Qu¨¦ tarde nos dieron los de Gavira
Nos dieron la tarde los de Gavira, que adem¨¢s de estar muy desigualmente presentados menudearon una mansedumbre insufrible, fueron blandurr¨ªos y no ten¨ªan hechuras para estar en Las Ventas, quiere decirse trap¨ªo, en el caso de los dos primeros y en el del sexto, que cerr¨® un festejo largo, gris, un tanto chapuza. M¨¢s que Domingo de Resurrecci¨®n, fue tarde de dolores.
Nos queda, no obstante, las buenas maneras, la planta torera y el gusto de un Ant¨®n Cort¨¦s que estuvo por encima de sus toros, y nos brind¨® momentos de arte y valor. Nos quedan su torer¨ªa para recordar lo bueno de un festejo pobre y desilusionante.
Ant¨®n Cort¨¦s salud¨® a su primero con ver¨®nicas de buen trazo, algunas de las cuales le quedaron para explicar qu¨¦ es eso del eterno toreo a la ver¨®nica. Ese vuelo alado y sensual. Cort¨¦s, en ese su primero, adem¨¢s, realiz¨® una faena de muleta que fue a mejor, que se fund¨® en el cruzarse, obligar y embarcar el pase con donosura, temple, muy vertical y pureza en la concepci¨®n. En su segundo, Cort¨¦s volvi¨® a hacer gala de torer¨ªa y valor.
Gavira / Encabo, De Mora, Cort¨¦s
Cuatro toros de Gavira, desigualmente presentados, blandos, mansos y de poco juego; 1? y 2?, devueltos por inv¨¢lidos. Primer sobrero de La Guadamilla y 2? sobrero de Guillermo Acosta, ambos reservones.
Luis Miguel Encabo: silencio y silencio. Eugenio de Mora: silencio, dos avisos y silencio. Ant¨®n Cort¨¦s: aviso y ovaci¨®n; silencio.
Plaza de las Ventas, 20 de abril. Un tercio de entrada. Se guard¨® un minuto de silencio por el fallecimiento de Ignacio Aguirre.
Eugenio de Mora tuvo pocas opciones ante el complicado sobrero de Guillermo Acosta, y se justific¨® en su segundo, con voluntad y pases sueltos de buena factura.
A Luis Miguel Encabo lo encontramos algo espeso ante un lote irregular y problem¨¢tico. En su primero tuvo que abreviar, pues era lo correcto, y en su segundo dio muletazos templados en una labor sin demasiado rumbo que no lleg¨® a cuajar, y encima se le fue la mano con la espada a los bajos de manera alarmante.
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