"Cada generaci¨®n se merece su propio Bach"
Ha pasado a?os grabando todas las cantatas de Bach, conoce al dedillo sus obras para ¨®rgano y teclado, ofrece diferentes versiones de sus oratorios, como hizo ayer en Madrid y hoy en Cuenca, donde estrena una nueva aproximaci¨®n a La pasi¨®n seg¨²n San Juan. Pero no quiere que le llamen gran experto, ni int¨¦rprete de referencia, ni nada que suene pomposo ni grandilocuente. "Soy un estudiante de Bach", dice Ton Koopman (Zwolle, Holanda, 1944), director de orquesta, organista, clavecinista, sabio musical, que culmina esta noche en la Semana de M¨²sica Religiosa de Cuenca una gira que le ha llevado tambi¨¦n por Oviedo, Tenerife y Madrid con su Orquesta y Coro Barroco de Amsterdam.
Viaja con ¨¦l, vive por ¨¦l, le reza casi cada vez que le interpreta, est¨¢ dedicado a Bach en cuerpo y alma este m¨²sico de gesto dulce, con pinta de ¨¢ngel de la guarda. "?l es el m¨¢s grande, sin duda, y nosotros nunca le podremos igualar", dice, como quien habla de un profeta o un Mes¨ªas, porque eso es lo que representa el m¨²sico alem¨¢n para este hombre, que espera reunirse con ¨¦l en el cielo: "S¨®lo deseo que cuando le vea arriba me diga que ha valido la pena lo que he hecho, que me preocup¨¦ por ¨¦l", dice.
"Si no eres creyente, ¨¦l te puede convertir con su m¨²sica por un tiempo"
No sabe muy bien por qu¨¦ precisamente en Holanda han surgido tan buenos int¨¦rpretes de Bach, como es su caso o el de Gustav Leonhardt, que le precedi¨® ayer en Cuenca y que forma, junto a ¨¦l, parte del olimpo de los int¨¦rpretes de la Corriente Aut¨¦ntica, la que predica interpretar la m¨²sica antigua y barroca con instrumentos de la ¨¦poca. "La relaci¨®n entre los holandeses y Bach siempre ha sido muy rica. Es una suerte que nos pase. Siempre estuvimos muy pr¨®ximos a sus cantatas y a sus obras para ¨®rgano, que se hac¨ªan ya en 1810, antes de que se consagrara en todo el mundo. En Holanda, adem¨¢s, hay buenos ¨®rganos en las iglesias, pero, por supuesto, tambi¨¦n influye la fe protestante", afirma Koopman.
A ¨¦l le marc¨® sobre todo su apego a los ¨®rganos y al clave y no lo del protestantismo, ya que pertenece a una familia cat¨®lica. Pero es que para Koopman esos dos instrumentos acercan de una forma muy especial a Bach. "Te aproximas a ¨¦l de una manera m¨¢s profunda. Cuando dirijo, de todas formas, tambi¨¦n me gusta estar atento a todos los tonos y las variaciones y procuro escuchar la orquesta y el coro como si fueran un ¨®rgano. As¨ª se debe hacer, creo, si eres un buen estudioso de Bach".
Como tambi¨¦n hay que dedicarle tiempo a la recopilaci¨®n de documentos, a los libros, a los archivos, a la b¨²squeda de partituras. Pero es algo que no le importa a Koopman, quien asegura que es una de sus aficiones favoritas -adem¨¢s de jugar al Monopoly con sus tres hijas- y se confiesa bibli¨®filo enfermizo. "Me ha llamado mi mujer hoy dici¨¦ndome que han llegado cinco cajas m¨¢s de libros a casa. Me ha preguntado: '?Otra vez? ?M¨¢s libros?' Y la he tenido que contestar que s¨ª, que eran m¨ªos".
Quiz¨¢ por eso este amante de lo impreso se fija tanto en los textos que emplea Bach en sus composiciones, que son para ¨¦l uno de los secretos de su arte y que convenc¨ªan lo mismo a los devotos que a destructores de lo divino, como a Nietzsche, que lo admiraba. "La relaci¨®n tan estrecha entre la m¨²sica y lo que cuenta est¨¢ tan bien conseguido, que llega al coraz¨®n, pero nos abre una dimensi¨®n mucho m¨¢s profunda". Da igual la fe que profeses, como si eres un ateo militante, la dimensi¨®n espiritual de Bach atrapa. "Si no eres creyente, te puede convertir con su m¨²sica al menos por un breve espacio de tiempo", asegura. Y sin que nadie se lo apropie. "Creo que las orquestas barrocas se aproximan m¨¢s a la verdad, pero tambi¨¦n hay otras maneras, debemos entender que cada generaci¨®n tendr¨¢ y se merece su propio Bach", afirma.
Como muestra de los mensajes directos y claros de Bach, Koopman explica lo que le pas¨® hace poco en la interpretaci¨®n de una de sus cantatas. "Fue el d¨ªa que empez¨® el ataque a Irak y el coro terminaba diciendo: '?Qu¨¦ nos traen la guerra y las armas? Nunca arreglan nada'. Se hizo un silencio y, despu¨¦s, el p¨²blico aplaudi¨® a rabiar. Qu¨¦ triste es todo esto que est¨¢ pasando. No entiendo que se repitan estas cosas", dice.
Pero las desgracias del mundo no le quitan la fe en Bach y sus proyectos megal¨®manos, como el de grabar todas sus cantatas, algo que iba a hacer con el sello Teldec, de Warner Music, que abandon¨® la idea. "Me mandaron un fax dese¨¢ndome mucha suerte en mi carrera. Lo entiendo, es muy costoso, pero yo no me rend¨ª, habl¨¦ con mi amigo Jordi Savall, que tiene una compa?¨ªa, me convenci¨® para que hiciera la m¨ªa, fui al banco y ped¨ª un cr¨¦dito para seguir con ello", asegura el ahora propietario de la marca Antoine Marchand, que distribuye Challenge.
Todo le vale con tal de propagar el evangelio bachiano, como ha hecho ¨¦l esta semana en Espa?a con La Pasi¨®n seg¨²n San Juan, una obra que se interpreta menos que la fundamental Pasi¨®n seg¨²n San Mateo, pero que Koopman siempre ha defendido a muerte. "San Mateo es m¨¢s espectacular, pero San Juan es muy ¨ªntima, tiene esa dimensi¨®n camer¨ªstica que la hace muy pr¨®xima", confiesa.
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