Ana Botella visita el albergue de indigentes
La 'n¨²mero tres' de la lista del PP promete planes de inserci¨®n laboral
La n¨²mero tres de la lista del PP al Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, visit¨® ayer el albergue de San Isidro, en el que residen unos 290 indigentes (85 de ellos mujeres). La esposa del presidente del Gobierno se interes¨® por el funcionamiento del centro y departi¨® con los residentes. All¨ª avanz¨® que el programa del PP incluye planes de inserci¨®n laboral adaptados para cada persona, aunque no desgran¨® en qu¨¦ consisten ni el presupuesto que el Ayuntamiento destinar¨¢ a estos programas.
Ana Botella estuvo hablando con algunos indigentes en el patio del albergue. Entre ellos, Daniel Mart¨ªnez, que lleva en el albergue unos cuatro a?os. El contraste entre la candidata y Mart¨ªnez era m¨¢s que evidente. El segundo hablaba con dificultad, despacio y vest¨ªa una ropa vieja y sucia. Por el contrario, Botella irradiaba a su paso un fino perfume a violetas y luc¨ªa ropa de dise?o. "La gente se queja mucho de la comida, pero es muy buena y no es para quejarse", se?al¨® el indigente, que tuvo problemas familiares y cay¨® en el mundo de la droga. Desde hace cuatro meses sigue un programa de desintoxicaci¨®n con metadona.
La n¨²mero tres fue abordada justo a la salida al patio, donde luc¨ªa el sol, por tres residentes. Alfonso, un hombre de 30 a?os, le dio la mano nada m¨¢s verla y comenz¨® a relatarle su historia. Ingres¨® por primera vez en el albergue en 1996, cuando ya era consumidor de droga. Vive en Madrid de forma regular desde hace cuatro a?os. "El trato que nos dan las asistentes es bueno, salvo alguna excepci¨®n, que desde luego deja bastante que desear", le coment¨® este alicantino.
"Gambas y tosta¨ªllos"
De inmediato, una de las empleadas intent¨® explicar a Botella ese trato: "Algunos vienen un poco gambas [gamberros], o ligeramente tosta¨ªllos [ebrios o drogados] y se pasan bastante con el personal". Botella sonri¨® y sigui¨® hablando con Alfonso. Al fondo, se oy¨® un piropo: "?Guapa!".
Botella aprovech¨® la visita para explicar que el PP pretende dise?ar planes de inserci¨®n especializados para cada indigente. La n¨²mero tres record¨® que las personas que acuden a un albergue suelen llegar "muy deterioradas", sobre todo por la droga, el alcohol o la ruptura de la unidad familiar. "La administraci¨®n municipal debe encontrar f¨®rmulas para reinsertar socialmente a estas personas. Lo primero que tienen que hacer es crear unos m¨ªnimos h¨¢bitos de conducta", se?al¨®.
Una vez cumplido este proceso, Botella mantuvo que habr¨ªa que procurar "alguna formaci¨®n que tenga despu¨¦s una salida laboral". De hecho, apost¨® porque los fondos municipales destinados a la formaci¨®n se inviertan "en personas que tienen un grave deterioro social".
"Eres m¨¢s guapa en televisi¨®n"
La esposa del presidente del Gobierno se pase¨® por el patio del albergue de San Isidro y pudo hablar con algunos de los indigentes que viven all¨ª. Y en ese corto camino no le faltaron sorpresas.
Uno de los residentes, sentado en un macetero junto a su muleta, le pregunt¨® si le pod¨ªa decir una cosa. Ana Botella le contest¨® que por supuesto. ?l, sin faltarle el respeto en ning¨²n momento, le espet¨®: "Eres mucho m¨¢s guapa en televisi¨®n que al natural". Botella se encogi¨® de hombros y se ri¨® ante la ocurrencia del indigente. ?l sonri¨® y acto seguido pidi¨® darle un par de besos. Botella, sonrisa en ristre, se agach¨® y le estamp¨® dos besos.
La n¨²mero tres de la lista del PP al Ayuntamiento sigui¨® su recorrido hacia los dormitorios de las mujeres. Uno de los j¨®venes que estaban en la sombra del patio le confes¨® que no la iba a votar. La candidata le mir¨® y lade¨® la cabeza, indicando que era su decisi¨®n. "Ahora s¨®lo vienes a estos sitios para conseguir votos", la coment¨®, sin que la n¨²mero tres se percatara del comentario. El indigente alz¨® la voz y empez¨® a pedir a gritos "m¨¢s recursos".
Esta actitud anim¨® a otros compa?eros, que empezaron a murmurar. El m¨¢s exaltado se puso en medio del patio y, cuando Botella estaba a unos 15 metros, dio tres alaridos con el conocido lema de "No a la guerra".
Ana Botella sigui¨® su camino, al igual que su servicio de seguridad. Escuchaba atentamente las informaciones que le daban los trabajadores del albergue. Los comentarios no le hicieron perder nunca la sonrisa con la que se baj¨® del coche oficial.
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