Cientos de miles de chi¨ªes marchan hacia Kerbala en una demostraci¨®n de fuerza
La comunidad musulmana mayoritaria en Irak exhibe sus s¨ªmbolos sin miedo a la represi¨®n
Camisas negras, cintas en la cabeza, golpes en el pecho. Desde hace algunos d¨ªas, grupos cada vez m¨¢s numerosos de musulmanes chi¨ªes se dirigen andando hacia la ciudad sagrada de Kerbala desde todos los lugares de Irak. Es una peregrinaci¨®n que rememora el arba¨ªn, los 40 d¨ªas de luto por la muerte del imam Husein, de la que el pr¨®ximo martes se cumplir¨¢n 1.350 a?os. El rito, que se repite a?o tras a?o desde entonces, ha adquirido una dimensi¨®n pol¨ªtica con la desaparici¨®n de Sadam Husein, cuyo r¨¦gimen margin¨® a la comunidad chi¨ª y descafein¨® sus tradiciones religiosas.
Sus c¨¢nticos sincopados y recitaciones anuncian el paso de los chi¨ªes antes de que interrumpan el tr¨¢fico en la calle principal de Gadir, un barrio mayoritariamente cristiano del este de Bagdad. Los vecinos observan su paso entre sorprendidos y curiosos. Se dirigen a Kerbala, 110 kil¨®metros al suroeste, donde se halla el sepulcro de Husein. Por primera vez en muchos a?os, los grupos de peregrinos (desde una docena a m¨¢s de un centenar) exhiben sin miedo sus banderas verdes por las calles de la ciudad. Las prohibiciones a la expresi¨®n de su religiosidad han desaparecido.
Husein fue el hijo del imam Al¨ª, a quien los chi¨ªes consideran como el verdadero heredero de Mahoma (Al¨ª era yerno del Profeta) frente a los l¨ªderes religiosos consensuados que siguen los sun¨ªes, u ortodoxos. Unos 130 millones de chi¨ªes en todo el mundo rememoran por estas fechas el martirio de Husein a manos de los mismos hombres que traicionaron a su padre en Kufa, la primera ciudad musulmana de Irak.
"Es normal que despu¨¦s de tantos a?os de represi¨®n estallen, es como quitarle el tap¨®n a una botella de champ¨¢n", interpreta Melk¨®n, un pastelero armenio de religi¨®n cristiana que no ve mayor peligro en esta demostraci¨®n de religiosidad popular. Al¨ª Husein, un chi¨ª urbano con estudios superiores y poco practicante, no est¨¢ tan seguro. "Por este camino se subrayan las diferencias entre chi¨ªes y sun¨ªes en un momento en que todos los iraqu¨ªes debemos estar unidos", apunta.
No todos los cristianos opinan igual. La aplastante superioridad num¨¦rica de los chi¨ªes (entre 14 y 15 de los 24 millones de iraqu¨ªes) y el radicalismo que se ha asociado con la Revoluci¨®n Isl¨¢mica de 1979 en Ir¨¢n (donde los chi¨ªes constituyen el 95% de la poblaci¨®n), hace que muchos cristianos teman resultar marginados en un eventual Irak democr¨¢tico. Algunas voces dentro de la comunidad chi¨ª ya han hecho llamamientos a la creaci¨®n de un Estado isl¨¢mico. "No a Sadam. No a Bush. S¨ª, s¨ª, al islam", rezaban las pancartas de una manifestaci¨®n celebrada el pasado viernes.
Ajenos en gran medida a ese debate pol¨ªtico, los chi¨ªes prosiguen su peregrinaci¨®n a Kerbala, una ciudad de 500.000 habitantes donde ma?ana pueden llegar a reunirse cuatro millones de fieles. La mayor¨ªa son hombres, pero en algunos grupos hay tambi¨¦n un peque?o n¨²mero de mujeres detr¨¢s. Una historia de marginaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural, les ha relegado a los escalones m¨¢s bajos de la sociedad y, para una gran parte de ellos, estas tradiciones centenarias constituyen m¨¢s una se?a de identidad social que pol¨ªtica.
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