombre de El Rey del Suspense y ciertamente lo fue, el mejor escritor de suspense que ha habido nunca. Es autor de relatos y novelas maestras tales como No quisiera estar en tus zapatos, Lo que la noche revela, La novia vest¨ªa de negro, Marihuana o Me cas¨¦ con un muerto, entre otras muchas. Era un hombre retra¨ªdo, solitario, afectado de una relaci¨®n amor-odio con su madre, que acab¨® viviendo en un hotel sus ¨²ltimos a?os, alcoholizado, c¨¦lebre y hura?o. Naci¨® en 1903 y muri¨® en 1968.
LA VENTANA INDISCRETA
Cornell Woolrich
Traducci¨®n de Jacinto Le¨®n
Espasa Calpe. Madrid, 2003
268 p¨¢ginas. 11,50 euros
Bien podr¨ªamos decir que el punto de intersecci¨®n entre la novela policiaca y el thriller es la obra de William Irish. En ella encontramos la cl¨¢sica tradici¨®n de lo que se conoce como novela-problema perfectamente integrada en los espacios cotidianos, s¨®rdidos y crueles de las calles de la ciudad. El modo de operar de Irish se apoya en unos puntos bien definidos. El primero de ellos fue la ingeniosa decisi¨®n de colocarse en el lugar de la v¨ªctima; buena parte de sus narraciones est¨¢n contadas desde el punto de vista de la v¨ªctima y ah¨ª es donde sustenta la eficiencia de la intriga. El segundo es el tiempo, empleado de dos maneras diferentes: de acuerdo con la ansiedad interna de la v¨ªctima, de una parte, y como elemento exterior a ella en forma de amenaza (el tiempo se acaba), de la otra. El tercer punto de apoyo es decisivo: el uso del azar como motor de la historia. Los personajes de Irish, personajes corrientes, gente de la masa an¨®nima de la ciudad, son v¨ªctimas de un azar; nada en su vida les hace merecedores de lo que les ocurre sino que se encuentran a merced de una situaci¨®n azarosa que da un vuelco a su existencia y la amenaza decisivamente; son v¨ªctimas vulgares y an¨®nimas, v¨ªctimas de una situaci¨®n l¨ªmite cuya linde traspasan por obnubilaci¨®n, credulidad, ingenuidad, inconsciencia o necesidad imperiosa. No son gente importante, a veces son polic¨ªas, otras profesionales de medio pelo, otras parados o gente reducida a la miseria por la Gran Depresi¨®n..., hay corruptos, tipos codiciosos, g¨¢nsteres y traficantes, pero en su mayor parte son buena gente alcanzada por el temblor de la desgracia, por estar en el peor momento donde no ten¨ªan que haber estado, por "pasar por all¨ª" o permanecer desvelados mientras los dem¨¢s duermen...
Tras el azar hay una concepci¨®n
fat¨ªdica del mundo que pertenece al propio Irish y a sus angustias y dolores terrenos. Es la concepci¨®n de la existencia como un Absoluto, donde vivir consiste en no ser visto por el ojo de la Desgracia, que destruye absolutamente. Ese ojo selecciona caprichosa y desapasionadamente a sus v¨ªctimas; la pasi¨®n aparece cuando la v¨ªctima es alcanzada y trata de escapar a su destino. Se dir¨ªa que el mundo es una caravana de peque?os hombres y mujeres que atraviesa un territorio llamado la vida y que, de cuando en cuando, son agredidos por una amenaza exterior que, como un monstruo surgido de la nada, atrapa a uno de ellos y se lo lleva con ¨¦l para devorarlo en su guarida, lejos de los dem¨¢s. Probablemente, la neurosis, la soledad, el amor malamente correspondido, el peso de la madre... est¨¢n detr¨¢s de este escenario, pero tambi¨¦n lo est¨¢ la Am¨¦rica de la Gran Depresi¨®n y sus secuelas, pues en los relatos de Irish no hay s¨®lo una intriga impactante sino unas historias perfectamente encajadas en la sociedad de la que surgen.
Pero ?cu¨¢l es el secreto de esa incre¨ªble tensi¨®n que es capaz de generar en el lector? Antes lo he insinuado; en primer lugar, la b¨²squeda de la complicidad con la v¨ªctima, que alcanza al lector invariablemente. La segunda... la segunda es una escritura prodigiosa en su emocionalidad expresiva, emoci¨®n que se sustenta en el transcurso del tiempo, lo mide el ritmo de esa escritura y el tiempo es el tiempo que se agota, la espada que pende sobre las cabezas de sus desdichados o afortunados h¨¦roes an¨®nimos.
La ventana indiscreta es el m¨¢s famoso y perfecto de los relatos que contiene este volumen. En conjunto es una selecci¨®n correcta y equilibrada que, al ser volumen ¨²nico, debi¨® buscar piezas mejores, porque no es f¨¢cil encontrar hoy sus obras maestras. Pero est¨¢ Irish en estado puro: desde el suspense admirable de La ventana -comparen con Hitchcock y ver¨¢n dos personalidades- hasta el azar de El pendiente, la ansiedad de Proyecto de asesinato, el tiempo enemigo de Coca¨ªna o la intriga jovial y bien medida de La Libertad iluminando a la muerte.
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