El guardi¨¢n de la City
Contra el pron¨®stico de muchos, Callum McCarthy, escoc¨¦s de 59 a?os, ha sido nombrado presidente de la FSA, la Autoridad de los Servicios Financieros encargada de velar por la ortodoxia financiera y comercial en la City de Londres. McCarthy, que ocupar¨¢ su despacho dentro de cinco meses, es desde hace seis a?os el hombre que ha velado por la libre competencia en la apertura al mercado de un sector estrat¨¦gico en toda econom¨ªa: el energ¨¦tico.
Hasta hace unos d¨ªas, McCarthy no estaba ni siquiera entre los tres o cuatro favoritos de la City para sustituir a sir Howard Davies, el todav¨ªa mandam¨¢s de la FSA que en oto?o se convertir¨¢ en director de la prestigiosa London School of Economics. Sin embargo, el ministro del Tesoro, Gordon Brown, subray¨® al dar cuenta de su elecci¨®n que McCarthy "aportar¨¢ a la FSA una combinaci¨®n sin igual de experiencia en el sector p¨²blico, actividad en la industria de servicios financieros y presidencia de un muy exitoso organismo regulador". Pese a sus cumplidos, Brown ya le ha cortado las alas a McCarthy al otorgarle s¨®lo el cargo de presidente de la FSA y anunciar que designar¨¢ a otra persona como jefe ejecutivo, rompiendo as¨ª la poderosa bicefalia que aunaba sir Howard.
Ambos ejecutivos han vivido curiosas coincidencias. Los dos son antiguos alumnos de la Manchester Grammar School. Los dos realizaron un curso de posgrado en la selecta escuela de negocios de Stanford. Y los dos son tambi¨¦n reconocidos hinchas del Manchester United.
La prensa brit¨¢nica saluda estos d¨ªas el trabajo desempe?ado por McCarthy al frente de los 300 funcionarios de Ofgem, el regulador energ¨¦tico. Pero, aunque se aplaude su independencia y valent¨ªa a la hora de acordar multas multimillonarias a London Electricity o a Virgin Energy, no faltan observaciones sibilinas, como las de los que destacan que aunque las tarifas han bajado un 40% para las empresas, los consumidores particulares no se est¨¢n beneficiando tanto de las supuestas ventajas del libre mercado energ¨¦tico.
McCarthy deber¨¢ lidiar ahora con las ansias de beneficio y las pr¨¢cticas no siempre escrupulosas del sector financiero, en el que la ignorancia del gran p¨²blico es fuente de abusos. Hereda de Howard Davies un organismo unitario con autoridad sobre 10.000 empresas que en el pasado dispersaba sus poderes a trav¨¦s de nueve entidades diferentes. Pero tambi¨¦n los precedentes no siempre alentadores de una gesti¨®n demasiado laxa en asuntos capitales como la crisis de Equitable Life o el hundimiento de Marconi.
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