Guerras de rectificaci¨®n
Sadam Husein ha sido, en un grado significativo, un producto de EE UU y de algunos europeos. Washington ha seguido repetidas veces la mala pol¨ªtica de crear monstruos que luego se han vuelto contra ¨¦l, y con los que, entonces, ha querido acabar con el uso de la fuerza, como Osama Bin Laden y los talibanes, o Noriega en Panam¨¢. Ha habido un c¨²mulo de desprop¨®sitos, bien documentados por John Cooley en Guerras profanas. M¨¢s que ante guerras preventivas, estamos ante guerras de rectificaci¨®n, algunas inacabadas como la de Afganist¨¢n. Al intentar resolver mal algunos problemas, se generan otros. Algo ha aprendido Europa sobre las virtudes de la diplomacia preventiva. ?Aprender¨¢ EE UU? Es de temer que no.
Habr¨¢ que ver c¨®mo se instala militarmente EE UU en Irak y qu¨¦ viene despu¨¦s. La idea de que esta guerra ha sido una parte de una campa?a militar m¨¢s amplia est¨¢ muy presente. ?C¨®mo, por utilizar un concepto de Clausewitz, explotar¨¢ EE UU su victoria militar en Irak? EE UU no suele acertar. Tras la Segunda Guerra Mundial, con su pol¨ªtica hacia Europa occidental s¨ª acert¨®, aunque no tanto frente a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
?Democratizar Irak, Oriente Pr¨®ximo y, en general, buena parte del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n? Es una asignatura pendiente, aunque sin resolver el conflicto entre Israel y los palestinos va a ser dif¨ªcil. La democratizaci¨®n de la regi¨®n ten¨ªa que haber empezado por una Palestina independiente y transparente. El resultado de la democratizaci¨®n puede ser no s¨®lo que se rompa Irak, sino que all¨ª y en otros lugares, los pueblos elijan gobiernos fundamentalistas antioccidentales. En todo caso, si se entra en esta v¨ªa no debe ser para acabar con golpes de Estado como en Argelia en 1991 ante la previsible victoria de los integristas isl¨¢micos, pues lo que vino despu¨¦s fue peor. La elecci¨®n, como se?alara John Gray, puede estar entre dictaduras laicas y democracias fundamentalistas (aunque el pa¨ªs que puede convertirse en el mayor peligro para el mundo es Pakist¨¢n, potencia nuclear, si diera un vuelco). Un problema es que en estos a?os se produzca no ya un choque de civilizaciones, sino un encontronazo b¨¦lico de fundamentalismos: el que impera ahora en EE UU, y los isl¨¢micos (con el fundamentalismo jud¨ªo por medio).
La relativamente f¨¢cil victoria, y con pocas bajas propias, de EE UU en Irak puede reforzar la tendencia en Washington a considerar la guerra no s¨®lo como instrumento de la pol¨ªtica, en el sentido de Clausewitz, sino como instrumento privilegiado. No es algo nuevo para EE UU, pero s¨ª en el contexto de un mundo unipolar en t¨¦rminos militares, aunque haya puesto de relieve una cierta incapacidad diplom¨¢tica por parte de la hiperpotencia. Podemos entrar en una situaci¨®n no de diplomacia respaldada por la fuerza, sino de fuerza sin diplomacia por parte de la hiperpotencia. Es previsible que se refuerce la l¨ªnea propuesta, incluso antes de regresar al Pent¨¢gono, por Rumsfeld de asegurar para EE UU una total superioridad tecnol¨®gica militar en todos los ¨®rdenes, y frente a cualquiera para las pr¨®ximas d¨¦cadas. Einsenhower, en su despedida como presidente en 1961, alert¨® contra "la adquisici¨®n de influencia injustificada, buscada o no", de lo que llam¨® "el complejo industrial militar". Entonces este complejo se invent¨® una inexistente descompensaci¨®n en misiles nucleares a favor de los sovi¨¦ticos que llev¨® al sobrearmamento. Hoy, est¨¢ muy presente en la Administraci¨®n de Bush. EE UU est¨¢ en una nueva carrera armamentista "preventiva", interna y externa, aunque sea una carrera con un solo corredor.
?Cu¨¢nto durar¨¢ la pol¨ªtica emprendida por Bush? ?Ha calado en su sociedad? Bastante. Los visitantes indagan si, dado el total divorcio entre la opini¨®n p¨²blica y la l¨ªnea seguida por el Gobierno, durar¨¢ la actual pol¨ªtica exterior de Espa?a. ?Lo que dure, no el PP, sino Aznar? Es posible; incluso probable.
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