Nacionalidad a cambio de guerra
Estados Unidos concede la ciudadan¨ªa a los inmigrantes con permiso de residencia que se alisten en su Ej¨¦rcito
"?De qu¨¦ sirve que les den la nacionalidad despu¨¦s de muertos?" La indignaci¨®n de Aura Gamarra es tan grande como su desconsuelo. Su ¨²nico hijo, Alexander, est¨¢ dispuesto a dar la vida por EE UU, pero el pa¨ªs no le otorg¨® autom¨¢ticamente la ciudadan¨ªa norteamericana antes de enviarle a Irak. El tr¨¢mite es importante para su esposa, que no ha podido salir de Bogot¨¢ desde que se casaron en 1999 porque EE UU no le da el permiso de residencia.
Alexander Zapata se fue a la guerra el 2 de febrero. Emigr¨® de Colombia hace ocho a?os a EE UU en busca de una vida mejor. Con ese fin se alist¨® en el Ej¨¦rcito, como hicieron otros 37.000. A cambio de unos a?os en la vida militar, el Pent¨¢gono les paga una carrera universitaria y ahora les garantiza adem¨¢s la nacionalidad estadounidense.
El Gobierno dice que es "un honor en reconocimiento a la valent¨ªa y el sacrificio"
En julio, cuando los tambores de guerra empezaban a sonar, el presidente Bush firm¨® un decreto para incentivar el reclutamiento ofreciendo el pasaporte americano. ?Es una explotaci¨®n de inmigrantes pobres o una simple t¨¢ctica para paliar la escasez de reclutas? La experta en temas militares de Rand Corporation, Laura Miller, piensa que es l¨®gico que traten de captar a los hispanos porque est¨¢n infrarrepresentados en el Ej¨¦rcito (son el 11,5% de la poblaci¨®n y el 6,8% delEej¨¦rcito), pero al mismo tiempo se?ala que "la ¨¦lite rica est¨¢ igualmente infrarrepresentada y, sin embargo, no tratan de reclutar a sus hijos".
La Marina anuncia en Internet la campa?a de reclutamiento en spanglish: "El Navy accelerate your life". Miles de hispanos han respondido creyendo que era una especie de amnist¨ªa a cambio de colgarse un fusil, pero la mayor¨ªa carece de permiso de residencia y s¨®lo unos 5.500 se han podido acoger por ahora al decreto.
El Gobierno niega que haya puesto "en oferta" la nacionalidad para engrosar sus filas: "Es un honor en reconocimiento a la valent¨ªa y el sacrificio", afirma Dan Kane, portavoz del Bur¨® de Ciudadan¨ªa y Servicios de Inmigraci¨®n. Las fuentes consultadas, incluidas familias de soldados, dicen que es cierto que el idealismo y la lealtad al pa¨ªs adoptivo motivan a la mayor¨ªa a entrar en el Ej¨¦rcito, pero tambi¨¦n las razones econ¨®micas y laborales.
Aunque el controvertido decreto condona el requisito militar de residir tres a?os legalmente en EE UU para poder solicitar la ciudadan¨ªa, no elimina los tr¨¢mites burocr¨¢ticos -que no pudieron satisfacer los que partieron apresuradamente a Irak, como Zapata y Keinar Sequeira-, ni facilita la residencia legal de sus familiares. Y lo que es peor, si mueren en combate les conceden la nacionalidad p¨®stuma, pero sus familias pierden ese derecho.
Esa injusticia consume a Aura Gamarra y a Carmen Garc¨ªa. El hijo de Carmen, Keinar Sequeira, se alist¨® en los marines en 2001, cuatro a?os despu¨¦s de llegar de Nicaragua, pero su esposa sigue en Miami indocumentada. En previsi¨®n de lo impensable, Keinar escribi¨® desde Irak una carta-testamento para el hijo que naci¨® cuando ¨¦l ya estaba en la guerra. "Hola, mi chocol¨®n, s¨¦ que eres peque?o, pero quiero que te cuides, que la vida es muy dura y dif¨ªcil, pero con paciencia se resuelve todo. Estudia para que te superes, ayuda a los dem¨¢s, nunca digas no puedo, ni mientas sobre tu nacionalidad, eres hispanoamericano".
La cruzada de las Madres dolidas, pero no vencidas ha encontrado un importante aliado en el cardenal de Los ?ngeles, Roger Mahony, que esta semana ha escrito a Bush dici¨¦ndole: "Algo funciona terriblemente mal en nuestras leyes si hay que esperar a que alguien muera para darle la ciudadan¨ªa. Me parece que es lo menos que podemos hacer por los hombres y mujeres que luchan por este pa¨ªs".
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