Castigo a Francia
De una manera absurda e injustificada, la Administraci¨®n de Bush, e incluso la sociedad estadounidense, han decidido tomar represalias contra Francia por la postura adoptada por el Gobierno de Chirac contra la guerra de Irak. EE UU ha vivido el desaf¨ªo franc¨¦s como un intento de crear un polo opuesto. No conviene equivocarse: el ataque a Francia es tambi¨¦n un ataque al concepto de la UE como potencia, cuando crece el desprecio norteamericano a la idea misma de Europa.
Una cosa es que el vencedor no premie a Par¨ªs y otra que busque un castigo ejemplar. El caso franc¨¦s ha entrado en el engranaje de la lucha pol¨ªtica en Washington de los halcones contra el Departamento de Estado. Es significativo que el antiguo l¨ªder de la C¨¢mara de Representantes, Newt Gingrich, ahora convertido en asesor del Pent¨¢gono, haya hablado de "seis meses de fracaso diplom¨¢tico y un mes de ¨¦xito militar". Las cr¨ªticas a Powell por haber perdido meses en la ONU han llevado al secretario de Estado a endurecer su actitud hacia Francia y abogar por revisar "todos los aspectos" de estas relaciones. Es una manera de parar los rayos que salen del Pent¨¢gono. Y en medio est¨¢ Bush, en un papel a¨²n no decantado en esta cuesti¨®n, al que, en un gesto, Chirac llam¨® para restablecer la comunicaci¨®n. Siguieron otros pasos, como la disposici¨®n francesa a que la ONU levante algunas sanciones contra Irak, a que los inspectores de Blix act¨²en en Irak conjuntamente con los de EE UU en la b¨²squeda de armas de destrucci¨®n masiva o incluso, a rega?adientes, a que la OTAN asuma un papel en la posguerra iraqu¨ª.
Tomar medidas econ¨®micas o comerciales contra Francia no es tan f¨¢cil, pues son ¨¢mbitos regulados por la UE y la Organizaci¨®n Mundial de Comercio.Una parte de la sociedad norteamericana s¨ª ha empezado a boicotear los productos o los nombres franceses, en una rid¨ªcula reacci¨®n. ?Qu¨¦ habr¨ªan pensado si los millones de europeos que se manifestaron contra la guerra hubieran optado por no consumir conocidas marcas estadounidenses? Adem¨¢s, en junio Bush ir¨¢ a Francia a la cumbre del G-7 en Evian. Chirac est¨¢ ante un momento definitorio del resto de su mandato. Una primera muestra de sus intenciones puede venir el martes en la cumbre de defensa patrocinada por B¨¦lgica, a la que s¨®lo se unen, de momento, Francia, Alemania y Luxemburgo.
Con ser grave lo que se plantea Washington, m¨¢s lo es la falta de solidaridad con Francia de algunos de sus socios europeos, como Espa?a, que tiene mucho que perder en materia antiterrorista, comercial y econ¨®mica, de un alejamiento de Francia. Una vez m¨¢s, Aznar est¨¢ perdiendo la oportunidad de actuar, discretamente, como puente o componedor entre Par¨ªs y Washington. Leer la cartilla al Gobierno franc¨¦s, como hizo el pasado martes en Par¨ªs, es no s¨®lo una forma antip¨¢tica de hacer diplomacia, sino otro error. Dejando que Washington castigue a Francia por haber defendido la legalidad, y relegue a la ONU a un papel "consultivo" en la construcci¨®n del nuevo Irak, todos salimos perdiendo.
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