Adi¨®s a la mayor¨ªa absoluta
Se ha acabado la guerra y su balance sigue siendo muy preocupante para el Partido Popular y para el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Es cierto que la extraordinaria rapidez del avance anglonorteamericano (tres semanas para llegar a Bagdad) ha dado un poco de tranquilidad en la filas populares. Por lo menos, dicen, las elecciones municipales y auton¨®micas no se celebrar¨¢n en medio de bombardeos o de grandes batallas.
Pero ha quedado poco tiempo para alegrarse o para reclamar victoria, reconoce un dirigente del PP. "Solo podremos reclamar victoria si el resultado de las elecciones del 25 de mayo es razonablemente bueno", a?ade. "Si resulta malo o muy malo, como dicen por ahora los sondeos, nadie se atrever¨¢ a decir en este partido que mereci¨® la pena. Ni el propio Aznar".
Pocos en el PP creen que en 2004 puedan revalidar la mayor¨ªa absoluta, y muchos creen que su nuevo candidato deber¨ªa ya empezar a tantear a CiU y al PNV
Dos efectos contrarios al PP
La guerra, seg¨²n la mayor¨ªa de los propios analistas del PP, ha producido dos efectos importantes, contrarios a los intereses populares: uno, movilizar el voto gen¨¦rico de centro-izquierda y a los miles de electores que se abstuvieron las pasadas elecciones, y dos, conceder un papel casi decisivo a los partidos nacionalistas.
"El Partido Popular puede aspirar a ganar las elecciones del 2004", afirma un ex ministro, "pero muy pocos entre nosotros creen que se pueda revalidar la mayor¨ªa absoluta". "Ganamos por mayor¨ªa absoluta cuando una parte del voto del PSOE se queda en casa, y en 2004 eso no es previsible que suceda", reconoce por su parte uno de los analistas electorales del PP. "Eso quiere decir que para seguir gobernando es muy posible que necesitemos llegar a un acuerdo con los nacionalistas", a?ade.
La mayor¨ªa de los dirigentes del PP admite, sin embargo, que las relaciones con Converg¨¨ncia i Uni¨® y con el Partido Nacionalista Vasco son p¨¦simas. "La verdad es que en 2004, en contra de lo que creen algunos de nuestros propios militantes, va a ser una ventaja que no se presente Aznar y que nuestro candidato, (?Rodrigo Rato? ?Ruiz-Gallard¨®n?) tenga unas relaciones menos imposibles con los nacionalistas", admite un dirigente provincial, dispuesto, ya, a defender que el nuevo candidato empiece a "tantear" el mundo de CiU y del PNV, por muy incre¨ªble que les pueda parecer ahora a sus propios electores.
Sin embargo, muchos dirigentes del PP aceptan que el contacto con el PNV es casi imposible y que las relaciones con CiU ser¨¢n "muy dif¨ªciles", sobre todo si el socialista Pasqual Maragall gana el pr¨®ximo oto?o el gobierno de la Generalitat. "Ser¨¢ muy dif¨ªcil convencer a Mas para que apoye un gobierno del PP en Madrid, porque al mismo tiempo nosotros tenemos que oponernos a cualquier reforma del Estatuto que pida Maragall o el Parlament de Catalu?a", analiza.
El ¨²nico consuelo, a?ade, es que en esas circunstancias, el PSOE tampoco tendr¨ªa f¨¢cil elaborar acuerdos de gobierno con CiU y con el PNV.
Aznar pierde influencia
En cualquier caso, seg¨²n pasan las semanas, m¨¢s irritada y perpleja se siente la organizacion del PP. Muchos dirigentes admiten ahora que el partido y el Gobierno "han hecho las cosas mal". Las cr¨ªticas son tambi¨¦n muy extensas en los c¨ªrculos econ¨®micos m¨¢s cercanos al PP. Lo m¨¢s novedoso es que las acusaciones han surgido hasta en los grupos m¨¢s fieles de Aznar. En su caso, el tiro se dirige hacia los responsables de la pol¨ªtica de comunicaci¨®n del presidente, al que acusan, como m¨ªnimo, de inoperancia. "No hemos sabido dirigirnos a la opini¨®n p¨²blica", "ha faltado capacidad did¨¢ctica", son las dos frases m¨¢s o¨ªdas en las ¨²ltimas semanas en el entorno de Aznar.
Un escal¨®n m¨¢s abajo, la falta de capacidad did¨¢ctica se le reprocha directamente al propio presidente del Gobierno. En el PP no es extra?o encontrar ahora personalidades que se quejan del "terrible personalismo" de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, de su deseo de ocupar un papel hist¨®rico. Incluso hay quienes le tildan de haber perdido el sentido de la proporci¨®n y la austeridad, "que tanto bien le proporcion¨® a este partido". Un ex ministro considera, por ejemplo, que la presencia de Aznar en las Azores ha sido m¨¢s perjudicial que beneficiosa para el PP y que Aznar pod¨ªa haber jugado el mismo papel de apoyo a Estados Unidos sin necesidad de "exponerse, en el sentido de mostrarse, exhibirse tanto personalmente", critica.
En cualquier caso, la figura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ya no ofrece dentro de su partido la misma imagen de infalibilidad. "Esta guerra se ha llevado por delante muchas cosas, entre otras la capacidad de Aznar para controlar hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle del PP", explica un dirigente regional.
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