Enemigos ¨ªntimos
El destino no se cansa de cruzar a Sergio y Toni, dos metas antag¨®nicos
Sergio S¨¢nchez (Carbay¨ªn Alto, Asturias, 1977) era un gigant¨®n (1,91 metros) pac¨ªfico, paciente, amable y tranquilo hasta que Toni Jim¨¦nez (La Garriga, Barcelona, 1970) se volvi¨® a cruzar en su camino. Tras marcharse al Espanyol para encontrar minutos y confianza, Toni, el mismo con el que hab¨ªa tenido serios problemas de cohabitaci¨®n en el Atl¨¦tico, lleg¨® del Elche en el mercado de invierno. Sergio regres¨® a la suplencia y a la depresi¨®n. Los caminos de los dos porteros se entrecruzan desde el a?o 2000 y siempre el damnificado es el asturiano. Dos tipos antag¨®nicos, en el campo y fuera de ¨¦l; en el campo el asturiano es sobrio, el catal¨¢n, teatral; fuera del campo uno es t¨ªmido, el otro agrandao.
Fichado por el Atl¨¦tico al Sporting casi de chaval, Sergio no jug¨® en el primer equipo hasta el primer a?o en Segunda. Toni hab¨ªa aterrizado 12 meses antes para disputarle a Molina el puesto, para regalar unas l¨¢grimas tras su fallo en la final de la Copa ante el Espanyol con el descenso consumado y para enfadarse con todo el mundo todo el rato. Sergio asumi¨® su permanente suplencia con deportividad. Toni fue el titular del periplo por el inferno, del fracasado proyecto de regreso a Primera. El asturiano disput¨® 12 partidos y Toni 30. Sin embargo, el catal¨¢n perdi¨® la confianza del p¨²blico por sus permanentes fallos, algunos de ellos, como ante el Murcia, que rozaban lo surrealista (el guardameta se meti¨® ¨¦l solo un bal¨®n que sal¨ªa fuera). Sergio consigui¨® la titularidad por su sobriedad. Pero Toni no se lo tom¨® bien. El ol¨ªmpico en 1992 puso mala cara y dijo que se iba.
La temporada siguiente lleg¨® Mono Burgos. Sergio supo que ahora era el tercer portero. Tampoco puso grandes problemas, aunque ya empezaba a levantar de vez en cuando la voz: "Yo tambi¨¦n quiero jugar, a nadie le gusta ser siempre el suplente eterno". Pero si Sergio empezaba a cansarse del banquillo, Toni, directamente, se neg¨® a no jugar. El catal¨¢n se apart¨® de la disciplina del grupo y su agente empez¨® a moverle por el mercado. Prob¨® con algunos equipos ingleses, sin ¨¦xito, hasta que, finalmente, tuvo que aguantar toda la temporada en el Atl¨¦tico.
Con el regreso del equipo rojiblanco a Primera, Toni desapareci¨® y fich¨® por el Elche, de Segunda, tras haber intentado jugar en alg¨²n club extranjero, como el Derby County. Con el prestigio muy tocado por los tres a?os de desastre en el club rojiblanco, a Toni le cost¨® encontrar una ubicaci¨®n. Sergio, que empezaba la pretemporada con el Atl¨¦tico, se marchaba cedido al Espanyol. Pero en el club barcelon¨¦s empez¨® de titular, se lesion¨® y tuvo que volver a luchar para ganarle el puesto a Argens¨®. Nada m¨¢s recuperar la titularidad, lleg¨® Clemente y pidi¨® sin m¨¢s a Toni. A Sergio la felicidad le dur¨® siete partidos. Tras grandes actuaciones, Sergio escuch¨® de boca de su presidente, Daniel S¨¢nchez Llibre y de su t¨¦cnico, Javier Clemente, que "ya hab¨ªa portero", negando as¨ª la vuelta de Toni. Lo cierto, es que al Espanyol le cost¨® contratar al catal¨¢n y Sergio pas¨® dos semanas enrrabietado y jugando algunos de sus mejores encuentros. Clemente, tras una magn¨ªfica actuaci¨®n de Sergio ante el Racing, dijo: "Est¨¢ bien que la prensa siga alimentando el rumor de que viene Toni, porque as¨ª Sergio se motiva m¨¢s". Pero no era un rumor.
A Sergio le hab¨ªa durado poco la alegr¨ªa. Tres meses sin Toni. Ni uno m¨¢s. Sin embargo, en ese tiempo, Sergio hab¨ªa denunciado al club propietario de su ficha, el Atl¨¦tico, por impago. Una denuncia que paraliz¨® cualquier refuerzo invernal de los rojiblancos, puesto que ning¨²n club puede contratar jugadores si antes no salda las deudas con los que tiene. En el entorno rojiblanco, muy cerca del cogollo de la familia Gil, se oy¨® una sonora sentencia: "Ese chico no sabe lo que hace. Aqu¨ª no va a volver a jugar en su vida".
Ahora, Sergio quiere marcharse del Espanyol. All¨ª ya no hay horizonte y se siente traicionado. Pero tampoco puede volver al Atl¨¦tico, con el que tiene un litigio gracias al cual se hizo p¨²blico un secreto a voces: los rojiblancos llevaban meses sin pagar a sus futbolistas y adem¨¢s a¨²n no hab¨ªan liquidado las primas por el ascenso.
"Mi situaci¨®n", dice Sergio resignado, "solamente se puede definir con una palabra: rocambolesca. El azar deportivo es muy dif¨ªcil de definir". Ambos, Toni y Sergio, uno en la puerta, otro en el banquillo, retornan hoy al Calder¨®n, el campo en el que comenzaron su ¨ªntima enemistad.
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