Aclaraci¨®n
En su edici¨®n de ayer se publica un comentario titulado "Periodistas en guerra" firmado por Hermann Tertsch, en el que a prop¨®sito de la muerte de nuestro compa?ero Julio A. Parrado se afirma literalmente: "Quiz¨¢ su muerte sirva para que los periodistas acaben plant¨¢ndose ante quienes deben, ante quien oblig¨® a Julio a comprarse el chaleco antibalas con su dinero, lo que le impidi¨® tener uno que le hubiera permitido cumplir los requisitos de seguridad que se exig¨ªa para sumarse al convoy que parti¨® para Bagdad y abandonar el campamento donde muri¨®".
En otro p¨¢rrafo, inequ¨ªvocamente referido a Jos¨¦ Couso y Julio A. Parrado, se dice adem¨¢s: "Son periodistas sin contrato fijo a los que sus directores los mandan a la guerra sin un miserable seguro y oblig¨¢ndoles a pagar de sus bolsillos el m¨ªnimo equipo de seguridad".
Al margen del desprecio moral que nos merece quien es capaz de escribir cosas as¨ª, todo lo que el se?or Tertsch afirma es absolutamente falso.
Julio A. Parrado dispon¨ªa de un chaleco de protecci¨®n SI IIIA adquirido por nuestro peri¨®dico a trav¨¦s de una acreditada empresa del sector de seguridad. La correspondiente factura consta en nuestro poder y est¨¢ a disposici¨®n de quien quiera conocerla.
Julio A. Parrado era el titular de la p¨®liza de seguros n¨²mero 853017 suscrita a trav¨¦s de Willis Corredur¨ªa de Seguros y Reaseguros, SA, por la que nuestro peri¨®dico ven¨ªa pagando 6.508 euros de cuota semanal desde que comenz¨® el conflicto con Irak.
Julio A. Parrado se encontraba en excedencia voluntaria, estando prevista su reincorporaci¨®n a la n¨®mina del peri¨®dico el pr¨®ximo 1 de mayo. Ten¨ªa una remuneraci¨®n fija y El Mundo pagaba su seguro m¨¦dico, el alquiler de su vivienda y todos los gastos derivados de su actividad profesional.
Si el se?or Tertsch no rectifica de forma p¨²blica y satisfactoria todas sus falsas imputaciones, nuestro peri¨®dico presentar¨¢ contra ¨¦l una querella criminal por injurias y calumnias en el juzgado de guardia.
Como integrantes del equipo de direcci¨®n de El Mundo le rogamos la publicaci¨®n de esta carta en su integridad.
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