Votos sin fe en Argentina
En Argentina todo es posible. Despu¨¦s de la defenestraci¨®n del presidente Fernando de la R¨²a, dos a?os antes de concluir el mandato, el pa¨ªs continu¨® en ca¨ªda libre cuyo final admit¨ªa los pron¨®sticos m¨¢s disparatados. Los analistas vaticinaban una guerra civil, una dictadura populista con un aislamiento internacional similar al de Cuba, o, en el mejor de los casos, el tr¨¢nsito a la cordura de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI). Hubo hasta quien predijo un golpe de Estado y el env¨ªo de cascos azules de la ONU para garantizar la paz. La crisis era, sin duda, de gran calado, pero ninguna de estas negras premoniciones se cumpli¨®.
Otros profetas tambi¨¦n fracasaron estrepitosamente en sus predicciones. Como los que anunciaban una subida imparable del d¨®lar, el regreso de la hiperinflaci¨®n y la hecatombe del sistema financiero. Ricardo L¨®pez Murphy, ex ministro del Gobierno de De la R¨²a, augur¨® el cierre de dos de cada tres bancos. El ex presidente Carlos Menem, peronista, insist¨ªa en que la ¨²nica salida de la incertidumbre que provoc¨® la devaluaci¨®n del peso era la dolarizaci¨®n de la econom¨ªa. Todo parec¨ªa posible en un pa¨ªs que hab¨ªa visto desfilar a cinco presidentes en una semana, uno de los cuales anunci¨® la suspensi¨®n de pagos de la deuda externa con el signo de la victoria y ante un Parlamento enfervorizado. Adolfo Rodr¨ªguez Sa¨¢ es, por cierto, uno de los candidatos de las elecciones presidenciales de hoy, como lo son Menem y L¨®pez Murphy. Ninguno reconoce haber cometido errores en su pasado pol¨ªtico.
Todos los lunes, mi¨¦rcoles y viernes, grupos de ahorradores que reclaman su dinero exteriorizan su frustraci¨®n ante la sede del Banco Boston
"Que se vayan todos" fue un emblema interpelador, no s¨®lo al poder pol¨ªtico, sino a toda la clase dirigente, como consecuencia del hast¨ªo generalizado
Los damnificados por lea congelaci¨®n de los dep¨®sitos bancarios tienen un l¨ªder al que respetan y veneran: el humorista e imitador Nito Artaza
El Partido de la Gente es el primer intento de legitimar la consigna "Que se vayan todos" como una opci¨®n electoral nueva. Quieren acabar con las listas s¨¢bana
Mientras unos vaticinaban la cat¨¢strofe, otros cre¨ªan ver el alumbramiento de un nuevo ciclo pol¨ªtico en Argentina, alentados por un movimiento de protesta espont¨¢neo que tom¨® la calle e incorpor¨®, por primera vez, a la clase media. Desempleados que subsisten de los subsidios, ahorradores con el dinero atrapado en los bancos, jubilados con las pensiones devaluadas, empleados p¨²blicos que no reciben el salario, estudiantes sin futuro, todos hicieron sentir su voz con una consigna com¨²n, que se convirti¨® en el grito de guerra de la Argentina pos-De la R¨²a. "Que se vayan todos" fue un emblema interpelador, no s¨®lo al poder pol¨ªtico, sino a toda la clase dirigente, como consecuencia del hast¨ªo generalizado.
En numerosos barrios de Buenos Aires y de varias ciudades surgieron asambleas de vecinos como un embri¨®n de organizaci¨®n de base dispuesta a abordar todas las causas pendientes de los ciudadanos y a hacer la vida imposible a los pol¨ªticos. Inesperadamente, ministros, diputados y jueces dejaron de transitar libremente por la calle y empezaron a camuflarse en veh¨ªculos de cristales polarizados al tiempo que reforzaron su protecci¨®n personal por temor a ser abucheados o agredidos.
Cacerolazos y manifestaciones
Hace un a?o, la vida de Mabel Bellucci "era pura adrenalina". Desde que amanec¨ªa se pon¨ªa en marcha a velocidad de v¨¦rtigo para participar en las numerosas acciones de protesta ciudadana que proliferaron en Buenos Aires tras la dimisi¨®n de De la R¨²a. En los cacerolazos de ahorradores, las manifestaciones frente al Palacio de Justicia para exigir la dimisi¨®n de los jueces de la Corte Suprema, las asambleas de vecinos que espont¨¢neamente florecieron en numerosos barrios, o los cortes de calles y carreteras junto a los piqueteros que reclamaban trabajo. Ah¨ª estaba Mabel, a sus 52 a?os, puntual en todas las convocatorias, con m¨¢s vitalidad que nunca, en aquel verano porte?o, que algunos vivieron como una reedici¨®n del Mayo del 68 parisiense. "Tomar la calle, democratizar la calle, es maravilloso", recuerda. Cu¨¢ntas veces grit¨® Mabel "Que se vayan todos" hasta quedarse af¨®nica. "Antes de las asambleas barriales mir¨¢bamos la televisi¨®n y ve¨ªamos a los pol¨ªticos en la calle. La situaci¨®n se revirti¨®. Nosotros tomamos la calle y fuimos los protagonistas. Ellos ten¨ªan que esconderse".
A cuatro d¨ªas de las elecciones, frente al edificio de Tribunales se concentra un grupo de ahorradores con sus dep¨®sitos bancarios atrapados en el llamado corral¨®n desde hace m¨¢s de un a?o. Van con las pancartas y carteles habituales. A pocos metros, ante la sede del Poder Judicial de la Naci¨®n, un pu?ado de jubilados protesta contra la retenci¨®n del 13% de sus pensiones. "Si el sueldo de los jueces es intangible, el de los jubilados tambi¨¦n", puede leerse en una de las pancartas. Uno de los concentrados profiere a trav¨¦s de un meg¨¢fono todo tipo de improperios contra el Gobierno, sin lograr atraer la atenci¨®n de los transe¨²ntes. La presencia de estos pobres jubilados es una escena cotidiana en esta plaza. "Que no nos sigan robando", grita el hombre del meg¨¢fono.
Todos los lunes, mi¨¦rcoles y viernes, grupos de ahorradores que todav¨ªa tienen arrestos para reclamar su dinero congelado en el banco exteriorizan su malestar y frustraci¨®n ante la sede del Banco Boston en el centro financiero de Buenos Aires. Patricia, Marta y Alicia no suelen fallar casi nunca. Las tres presentaron recurso de amparo contra la congelaci¨®n de los dep¨®sitos decretada por el Gobierno de Eduardo Duhalde en febrero de 2002, y no est¨¢n dispuestas a aceptar la f¨®rmula del ¨²ltimo decreto gubernamental, que contempla la devoluci¨®n de los dep¨®sitos, pero no en su integridad. "Aqu¨ª se tienen que morir todos, peronistas y radicales", dice una de ellas cuando surge el tema de las elecciones. "Los radicales ya est¨¢n liquidados, ahora faltan los peronistas", dice con sorna Alicia. "Yo siempre vot¨¦ a los peronistas, pero ?ahora? Mmmm", susurra Patricia mientras cierra los ojos. Ang¨¦lica del Valle es una de las m¨¢s veteranas en la lucha del movimiento Ahorradores Argentinos. Ha sido detenida en m¨¢s de una ocasi¨®n y tiene tres procesos en contra. Dice que lo ha perdido todo -"me he quedado sin negocio, sin auto y sin la plata"- por culpa del maldito corral¨®n. "No voy a votar a nadie", confiesa. "Tendr¨ªa que venir Bin Laden y acabar con toda la basura de pol¨ªticos". Si recuperan el dinero, ninguna de ellas piensa dejarlo ni un d¨ªa m¨¢s en el banco. "Lo llevo a otro pa¨ªs", dice una. "Yo me comprar¨¦ un piso para alquilar", apunta su compa?era.
Los damnificados por la congelaci¨®n de los dep¨®sitos bancarios que inici¨® el Gobierno de De la R¨²a y ampli¨® el de Duhalde, al pasar del corralito al corral¨®n, tienen un l¨ªder, al que respetan y veneran. Nito Artaza, de 43 a?os, es un humorista muy popular en Buenos Aires que destaca por su talento a la hora de imitar a pol¨ªticos y famosos. Empresario art¨ªstico y agropecuario, presenta cada noche su espect¨¢culo en el teatro Metropolitan de la calle de Corrientes. Al frente de la lucha de los ahorradores, Artaza ha aumentado su popularidad y ha hecho una primera incursi¨®n en la pol¨ªtica, un terreno que no le es extra?o por pertenecer a una familia de tradici¨®n radical. "Nos hemos sentido abandonados por los pol¨ªticos, sobre todo por los que tienen representaci¨®n parlamentaria", lamenta.
A medida que se aproximaban las elecciones, Artaza recibi¨® ofertas de destacados dirigentes pol¨ªticos para que se sumara a sus filas. Hasta el presidente Duhalde consider¨® que el popular actor podr¨ªa ser un buen anzuelo electoral y le propuso encabezar la lista del Partido Justicialista (PJ, peronista) a la jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires (Ayuntamiento). Menem y L¨®pez Murphy tambi¨¦n le tantearon. Nito Artaza prefiri¨® lanzarse por su cuenta y ha fundado el Partido de la Gente, que debutar¨¢ en las elecciones municipales con una lista por Buenos Aires. "Ser¨ªa una pena no dar continuidad a un movimiento que ha ido en aumento dej¨¢ndolo reducido a la protesta callejera".
El Partido de la Gente
El Partido de la Gente, que en las provincias formar¨¢ parte del Frente Alternativo Independiente (FAI), es el primer intento de legitimar la consigna "Que se vayan todos" como una opci¨®n electoral nueva. Ahora los objetivos ir¨¢n m¨¢s all¨¢ de la defensa de los ahorradores. "En primer lugar queremos un cambio del sistema electoral y acabar con las listas s¨¢bana, en las que el elector vota a un candidato que conoce y a 100 que son perfectos desconocidos". El Partido de la Gente propondr¨¢ la creaci¨®n de la figura del defensor del cliente bancario, que depender¨ªa de la Defensor¨ªa del Pueblo. Artaza dice hablar "como empresario y capitalista" cuando plantea que Argentina tiene que condicionar el pago de la deuda externa al crecimiento y atribuye al Fondo Monetario Internacional (FMI) la corresponsabilidad de la crisis. "El FMI ya est¨¢ pidiendo m¨¢s ajuste, m¨¢s impuestos y m¨¢s super¨¢vit fiscal. As¨ª no creceremos nunca", se?ala.
Al frente de una opci¨®n pol¨ªtica nueva, Artaza lamenta la falta de debate entre los candidatos durante la campa?a electoral y reclama al pr¨®ximo presidente lo que de momento parece un sue?o: un proyecto nacional consensuado con los otros partidos, "porque no hay ning¨²n candidato que llegue al 20%". Argentina necesita, en su opini¨®n, un acuerdo en los grandes temas, "como ALCA o Mercosur, c¨®mo negociar la deuda, inversiones con seguridad jur¨ªdica, y apertura al mundo con regulaci¨®n responsable". Hist¨®ricamente, los pol¨ªticos argentinos han despreciado el consenso, incluso cuando la naci¨®n ped¨ªa a gritos un gesto de grandeza. El ¨²ltimo intento, frustrado, se puso en marcha los ¨²ltimos d¨ªas del Gobierno de De la R¨²a bajo el patrocinio de la Iglesia cat¨®lica y las Naciones Unidas. Duhalde recogi¨® el testigo y acept¨® impulsar p¨²blicamente un proceso de Di¨¢logo Argentino, que sent¨® en la misma mesa a representantes de diversos sectores de la sociedad. Fue un esfuerzo notable de quienes auspiciaron el trabajo de acercar posiciones, que lamentablemente no logr¨® atraer a los dirigentes hacia actitudes m¨¢s generosas.
El empecinamiento y la intransigencia de los pol¨ªticos quedaron en evidencia con el espect¨¢culo bochornoso de las luchas internas en los dos partidos tradicionales. El peronismo fue incapaz de celebrar elecciones internas para elegir un candidato a la presidencia de la naci¨®n, de manera tal que qued¨® disgregado en tres candidaturas que reivindican todas ellas el legado del general Per¨®n, pero ninguna puede utilizar las siglas oficiales del Partido Justicialista. El radicalismo, en sus horas m¨¢s bajas, eligi¨® a su candidato en unos comicios internos que estuvieron salpicados de abundantes acusaciones de fraude.
Nito Artaza
Los seguidores de Nito Artaza quer¨ªan que el actor encabezara la lista electoral del Partido de la Gente, despu¨¦s de comprobar que las encuestas le daban una intenci¨®n de voto del 14% en la capital federal. Artaza ha dicho "no" por motivos familiares, aunque admite que se reserva para el futuro. Si no sufre ning¨²n rev¨¦s, su vocaci¨®n pol¨ªtica puede llegar a lo m¨¢s alto. Le avala su origen ajeno al mundo de la pol¨ªtica y la habilidad mostrada en sus primeros pasos a la hora de lograr apoyos de diputados del Congreso y sellar alianzas en algunas provincias. "Es dif¨ªcil encontrar notables que se apunten y apoyen. La pol¨ªtica est¨¢ muy desprestigiada", dice. Para describir la situaci¨®n de Argentina, el actor y futuro candidato recurre al escritor Jorge Luis Borges: "El argentino, individualmente, no es inferior a nadie, pero colectivamente no existe".
Las asambleas barriales, nacidas al calor de los cacerolazos y las protestas callejeras en Buenos Aires, fueron una iniciativa colectiva que surgi¨® desde la base, al margen de los partidos pol¨ªticos. Del boom de los primeros meses del a?o pasado, en los que la participaci¨®n era masiva, subsisten unas 100 asambleas que, como promedio, no re¨²nen m¨¢s de 50 vecinos cada semana. Jorge Muracciole, periodista y miembro de la asamblea de Parque Patricios, se?ala que "el momento inicial fue de irrupci¨®n y el actual es un momento constituyente. Demostramos que se puede hacer pol¨ªtica sin militar en un partido pol¨ªtico".
Al contrario de la mayor¨ªa de asambleas barriales, la de San Telmo ha ido en aumento en el ¨²ltimo a?o. "Al principio participaba gente con militancia pol¨ªtica que en realidad buscaba votos para sus respectivos partidos", recuerda Ana Melink, integrante de la asamblea, que pas¨® de 40 personas iniciales a las 700 que se re¨²nen cada s¨¢bado. La clave del ¨¦xito ha sido la obtenci¨®n de resultados concretos. Fracasaron las que s¨®lo se dedicaron a debatir; mantienen el aliento las que hicieron cosas, como la de San Telmo o la de Saavedra, en la zona norte de Buenos Aires, que a pesar de congregar semanalmente a no m¨¢s de 20 personas, "tiene un grupo de apoyo enorme gracias a las diversas actividades que realizamos", seg¨²n cuenta Alejandro Tiscornia. La asamblea popular y vecinal de Saavedra ha puesto en marcha una panader¨ªa, una huerta que abastece a comedores populares, un horno de barro, varios programas de educaci¨®n popular y ha construido la plaza de las Madres del Pa?uelo Blanco, en memoria de la organizaci¨®n Madres de Plaza de Mayo.
La actividad asistencialista de las asambleas tiene poco que ver con los or¨ªgenes de un movimiento que se pretend¨ªa espont¨¢neo y de gran pureza, pero al mismo tiempo pretende llenar el vac¨ªo dejado en muchos casos por un Estado maltrecho e incapaz de satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Aunque corre el riesgo de caer en una nueva forma de clientelismo. Por ejemplo, de los cartoneros, ese ej¨¦rcito de sombras que se desparrama por la ciudad al caer la noche en busca de papel y cart¨®n en las bolsas y contenedores de basura. Virginia Lencina, coordinadora del ¨¢rea Acci¨®n con Pol¨ªticos de la ONG Poder Ciudadano, destaca que en 2001 el cacerolazo y las asambleas de vecinos fueron un primer acercamiento a la vida ciudadana que tropezaba con "la falacia del que se vayan todos, que dejaba todo en acefal¨ªa". "Ojal¨¢ dentro de 10 a?os todo ese movimiento que se fue formando pase a ser la oferta electoral en las pr¨®ximas elecciones, pero hay que darle tiempo de preparaci¨®n, de decantaci¨®n y de madurez", observa Virginia Lencina.
Tesis doctorales
Lo que algunos pretend¨ªan convertir en foros de debate para una transformaci¨®n radical de la sociedad ha dejado como legado "un nivel de organizaci¨®n social muy grande", seg¨²n Alejandro Tiscornia, y "un esp¨ªritu muy democr¨¢tico en un pa¨ªs con una cultura pol¨ªtica autoritaria y paternalista", en palabras de Mabel Bellucci. La experiencia de las asambleas barriales despierta el inter¨¦s de investigadores y estudiantes que eligen este tema para su tesis doctoral. Es el caso de Ludovic Lamant, que lleg¨® a Buenos Aires en julio pasado procedente de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas de Par¨ªs. "Para m¨ª era la revoluci¨®n", recuerda.
Ped¨ªan que se fueran todos y no se fue ninguno. Por el contrario, han vuelto a la palestra dirigentes que hace un a?o eran considerados cad¨¢veres pol¨ªticos sin futuro. Menem, el m¨¢s denostado; Rodr¨ªguez Sa¨¢, el presidente que no aguant¨® m¨¢s de una semana, y L¨®pez Murphy, el ministro que fue nombrado y destituido con escasos d¨ªas de diferencia, representaban el fracaso de una clase pol¨ªtica en decadencia. Hoy disputan, codo con codo, la Presidencia de la Naci¨®n. Los sectores que protagonizaron las protestas y se adue?aron de la calle hace un a?o no han logrado articularse en un movimiento nuevo. El sue?o de configurar una especie de PT a la argentina est¨¢ muy lejos de la realidad. "Estamos preparando una campa?a de boicoteo a las elecciones", dice Enrique Tellechea, arquitecto y miembro de la asamblea de vecinos de Palermo. "No planteamos una opci¨®n a corto plazo porque creemos que se necesita tiempo para la recuperaci¨®n. No hay una alternativa clara para salir". ?A qui¨¦n van a votar los integrantes de las asambleas? "Lo ¨²nico que sabemos es a qui¨¦n no vamos a votar: ni a L¨®pez Murphy, ni a Menem ni a Kirchner. Pero de ah¨ª en m¨¢s cada uno decide", a?ade Tellechea.
"Hay que generar una nueva institucionalidad con una profunda base democr¨¢tica", reclama Jos¨¦ Abelli, uno de los fundadores del Movimiento de Empresas Recuperadas, que aglutina a unas 15.000 personas. "La oferta electoral no ha cambiado, no hay una nueva agenda institucional y los sectores populares no logran unirse ni ponerse de acuerdo". Abelli, de 47 a?os, cuenta que milita en pol¨ªtica desde los 14. Nunca hab¨ªa tenido una crisis como la que afronta en estas elecciones. "Soy peronista, pero es la primera vez que no me identifico con ning¨²n candidato. Tengo cierta simpat¨ªa por Carri¨® o por N¨¦stor Kirchner, seguramente votar¨¦ por alguno de los dos, pero m¨¢s para que no gane Menem que porque realmente est¨¦ convencido de lo que ofrecen".
El fin de la movilidad social
"HAY UN SECTOR, esencialmente de clase media, que cre¨ªa que iba a producirse un cambio de verdad en Argentina. No era la mayor¨ªa. Mucha gente qued¨® envuelta en el regeneracionismo de la clase media argentina, y m¨¢s concretamente porte?a, que sali¨® a la calle con las cacerolas, acud¨ªa a las asambleas barriales y gritaba: 'Que se vayan todos". Natalio Botana, jefe del Departamento de Ciencia Pol¨ªtica y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato di Tella, subraya que hay que examinar dos fen¨®menos callejeros que se produjeron hace un a?o. Primero, el que se produjo cuando cay¨® Fernando de la R¨²a, con el alto componente de indignaci¨®n popular. Pero, previamente, el peronismo hab¨ªa sacado a su gente a la calle con un prop¨®sito claramente desestabilizador, con los saqueos y la violencia en la provincia de Buenos Aires. Muchos de los que gritaban que se vayan todos eran los que ten¨ªa atrapados sus ahorros en el llamado corralito financiero.
Botana estima que Argentina se constituy¨® sobre la base de lo que el historiador Jos¨¦ Luis Romero llam¨® "la aventura del ascenso", desde el punto de vista sociol¨®gico. En los a?os treinta era posible que un gallego analfabeto que hab¨ªa embarcado en Vigo para hacer las Am¨¦ricas pudiese dar educaci¨®n universitaria a sus hijos. Argentina ten¨ªa inestabilidad pol¨ªtica, pero ofrec¨ªa dos cosas muy s¨®lidas: trabajo y un buen sistema de educaci¨®n. "Esto est¨¢ muy grabado en la conciencia de los argentinos. El peronismo incentiv¨® la aventura del ascenso, que no s¨®lo fue para los hijos de los inmigrantes, sino tambi¨¦n para los hijos de la sociedad criolla".
La aventura del ascenso, la movilidad social, est¨¢ bloqueada desde hace 30 a?os, se?ala el historiador y polit¨®logo. "Si Argentina no recupera eso, la ca¨ªda de las expectativas ser¨¢ mucho mayor. Porque ¨¦ste es un pa¨ªs que tiene el recuerdo del para¨ªso perdido". Argentina, a?ade Botana, "naci¨® para ascender, por lo que los fen¨®menos de crisis y de descenso son mucho m¨¢s impactantes, porque se rompe como un hilo invisible de una tradici¨®n hist¨®rica". ?C¨®mo recuperar la movilidad social? "A trav¨¦s de pol¨ªticas de Estado muy s¨®lidas de recuperaci¨®n del crecimiento con trabajo", sentencia.
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