Martha Griffiths, defensora de los derechos de la mujer
Martha Griffiths, la irascible e independiente ex congresista dem¨®crata y principal fuerza impulsora de los derechos de la mujer en el Congreso de Estados Unidos durante diez legislaturas, falleci¨® el martes 22 en su casa de Armada, Michigan, tras llevar casi medio siglo paralizada. Ten¨ªa 91 a?os.
Griffiths super¨® muchas barreras al abordar la pol¨ªtica en una ¨¦poca en la que se consideraba que el lugar de una mujer estaba en su casa: fue la primera mujer designada para el Tribunal Municipal de Detroit, la primera mujer elegida por su distrito para el Congreso, la primera mujer participante en el Comit¨¦ de Procedimientos del Congreso y la primera mujer elegida vicegobernadora de Michigan. Tambi¨¦n ha sido la ¨²nica mujer de Michigan que ha trabajado en las tres ramas del Gobierno del Estado.
La mayor victoria legislativa de Griffiths fue el conseguir la inclusi¨®n de la discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo en la trascendental legislaci¨®n en materia de derechos civiles de 1964, que allan¨® el camino a una seria de leyes y sentencias del Tribunal Supremo sobre asuntos que abarcan desde la igualdad salarial hasta la protecci¨®n contra el acoso sexual. Volvi¨® a hacer gala de una gran habilidad pol¨ªtica en 1970, cuando emple¨® una t¨¢ctica parlamentaria poco conocida para sacar la ERA del Comit¨¦ Judicial, donde llevaba 47 a?os bloqueada. Con los a?os se gan¨® el respeto por su inteligencia e independencia, y sus colegas la describ¨ªan como "dura como la piel de un lagarto" con "una mente de acero".
Tambi¨¦n era famosa por ser muy directa. Una vez escribi¨® al presidente de una compa?¨ªa a¨¦rea porque ¨¦ste hab¨ªa defendido el requisito de que sus azafatas fueran j¨®venes, solteras y guapas: "?Exactamente, qu¨¦ dirige usted, una compa?¨ªa a¨¦rea o un prost¨ªbulo?", le pregunt¨®. El ex presidente Gerald Ford, que trabaj¨® con Griffiths en el Congreso y apoy¨® su campa?a a favor de la ERA, coment¨® esta semana en una declaraci¨®n: "Era inteligente, conoc¨ªa las normas y ten¨ªa firmes convicciones".
Griffiths, hija de un cartero de Pierce City, Misuri, estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Misuri en Columbia. Se cas¨® con su novio de la universidad, Hicks G. Griffiths, tras licenciarse en 1934. Despu¨¦s, estudiaron Derecho juntos en la Universidad de Michigan en Ann Arbor. Hick Griffiths falleci¨® en 1996. La pareja no ten¨ªa hijos.
Griffiths, que fue admitida en el Colegio de Abogados de Michigan en 1941, trabaj¨® como negociadora de contratos en Detroit para el Estado Mayor del Ej¨¦rcito durante la Segunda Guerra Mundial. Despu¨¦s de la guerra, su marido y ella pasaron a la pr¨¢ctica privada de la abogac¨ªa. Pronto se les uni¨® un antiguo compa?ero de universidad, G. Mennen Williams, y en 1948 inici¨® su triunfante campa?a a gobernadora de Michigan. Los dem¨®cratas dominaron la pol¨ªtica del Estado durante los 12 a?os siguientes. Griffiths salt¨® a la palestra pol¨ªtica en 1946 para lograr un esca?o en Michigan, pero no lo consigui¨® hasta el segundo intento. Se present¨® al Congreso en 1954 y consigui¨® el esca?o por Detroit.
En Washington descubri¨® que las cuestiones que m¨¢s le molestaban ten¨ªan que ver con las mujeres, y se dispuso a cambiar las leyes que las trataban injustamente. Descubri¨® que cuando mor¨ªa una mujer que ten¨ªa Seguridad Social, sus hijos dependientes no pod¨ªan cobrar las prestaciones, mientras que los hijos dependientes de un hombre s¨ª pod¨ªan. Descubri¨® que las mujeres ten¨ªan que pagar impuestos por el dinero que les dejaban sus maridos, mientras que los hombres no ten¨ªan que pagar impuestos por la herencia de sus esposas. Y descubri¨® que si un hombre se divorciaba tras 20 o 30 a?os de matrimonio, la esposa no ten¨ªa derecho a percibir ninguna pensi¨®n de la Seguridad Social. Ella logr¨® que se cambiaran todas esas leyes.
En 1964 fue la principal fuerza impulsora de la inclusi¨®n de una prohibici¨®n de discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo en la Ley de Derechos Civiles. Howard W. Smith, congresista dem¨®crata conservador de Virginia, acept¨® patrocinar una enmienda que prohib¨ªa la discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo tras las presiones de los miembros del Partido Nacional de la Mujer.
Seis a?os despu¨¦s, Griffiths orient¨® sus esfuerzos a sacar la Enmienda por la Igualdad de Derechos del Comit¨¦ Judicial. La enmienda en la que se propon¨ªa que la igualdad de derechos en virtud de la ley "no debe ser denegada ni reducida por Estados Unidos ni por ning¨²n estado por raz¨®n de sexo" jam¨¢s hab¨ªa llegado a debatirse en el Congreso, aunque hab¨ªa salido dos veces del Senado. Griffiths present¨® una "petici¨®n de salida". Si reun¨ªa suficientes firmas se permitir¨ªa una hora de debate en el Congreso. Reuni¨® las 218 firmas de congresistas que necesitaba para que la propuesta llegara al Congreso sin necesidad de acciones del comit¨¦. Fue la octava vez en veinte a?os que se aprovechaba con ¨¦xito esta t¨¢ctica parlamentaria tan poco utilizada. El 10 de agosto de 1970 se aprob¨® la ERA en una votaci¨®n nominal, consiguiendo 346 votos a favor y 15 en contra, muchos m¨¢s de la mayor¨ªa necesaria de dos tercios. La aprobaci¨®n del Senado lleg¨® dos a?os despu¨¦s. Desde entonces, la enmienda ha sido ratificada por 35 estados, tres menos del n¨²mero necesario para a?adirla a la Constituci¨®n.
Griffiths se retir¨® del Congreso en 1974 y trabaj¨® en varios consejos de administraci¨®n de varias empresas. Volvi¨® al ruedo pol¨ªtico en 1982, cuando el candidato a gobernador James Blanchard le pidi¨® que le acompa?ara. Seg¨²n fuentes informadas, Blanchard jam¨¢s habr¨ªa conseguido la victoria sin contar con Griffiths. Se presentaron juntos a un segundo mandato y ganaron. Pero Griffiths empez¨® a sufrir una serie de ataques y su salud se fue haciendo cada vez m¨¢s d¨¦bil. En 1990, cuando Blanchard anunci¨® que se presentaba a un tercer mandato, se deshizo de Griffiths, que entonces ten¨ªa 78 a?os. "El mayor problema en la pol¨ªtica es que ayudas a alg¨²n hijo de puta a conseguir lo que quiere y despu¨¦s te tira del tren", coment¨® Griffiths. Posteriormente amortigu¨® sus cr¨ªticas, pero s¨®lo un poco. "Est¨¢ en su derecho de hacer lo que quiera", coment¨® Griffiths en una rueda de prensa. "Y ya veremos despu¨¦s de las elecciones lo que deber¨ªa haber hecho". Blanchard perdi¨®.-
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