Otro puente transatl¨¢ntico
Las ¨²ltimas semanas llenas de protestas y querellas han sido lamentables para aquellos de nosotros que creemos en la unidad europea, en una fuerte relaci¨®n transatl¨¢ntica, en la OTAN y en un papel de peso para las Naciones Unidas. Los ¨¢nimos se han enardecido. Pero no olvidemos algunas verdades. En primer lugar, deber¨ªamos recordar lo mucho que EE UU y Europa se necesitan el uno al otro. Un estudio reciente del Centro para las Relaciones Transatl¨¢nticas revela que durante la mayor parte de la d¨¦cada pasada, Europa ha representado la mitad de las ganancias globales totales de las empresas estadounidenses; a lo largo de los ¨²ltimos ocho a?os, la inversi¨®n estadounidense s¨®lo en Holanda fue el doble que en M¨¦xico y diez veces la realizada en China, y hay m¨¢s inversi¨®n europea en Tejas que estadounidense en Jap¨®n.
Una gran prueba ser¨¢ el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo, y el desaf¨ªo a¨²n mayor de ayudar a los pa¨ªses de la regi¨®n a afrontar las secuelas de la guerra en Irak
EE UU y la UE han trabajado con Rusia y con la ONU para hallar una soluci¨®n que garantice a Israel y a Palestina una categor¨ªa de Estado
Por tanto, ser¨ªa dif¨ªcil exagerar los intereses econ¨®micos mutuos de Estados Unidos y Europa. Pero lo que est¨¢ en juego, por supuesto, es mucho m¨¢s que eso. La verdadera cuesti¨®n es que EE UU naci¨® de una costilla de Europa. Tenemos ra¨ªces comunes en la Ilustraci¨®n europea, y compartimos el conjunto de ideas que surgieron de aquel periodo de emancipaci¨®n de la autoridad generalmente aceptada. Hemos trabajado juntos a lo largo del ¨²ltimo medio siglo para crear un orden legal internacional que abarque no s¨®lo el comercio y la seguridad, sino tambi¨¦n los derechos humanos y las libertades fundamentales. Por profundas que sean nuestras diferencias de vez en cuando, y por alto que podamos gritarnos unos a otros, tenemos una visi¨®n del mundo subyacente muy similar, como, por ejemplo, en nuestra oposici¨®n compartida a las "soluciones absolutas", procedan del comunismo, del nacionalsocialismo o del fundamentalismo religioso.
Aquellos que instan al presidente Bush a abandonar la ONU porque, en palabras de Charles Krauthammer, "el fin principal del Consejo de Seguridad no es refrenar a los tiranos, sino refrenar a Estados Unidos", son indignos de la gran generaci¨®n de estadistas norteamericanos que forjaron el Estado de derecho a trav¨¦s de instituciones globales hace 50 a?os o m¨¢s. Afortunadamente representan una peque?a minor¨ªa en un Estados Unidos que sigue siendo decididamente internacionalista. Conforme nos vamos abriendo camino por un paso muy dif¨ªcil, no s¨®lo en las relaciones transatl¨¢nticas, sino tambi¨¦n en las relaciones internas de Europa, es importante que las fuertes emociones no nos hagan exagerar nuestras diferencias sobre la pol¨ªtica exterior. Incluso sobre la cuesti¨®n de la guerra en Irak, la disputa se ha centrado en si era correcto ejecutar la resoluci¨®n 1.441, y en ese caso, cu¨¢ndo. Ninguno de nosotros est¨¢ en desacuerdo con la necesidad de librar a Irak de armas de destrucci¨®n masiva. Y tampoco tenemos dudas de que Irak estar¨ªa mucho mejor sin Sadam.
Lecciones a extraer
?Qu¨¦ lecci¨®n debemos extraer como responsables pol¨ªticos? Que Europa y EE UU deber¨ªan esforzarse en preservar sus intereses comunes, reducir al m¨ªnimo sus diferencias y utilizar al m¨¢ximo su influencia conjunta para bien. Eso significa redoblar nuestro trabajo juntos para reforzar las defensas del mundo frente al terrorismo internacional. Ya se est¨¢ realizando gran cantidad de trabajo a uno y otro lado del Atl¨¢ntico sobre una amplia agenda, que cubre desde la seguridad del tr¨¢fico de contenedores y las l¨ªneas a¨¦reas hasta acuerdos de extradici¨®n mutua, mejora de los controles contra el lavado de dinero y ayuda a los pa¨ªses en desarrollo para hacer frente a sus obligaciones antiterroristas.
Debemos seguir avanzando para que las iniciativas nuevas como ¨¦stas se centren en poner freno eficazmente al terrorismo. Significa trabajar con m¨¢s fuerza que nunca para desarrollar con ¨¦xito nuestra cooperaci¨®n en los Balcanes despu¨¦s de los horrores de los a?os noventa. Los acuerdos de Dayton no se podr¨ªan haber negociado, ni la guerra de Kosovo ganado, sin EE UU, y, no obstante, es la UE la que actualmente representa la principal fuerza para la estabilidad en la regi¨®n. La perspectiva de un futuro ingreso en la UE proporciona un apuntalamiento esencial, ya que estos pa¨ªses luchan por recobrar su prosperidad y libertad. La UE no es s¨®lo el mayor donante individual de ayuda a los pa¨ªses de los Balcanes occidentales, sino que adem¨¢s aporta la mayor¨ªa de las tropas de pacificaci¨®n.
La historia es muy parecida en Afganist¨¢n, donde la comunidad internacional lucha para ayudar al pa¨ªs a volver a ponerse en pie despu¨¦s de los a?os que eran no tanto de terrorismo patrocinado por el Estado como de Estado patrocinado por el terrorismo. De nuevo la UE, con sus Estados miembros, tiene una mayor presencia militar que EE UU y es el mayor donante, pero cooperamos estrechamente al servicio de una ¨²nica estrategia. Una gran prueba en las semanas y meses venideros ser¨¢ el proceso de paz de Oriente Pr¨®ximo, y el desaf¨ªo a¨²n mayor de ayudar a los pa¨ªses de toda la regi¨®n a afrontar las secuelas de la guerra en Irak. Estados Unidos y la UE han trabajado con Rusia y con la ONU en un mapa de carreteras para hallar una soluci¨®n que garantice tanto a Israel como a Palestina una categor¨ªa de Estado y seguridad dentro de fronteras reconocidas internacionalmente. Lo cierto es que la mayor¨ªa de la gente de la regi¨®n, con raz¨®n o sin ella, cree que Estados Unidos representa los intereses de Israel. Por tanto, EE UU no puede desempe?ar solo el papel de honesto agente, y no habr¨¢ un acuerdo duradero sin una cooperaci¨®n transatl¨¢ntica y regional a mayor escala.
Trabajar juntos
En pol¨ªtica comercial y econ¨®mica, necesitamos hacer tres cosas. En primer lugar, tenemos que trabajar juntos para garantizar que la reuni¨®n ministerial de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio en Canc¨²n en septiembre sea un ¨¦xito. En segundo lugar, dado que todav¨ªa tenemos una serie de disputas dif¨ªciles que arreglar, como corporaciones de comercio exterior, acero y organismos gen¨¦ticamente modificados, necesitamos trabajar con m¨¢s ah¨ªnco para promover soluciones compatibles con la OMC. Y en tercer lugar, debemos avanzar en nuestro programa de acci¨®n sobre el comercio cuestiones esenciales, como promover la licitaci¨®n electr¨®nica para contratos de adquisici¨®n y resolver las disputas comerciales antes de ser tramitadas por la OMC. Necesitamos hacer progresos reales sobre estas cuestiones para la cumbre de junio entre la UE y EE UU.
?ltimamente se han llevado a cabo muchas conversaciones tanto en la UE como en Estados Unidos acerca de la necesidad de aislar el comercio y la econom¨ªa de la guerra, por supuesto, pero tenemos que hacerlo realidad.
Escribimos este art¨ªculo como ciudadanos de dos pa¨ªses, Francia y el Reino Unido, que encuentran sus relaciones tensadas y perturbadas por los actuales acontecimientos, al igual que el v¨ªnculo transatl¨¢ntico se encuentra sometido a tensi¨®n. Nuestro sencillo llamamiento es que la gente situada a ambos lados del debate sobre Irak guarde los meg¨¢fonos, sea consciente de lo mucho que nos une a uno y otro lado del Atl¨¢ntico y reconozcan nuestra responsabilidad compartida para proporcionar liderazgo internacional. En Europa, las crudas realidades que se han hecho tan evidentes en la actual crisis deben dar un nuevo impulso al trabajo emprendido para consolidar la UE, y especialmente a la b¨²squeda de una pol¨ªtica de seguridad y exterior com¨²n que sea digna de ese nombre. Al mismo tiempo, Europa y EE UU deben redoblar sus esfuerzos para reforzar el imperfecto pero necesario sistema de gobierno internacional.
? 2003 Global Viewpoint.
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