El presente
Apunto cada a?o el d¨ªa que veo por primera vez los vencejos. El a?o pasado aparecieron el 4 de abril, y este a?o he visto el primer vencejo el 14, lunes. No s¨¦ por qu¨¦ apunto estas cosas, ni qu¨¦ significa que los vencejos se retrasen diez d¨ªas, pero un a?o m¨¢s sigo a estos p¨¢jaros negros y muy trabajadores. Beben y comen sin dejar de volar, recogen al vuelo materiales para el nido, se acoplan en vuelo y duermen volando. Tienen corto el pico y la boca grande y siempre abierta como un cuchar¨®n para recoger bichos. Giran como locos, pero s¨®lo est¨¢n sensatamente empe?ados en su af¨¢n de cazar: lo que parecen maniobras fortuitas y desquiciadas son movimientos a alta velocidad para atrapar una mosca.
La primera valla de propaganda electoral la veo el 17 de abril en estas p¨¢ginas: el alcalde de un pueblo a pocos kil¨®metros al este de M¨¢laga, Rinc¨®n de la Victoria, anuncia su candidatura insertando su foto sobre im¨¢genes publicitarias de una empresa promotora de viviendas a la que elegantemente no se menciona en el cartel. Para seguir creciendo, eslogan del alcalde (independiente expulsado del PP), resulta un magn¨ªfico lema hist¨®rico en esta zona de ciudades-urbanizaci¨®n-bloque de apartamentos: la prosperidad costera se ha ligado tradicionalmente a la construcci¨®n, y tradicionalmente ha existido una relaci¨®n fecunda entre promotoras y pol¨ªticos locales. Crecer es construir, y, amigo de la claridad, me parece saludable que el nexo entre candidaturas y constructoras salga a la luz. Como los socialistas han sugerido una reforma electoral para que en el futuro los alcaldes nombren su equipo de gesti¨®n al margen de los concejales electos, quiz¨¢ veamos pronto un alcalde que gobierna directa y p¨²blicamente con el consejo de administraci¨®n de la constructora que haya patrocinado su candidatura.
La primera vez que, despu¨¦s de las grandes manifestaciones contra la guerra, o¨ª hablar de un corte entre la voluntad mayoritaria y las instituciones democr¨¢ticas, no acept¨¦ la idea y, cuarenta d¨ªas despu¨¦s, sigo sin aceptarla. La voluntad mayoritaria, absolutamente mayoritaria, es la que representa el Gobierno nacional, y los votantes deben, debemos aceptar nuestras responsabilidades. La quiebra, si existe, ser¨ªa consustancial al sistema electoral y representativo vigente, m¨¢s all¨¢ de la guerra iraqu¨ª. Las listas cerradas, de partido (pieza que ning¨²n reformador electoral toca), garantizan pr¨¢cticamente un corte insalvable entre representantes y representados. Nuestros representantes s¨®lo responden ante su partido. Su conciencia es el partido, que es su verdadero elector. Aunque la pol¨ªtica internacional y la administraci¨®n de las ciudades sean asuntos muy distintos, supongo que algo influir¨¢ en nuestro voto la manera de ser que los partidos en liza han demostrado ante la invasi¨®n de Irak: su modo de actuar, de argumentar, de tomarse las cosas. Miro el vuelo de los p¨¢jaros, intento adivinar el presente: ?existe la te¨®rica voluntad mayoritaria en contra del PP? O, dicho con mayor exactitud, ?existe voluntad de corregir el poder mayoritario del PP? Algo se deber¨ªa de notar en las elecciones que vienen, supongo, aunque s¨®lo sean municipales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.