Apuntes de tres formas
Frente a un arte demasiado obediente a los febles dictados de la moda, las pinturas de Jos¨¦ Luis Zumeta (Usurbil, 1939) siguen con su marchamo de pura energ¨ªa, donde la fulguraci¨®n expresiva del color salta en chorro directo sobre los lienzos. Lo prueba su exposici¨®n en la galer¨ªa Epelde & Mardaras de Bilbao. Explosi¨®n de color y libertad formal son sus poderes y en medio, el tiempo de gestaci¨®n, con horas, d¨ªas, semanas, meses y a?os como suma de vida creativa en cada lienzo. Imaginariamente podr¨ªamos poner en boca del propio Zumeta la reflexi¨®n siguiente: "No me preocupa saber si son buenos o malos mis cuadros, y si gustar¨¢n poco o mucho, s¨®lo s¨¦ que mi tiempo de vida m¨¢s preciado va dentro de ellos".
Un grito discreto, al tiempo que l¨²dico, resuena por las paredes de la bilba¨ªna galer¨ªa Ederti con las esculturas de V¨ªctor Arrizabalaga (Barakaldo, 1957). Las piezas est¨¢n realizadas en hierro de liger¨ªsimos espesores. Los temas se reparten entre bodegones con volutas de humo, agua volcada de una jarra o vapor de caf¨¦ humeante, hasta cuerpos de mujer acical¨¢ndose, adem¨¢s de zapatos de damas sofisticadas y libros, entre otros objetos cotidianos. Mas ese hierro queda oculto, debido a que va pintado encima. La pintura cubre todo y todo lo transforma. Son pinturas de colores vivos, joviales, donde priman las rayas y los puntos (como pespuntes de risue?os manteles de bordadora por horas), con una clara reivindicaci¨®n del pop art.
Es de suma importancia aclarar que la pintura exteriorizada ha conseguido que el hierro pierda su condici¨®n de material fuerte y duro para convertirse en algo fr¨¢gil y et¨¦reo. Al clima de sofisticaci¨®n femenina que parece desprenderse de algunas obras s¨®lo le falta el apoyo de Dorothy Parker cuando apuntaba: "La brevedad es el alma de la ropa interior". Hay tres artistas que Arrizabalaga toma como modelos para su arte, sin ocultarlo en ning¨²n momento: Picasso, Dubuffet y Lichtenstein. Y a mucha honra, pod¨ªa contestar ¨¦l.
Como contraste, las pinturas de Pedro Salaberri (Pamplona, 1947), que se exponen en el Espacio Marzana de Bilbao, est¨¢n pre?adas de silencio y quietud. Sus paisajes de monta?as, con nubes en lontananza, o de edificios urbanos, son trazados con colores planos, y con formas igualmente planas. Lo ondulado y suave prima por encima de lo dem¨¢s. Lo que hay dentro de los planos -que no se data-, eso crea el misterio y, por ende, la poes¨ªa. Cabe decirlo de otro modo: los bordes de las monta?as fomentan una melancol¨ªa tenue al chocar contra los planos enteros, lo que produce un ensimismamiento en forma de evocadora lejan¨ªa de atemperado lirismo.
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