V¨¢yanse a la porra
En este mundo c¨ªnico, veloz y oportunista, cada ocasi¨®n tiene su verdad y nada es para siempre, de modo que hay que especializarse y buscar un hueco en las agendas para cada cosa. Quiz¨¢ ¨¦se sea el motivo por el que existen tantos d¨ªas mundiales de esto o lo otro, el d¨ªa del padre y el de la madre, el de los derechos humanos y la mujer trabajadora, los de la solidaridad, la prensa, los ni?os, el teatro, la danza o la poes¨ªa, adem¨¢s de los centenarios de ¨¦ste o aquel escritor, m¨²sico, estadista o atleta y los a?os internacionales de tal o cual asunto. Generalizar es arriesgarse ser injusto e inexacto; pero, a pesar de todo, a m¨ª ese tipo de conmemoraciones me suenan m¨¢s que nada a propaganda, creo que buscan m¨¢s la autoindulgencia que la conciencia y, en muchas ocasiones, me resultan incluso sospechosas, a lo mejor porque todav¨ªa me acuerdo -todav¨ªa y cada vez m¨¢s- de la Espa?a del Funeral¨ªsimo y su D¨ªa de la Raza, su 18 de Julio y su 12 de Octubre, su D¨ªa del Alzamiento Nacional y, claro, su Desfile de la Victoria, porque a Franco, Franco, Franco le gustaba, como a todos los dictadores, sacar de vez en cuando sus tanques a la calle. Ahora tambi¨¦n hay un D¨ªa de las Fuerzas Armadas y ¨¢ndense con cuidado, porque el Gobierno de Aznar, ?ar!, planea una reforma del C¨®digo Penal Militar despu¨¦s de la cual a cualquiera que le lleve la contraria al poder lo van a mandar a la porra o al calabozo. Lo de irse a la porra es un t¨¦rmino de origen castrense y viene del bast¨®n que llevaba el jefe de tamborileros de los batallones: a la hora del descanso, el oficial del regimiento clavaba ese bast¨®n, llamado porra, en una zona apartada del cuartel y los arrestados deb¨ªan confinarse all¨ª. ?Vaya usted a la porra!, ordenaba, digamos, el sargento Jos¨¦ Mar¨ªa, y el disidente quedaba castigado.
A la espera del futuro desfile en que, tal vez, Aznar y Bush paseen por la Gran V¨ªa de Madrid en coche descubierto, como el Caudillo y Eisenhower en 1959, para celebrar su haza?a de Bagdad, ayer celebramos el aniversario de Miguel de Cervantes y el D¨ªa del Libro, que ya no es s¨®lo eso, sino el D¨ªa Mundial del Libro y del Derecho de Autor y, claro, anteayer los pol¨ªticos en campa?a se dedicaron a la cultura, que era lo que tocaba: cada cosa en su momento. Trinidad Jim¨¦nez, se comprometi¨® a construir 20 nuevas bibliotecas p¨²blicas en la capital, a duplicar el presupuesto para estas dotaciones y a extender su horario de lunes a s¨¢bado, de 8.00 a 21.00, m¨¢s las ma?anas de los domingos, aparte de que en periodo de ex¨¢menes cerrar¨¢n a medianoche. La candidata pretende invertir "la alarmante" situaci¨®n provocada por "la inoperancia" del Ayuntamiento y la Comunidad, que ha situado a Madrid, dijo, a la cola en n¨²mero de bibliotecas p¨²blicas de Espa?a, con un punto de servicio por cada 63.885 habitantes en 2000, mientras que la media espa?ola era de 9.932 y la europea de 9.571.
Por su parte, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, junto a nuestra querida Alicia Moreno, ahora Alicia en el pa¨ªs de los Michavillas, anunci¨® que va a crear una Agencia para la Cultura y un bibliometro, que defender¨¢ con u?as y dientes el Patrimonio Hist¨®rico, pondr¨¢ en marcha una oficina de Promoci¨®n y Difusi¨®n del Cine Espa?ol y har¨¢ construir un teatro y un museo s¨®lo para ni?os, todo ello para lograr una ciudad abierta, mestiza y plural. Una ciudad pr¨®spera donde, como dir¨ªa el pisaverde que preside la gestora del PP en Manhattan, "hasta los moros tengan trabajo". Como ven, la sombra del fascismo es alargada, tal vez porque a¨²n la proyectan vergonzosamente, sobre Madrid y otras ciudades, las estatuas de Franco, Franco, Franco.
Lo cierto es que Madrid necesita como agua de mayo una vida cultural que ahora mismo no tiene. Hay muchos actos culturales, pero no una vida cultural como la que hubo, por ejemplo, en los a?os ochenta, tan creativos, tan efervescentes. ?Podr¨¢n Jim¨¦nez y Ruiz-Gallard¨®n resucitar la ciudad que mat¨® Manzano? Sus propuestas suenan bien, ojal¨¢ no se acaben al acabarse el D¨ªa del Libro. Deber¨ªan darlas por escrito y en documento legal, e incluso sumar unas a otras, gane quien gane, as¨ª no tendr¨ªamos esa sensaci¨®n de que lo que nos dicen es: "Si venzo, vivir¨¢n en un Para¨ªso. Si no, ?v¨¢yanse a la porra!".
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