Un hielo celeste
Pedro Casariego C¨®rdoba (Madrid, 1955-1993), Pe Cas Cor como le gustaba firmar, ten¨ªa 20 a?os cuando en 1975 reuni¨® con el t¨ªtulo de Poemas Apaisados del Caballero Inmaduro sus primeros 300 poemas (no incluidos en el libro que comentamos), y dej¨® de escribir poes¨ªa en 1986, con 31 a?os, excepto un poema manuscrito fechado en 1987 dedicado a una de sus sobrinas. Desde entonces se limita a la redacci¨®n de peque?os cuadernos ilustrados, hasta que en 1990 abandona la escritura, dedic¨¢ndose a la creaci¨®n de una obra pict¨®rica igualmente personal e independiente. El 6 de enero de 1993 termina Pernambuco, el elefante blanco, un cuento ilustrado para su hija Julieta, y dos d¨ªas m¨¢s tarde, como dice la ¨²ltima l¨ªnea de su biograf¨ªa, "se suicida exponiendo su cuerpo al paso de un tren en Aravaca". No es banal se?alar tales circunstancias, a riesgo de agrandar la losa del escritor m¨ªtico y maldito, pues esos a?os en los que desarroll¨® su actividad po¨¦tica, quiz¨¢ son los m¨¢s originalmente productivos de la historia reciente de la poes¨ªa espa?ola. Diez a?os despu¨¦s de su muerte, tenemos el privilegio gozoso de acceder a estos Poemas encadenados (1977-1987), que ordenan y unifican lo que puede considerarse casi su poes¨ªa completa: 6 libros acabados m¨¢s 43 Poemas sueltos escritos entre 1979 y 1987.
POEMAS ENCADENADOS (1977-1987)
Pedro Casariego C¨®rdoba
Pr¨®logo de ?ngel Gonz¨¢lez
Introducci¨®n de Esther Ram¨®n
Ep¨ªlogo de Pedro Casariego H.-Vaquero
Seix Barral. Barcelona, 2003
539 p¨¢ginas. 21 euros
Una obra dispersa e inencontrable que, alentada por el drama interior del artista en el mundo que le toc¨® vivir, cre¨® una escritura que supo poner de manifiesto ese di¨¢logo infinito entre imaginaci¨®n y realidad que era la vida en la mente de Pe Cas Cor. Basta mirar los t¨ªtulos de sus libros y sus poemas para advertir que nos encontramos ante un poeta diferente, raro frente a sus contempor¨¢neos. Su poes¨ªa se ha calificado de cr¨ªptica y dif¨ªcil, cuando no es m¨¢s que un juego nacido de "la semilla de la insatisfacci¨®n", de un mundo enrevesado y ca¨®tico cuyo final es el fracaso, cuya fuerza experimental hace del poema un ejercicio de actitud. Deshace pacatas concepciones de g¨¦nero con la coherencia de una escritura acabada que define su humanidad, que salva con decisi¨®n la prueba del tiempo. Crea su propio sistema po¨¦tico: simb¨®lico y visionario, nada conservador ni ret¨®rico, melanc¨®lico y tr¨¢gico, ¨¦pico y humor¨ªstico al tiempo, capaz de romper los l¨ªmites de la imagen, las pautas de representaci¨®n de las palabras y de la identidad de un sujeto fragmentado, dividido, repetido y hasta negado. Su lenguaje es una especie privada, un preciso estado interior que construye su escenograf¨ªa detallada en lo exterior y cotidiano.
Poemas encadenados nos
permite regresar a una escritura casi narrativamente novelesca, a una acci¨®n que no se detiene, a un desorden calculado donde a lo exterior se suma el car¨¢cter individual del destino, su ¨¢spera y extra?a belleza. Sus seis libros son un "himno hechicero" de la destrucci¨®n y la recreaci¨®n, la vida como un escenario m¨¢gico y sobrenatural sembrado de personajes y genealog¨ªas vinculados entre s¨ª por "una palabra que mira". Una historia a la vez diferente y contradictoria, como una piedra solar que polariza la luz y descubre un sol interior oculto e intenso. Los Poemas sueltos muestran de manera m¨¢s confesional y dolorosa las obsesiones, creencias y mitolog¨ªas personales entregadas al miedo y la desesperaci¨®n. Las figuras de Dios (el poema T¨² mi Dios es decisivo) y de la madre parecen dar rostro a una realidad oscura y temible que, entre el escepticismo y la fe, buscan lo trascendente y quim¨¦rico frente al desamparo: "Tu belleza es un bosque / y cuando hablamos de ella / nuestras palabras lo talan sin querer". Poemas que nacen de la lucha por circunscribir en palabras un sue?o de "sangre sabia".
Como afirm¨® Wordsworth, "todo escritor extraordinario y original debe crear el gusto mediante el cual ser¨¢ saboreado". Pe Cas Cor cre¨ªa en aquellos que escriben leyendo, en quienes, como artistas interiores, son los que realmente crean. Este libro de belleza extraviada y desbordante exige del lector la misma emoci¨®n extrema y la agilidad mental suficiente para descubrir las operaciones que tienen lugar en la mente del lenguaje y en la expresi¨®n de una realidad que nada tiene que ver con la coartada pragm¨¢tica que hace de ella una estrategia impertinente. Este libro es una herida al sol que nunca seca ni cicatriza, que acaba con la marginalidad de una obra de enorme calidad humana y literaria, aunque todav¨ªa les pese a algunos. Es la historia de un hombre delgado y raro que no quiso flaquear jam¨¢s, acaso una vez s¨®lo: "No me des un beso inteligente, no quiero un beso cruel". Ternura frente a impostura, un hielo celeste.
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