Soberanistas pierden
Los federalistas del Partido Liberal (PL), favorables al mantenimiento del actual status en el marco de la federaci¨®n canadiense, gobernar¨¢n con mayor¨ªa absoluta en Quebec, desplazando a los soberanistas del Partido Quebequ¨¦s (PQ), que llevaban nueve a?os en el poder. Esos resultados alejan la expectativa de un nuevo refer¨¦ndum por la independencia, que figuraba en el programa de los soberanistas desde que perdieran por escaso margen el celebrado en 1995.
Es posible que en las pr¨®ximas elecciones el soberanismo recobre las posiciones que ahora ha perdido; pero, tras los resultados del lunes, ya no podr¨¢ verse el proceso pol¨ªtico quebequ¨¦s como un avance inexorable y de direcci¨®n ¨²nica hacia la independencia, seg¨²n sosten¨ªa en 1996 el entonces primer ministro, Lucien Bouchard, organizador del refer¨¦ndum del a?o anterior. De haber triunfado, Quebec ser¨ªa un Estado independiente, y la mayor¨ªa contraria al soberanismo que ha aflorado ahora no habr¨ªa tenido ocasi¨®n de manifestarse. ?se es uno de los puntos d¨¦biles del planteamiento autodeterminista: varios referendos negativos no impiden volver a plantear la cuesti¨®n, mientras que una sola victoria independentista es irreversible.
El otro punto d¨¦bil es la dificultad para fijar un sujeto indiscutible de autodeterminaci¨®n; c¨®mo evitar que una parte del territorio independizado reclame a su vez el derecho a separarse, como ya hab¨ªan anunciado comunidades con mayor¨ªa procanadiense. La superioridad del federalismo consiste en que permite ir adaptando el grado de autogobierno a los deseos cambiantes de la poblaci¨®n expresados en las urnas, sin cuestionar permanentemente el marco institucional.
Las encuestas ya hab¨ªan revelado un enfriamiento de la fiebre soberanista, especialmente en la juventud, y el hast¨ªo de la mayor¨ªa ante la reiteraci¨®n de las consultas: en 1999, el 70% estaba contra un nuevo refer¨¦ndum, que sin embargo figuraba en el programa del partido gobernante. Por eso fue retrasando su convocatoria, prevista inicialmente para 2003 y luego para antes de 2005. A medida que esa cuesti¨®n dejaba de monopolizar el debate, otras preocupaciones m¨¢s inmediatas han motivado al electorado. El partido vencedor lo ha sido con un programa de reducci¨®n de impuestos y congelaci¨®n del gasto p¨²blico, excepto en sanidad y educaci¨®n, e inclu¨ªa la vuelta de la ense?anza del ingl¨¦s como segunda lengua en la escuela primaria. Todo lo cual ofrece sobrados motivos de reflexi¨®n para nuestros soberanistas sobrevenidos.
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