Vecinos armados vigilan las embajadas para evitar asaltos

Amer y Abdul Wahad vigilan desde ayer la Embajada de Espa?a en Bagdad. Llegaron justo a tiempo: en medio de un espectacular tiroteo con el que los vecinos de las casas pr¨®ximas intentaban ahuyentar a los ladrones que hab¨ªan entrado en la representaci¨®n diplom¨¢tica de Brasil, un par de calles m¨¢s all¨¢. Los asaltantes no dudaron en responder antes de huir. Las embajadas esconden uno de los botines m¨¢s codiciados: coches y generadores el¨¦ctricos.

"Nos han librado de un grave problema, Sadam; no dejen que lleguemos a echarle de menos", ped¨ªa con preocupaci¨®n Husein mientras enfundaba su rev¨®lver. Husein vive cerca de la residencia del embajador espa?ol y lleva dos d¨ªas convertido en guardia de seguridad ante la falta de agentes del orden. No es el ¨²nico. Varios vecinos permanecen alerta y al menor aviso disparan sin dudar. Todos tienen un arma, y el que no, como Ahmed, patrulla con un palo.

Sus Kal¨¢shnikov y rev¨®lveres no lograron impedir los asaltos a las Embajadas de Yemen y Qatar, tambi¨¦n pr¨®ximas. "Hemos llegado demasiado tarde", se lamentaban. Tampoco pudieron hacer nada por el generador de la residencia del embajador indio, que desapareci¨® por la noche a pesar de que hab¨ªa un vigilante. "Se debi¨® quedar dormido", le disculpan, "tendr¨ªa que haberlo tenido encendido para dar la sensaci¨®n de que la casa estaba habitada".

Desconfianza en el barrio

Los vecinos aprueban la llegada de los hombres que van a cuidar la legaci¨®n diplom¨¢tica espa?ola y se ofrecen a buscar otros dos de su confianza para la residencia. No desean que ning¨²n desconocido ande por las cercan¨ªas. No se f¨ªan. Pero Abdul Wahad ya trabaj¨® como agente de seguridad en la zona durante cinco a?os. Y el vigilante del colegio frente a la Embajada de Espa?a le reconoce. El gesto tranquiliza a los dem¨¢s.

Sin embargo, uno de los presentes se queja. Ante la presencia de la periodista espa?ola, empieza a despotricar contra Aznar por su apoyo a la guerra. "Si tuviera aqu¨ª mi pistola, le mataba ahora mismo", grita fuera de s¨ª. El resto trata de calmarle sin ¨¦xito. Cuando se va deciden sacar de all¨ª a la reportera. Ya amenaz¨® con quemar la Embajada y lo mismo vuelve armado.

Hasta ahora, las tropas de EE UU han mirado para otro lado ante los saqueos generalizados. Frente a cualquier edificio p¨²blico, hombres, mujeres y ni?os cargan su bot¨ªn sobre burros, carros o carretillas y se van sin que nadie se atreva a darles el alto. Algunos utilizan incluso autobuses p¨²blicos y camiones de la basura. Cuando ya no queda nada que robar, los asaltantes prenden fuego al inmueble. Medio Bagdad estaba ayer en llamas, ennegreciendo el cielo que desde la llegada de las tropas invasoras hab¨ªa vuelto a lucir azul, al apagarse por fin las zanjas incendiadas con las que el r¨¦gimen iraqu¨ª trataba de impedir la visibilidad de sus enemigos.