Toreo excelso de Mat¨ªas Tejela
Mat¨ªas Tejela, un chaval de veinte a?os, natural de Madrid, que se presentaba ayer en la Maestranza, dibuj¨® un toreo excelso y devolvi¨® la alegr¨ªa de vivir a esta fiesta tan alica¨ªda.
Sin duda, la vida es injusta. De lo contrario, no se entiende que Tejela no abriera de par en par una Puerta del Pr¨ªncipe que se gan¨® con todos los honores con una decisi¨®n encomiable, con un toreo extraordinario, con enorme valent¨ªa y unas ganas de triunfo que s¨®lo definen a las figuras del toreo.
La primera tanda de naturales al ¨²ltimo toro de la tarde fue larga, reposada, honda, aut¨¦ntica, bell¨ªsima; sencillamente, magistral. La Maestranza al completo se puso en pie y homenaje¨® a un artista de una pieza. Sigui¨® por naturales y describi¨® otros tres preciosos y cerr¨® la tanda con un molinete y un largo pase de pecho. La locura, se?ores, la alegr¨ªa indescriptible que produce el arte, se adue?¨® de los tendidos. Termin¨® con unos ayudados profundos y mont¨® la espada.
Guadalest / De Mora, Cort¨¦s, Tejela
Cinco toros de Guadalest (seis devueltos en el reconocimiento), muy justos de presentaci¨®n, inv¨¢lidos, mansos, sosos y descastados, a excepci¨®n del 6?, manso tambi¨¦n, pero noble y con recorrido; el 2?, de Gabriel Rojas, devuelto por inv¨¢lido; el sobrero, de la misma ganader¨ªa, mal presentado, inv¨¢lido y descastado. Eugenio de Mora: pinchazo hondo, media ladeada y cinco descabellos (silencio); pinchazo, media tendida y seis descabellos (silencio). Ant¨®n Cort¨¦s: estocada -aviso- y un descabello (silencio); estocada baja (gran ovaci¨®n). Mat¨ªas Tejela: gran estocada (oreja); dos pinchazos y estocada (vuelta). Plaza de la Maestranza, 23 de abril. 4? corrida de feria. Menos de tres cuartos de entrada.
Hab¨ªa recibido al toro a la ver¨®nica con las manos muy bajas y la figura estilizada, quit¨® por chicuelinas r¨¢pidas pero muy ce?idas, y comenz¨® la faena de muleta con unos lentos ayudados por bajo de singular torer¨ªa.
Y mont¨® la espada. En el silencio maestrante parec¨ªa escucharse el sonido del cerrojo de la Puerta del Pr¨ªncipe. Pero pinch¨®, ?qu¨¦ injusticia!, y volvi¨® a pinchar, ?por Dios!, y una estocada en todo lo alto.
Su tarjeta la hab¨ªa dejado en el primero, un inv¨¢lido al que arranc¨® muletazos hondos a base de cercan¨ªas y decisi¨®n. Tore¨® muy bien a la ver¨®nica y aguant¨® estoico en los mismos pitones para emocionar con un toreo de inequ¨ªvoco sabor artista. Y mat¨® de una gran estocada que vali¨® por s¨ª sola una oreja.
Los toros fueron un desecho de tienta y cerrado. Mal presentados, feos, inv¨¢lidos, mansos y sos¨ªsimos. Y el de Rojas, peor.
Eugenio de Mora no tuvo su tarde. El lote que le toc¨® en suerte fue malo de solemnidad, pero ¨¦l se mostr¨® precavido, poco seguro y con el sitio perdido a la hora de matar. Un borr¨®n, sin duda.
Y Ant¨®n Cort¨¦s se jug¨® el tipo de verdad en el quinto para no quedar en el olvido. Un toro dif¨ªcil, con la cara por las nubes, de muy mala condici¨®n, y Cort¨¦s, en el centro del ruedo, le plant¨® cara como un jabato, se pele¨® limpiamente y consigui¨® fases emocionantes. Se salv¨® de milagro de una cogida y recibi¨® el respeto del respetable. En el segundo, tan descastado como los dem¨¢s, ya demostr¨® que tiene buenas hechuras de torero de pellizco. Pero el pellizco en el coraz¨®n de Sevilla, ayer, lo puso un chaval de Madrid.
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