"Los ¨¢rboles son un hervidero de vida"
Pregunta. ?Es una especie de cirujano vegetal?
Respuesta. Yo no lo llamar¨ªa as¨ª. Soy un trabajador del ¨¢rbol que intenta conocer c¨®mo funcionan para poder darle el tratamiento adecuado. S¨ª ser¨ªa una especie de m¨¦dico del ¨¢rbol, aunque tambi¨¦n ser¨ªa excesivo.
P. Entusiasmo le habr¨¢ puesto el mismo.
R. O m¨¢s, porque me he tenido que ir a Francia, Suiza e Inglaterra para poder formarme. La falta de formaci¨®n reglada dificulta mucho nuestro oficio.
P. ?Para aprenderlo hay que irse todav¨ªa?
R. As¨ª es. Si se quieren aprender bien las t¨¦cnicas, aqu¨ª en Espa?a s¨®lo podemos ense?ar un poco lo que hay fuera. Ver c¨®mo se hacen las cosas en otros sitios siempre va bien para tener criterio, y en nuestro trabajo el criterio y el estudio previo del ¨¢rbol en profundidad siempre van bien.
P. No hay suficiente con un vistazo.
R. Si el ¨¢rbol es peque?o y est¨¢ bien plantado, s¨ª. Pero tenemos dos problemas muy serios. El primero es que los arquitectos no son especialistas en el paisaje. Santiago Calatrava, por ejemplo, ha hecho un umbr¨¢culo y le ha metido palmeras, que en los pr¨®ximos tres a?os, si no las cortan, lo levantar¨¢n. El segundo es que los arquitectos se asesoran con los agr¨®nomos, que no conocen los ¨¢rboles. S¨®lo estudian una hora de arboricultura ornamental en toda la carrera. Los errores en nuestras ciudades son m¨¢s de concepci¨®n del dise?o que del tratamiento que le dan los profesionales del ¨¢rbol.
P. ?D¨®nde se ve mejor eso?
R. En que todos los ¨¢rboles de la ciudad son iguales. Da lo mismo que sean c¨®nicos o estirados: no generan la belleza que poseen. La escasa formaci¨®n de arquitectos y t¨¦cnicos son la causa de muchos problemas: cultivos inadecuados, mala elecci¨®n del lugar de plantaci¨®n, especies incorrectas,... Poner grandes ¨¢rboles en espacios peque?os es condenarlos a una lenta agon¨ªa hasta su muerte.
P. ?Qu¨¦ explica que Valencia est¨¦ llena de esa especie de cocoteros?
R. Son palmeras washingtonias y la explicaci¨®n es que son baratas y crecen r¨¢pido. Nosotros vivimos en el Mediterr¨¢neo y deber¨ªamos tener datileras, canarias y margallons. ?se ser¨ªa nuestro paisaje.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n mantiene con los ¨¢rboles del Bot¨¢nico?
R. Tras 15 a?os he establecido un v¨ªnculo en el que me siento muy unido a ellos. Adem¨¢s tengo la posibilidad de mirarlos desde arriba, desde donde se ven como ancianos llenos de problemas como nuestros mayores. Tienen osteoporosis, cavidades, nidos de p¨¢jaros... son un hervidero de vida.
P. ?Sube a pelo a los ¨¢rboles?
R. No. Cuando empec¨¦ me encontr¨¦ con que la gente se jugaba la vida de una forma exagerada. En 1988 fui a trabajar a Kew Gardens, el Bot¨¢nico de Londres, y all¨ª vi un utensilio forestal: la bicicleta, que son dos flejes de acero unidos a unos pies que funcionan por presi¨®n y permite ascender con seguridad. Me gust¨® y me lo traje.
P. ?Cu¨¢l es el ¨¢rbol del Bot¨¢nico que m¨¢s venera?
R. El que m¨¢s me gusta es el ginko biloba, un ¨¢rbol f¨®sil que en oto?o parece lleno de monedas de oro. El que m¨¢s me impresiona, una carya illionensis, que es como un nogal de 42 metros de altura. Otro que me gusta es la araucaria bidwillii, el ¨¢rbol pehu¨¦n con cuyas semillas se alimentaban los nativos. Tambi¨¦n la chorisia speciosa. Y la palmera que m¨¢s me gusta es la jubaea chilensis, que no tenemos aqu¨ª, y la m¨¢s bella, la brahea armata, la palmera azul...
P. Acabar¨¢ por citarlos todos.
R. Es que me gustan todos.
EN DOS TRAZOS
Para Jos¨¦ Plumed (Monreal del Campo, Teruel, 1963) la arborister¨ªa es su vida, aunque la descubri¨® tarde. Era escalador y por ser de interior sent¨ªa una atracci¨®n muy poderosa hacia las palmeras. Al final acab¨® fundiendo las dos pasiones en una sola realidad. Ha estudiado los mejores ¨¢rboles de Europa, es un notable especialista en palmeras y ha acumulado un frondoso curr¨ªculum en la materia. Desde hace 15 a?os es el t¨¦cnico especialista del Jard¨ªn Bot¨¢nico de Valencia, que conoce como nadie, y por amor al arte difunde por Espa?a el mantenimiento de los ¨¢rboles monumentales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.