Una epidemia en directo
Epidemia, palabra que proviene del griego epi ("sobre") y demos ("el pueblo"), se define como "enfermedad que se propaga durante alg¨²n tiempo por un pa¨ªs, acometiendo simult¨¢neamente a un gran n¨²mero de personas". Epidemia se incluye en un grupo selecto de t¨¦rminos cuya menci¨®n despierta sensaci¨®n de peligro y temor en la mayor¨ªa de la gente. Quiz¨¢ por ello se utiliza tambi¨¦n indistintamente el termino brote: "acci¨®n de aparecer por primera vez algo no previsto y considerado nocivo".
El estudio de las epidemias, mencionadas ya por Hip¨®crates, constituye la base hist¨®rica de la epidemiolog¨ªa. Existen numerosos ejemplos de epidemias que han afectado al curso de la historia: las plagas b¨ªblicas, la peste bub¨®nica o muerte negra, la viruela, la s¨ªfilis, la tuberculosis, la malaria, la poliomielitis, el tifus, la gripe o el sida.
Al inicio del nuevo milenio debemos hacer ya frente a una epidemia o brote singular
Se ha escrito mucho sobre las denominadas infecciones emergentes y sobre su relaci¨®n con la globalizaci¨®n, el turismo internacional, el comercio de alimentos, bienes o animales, el cambio clim¨¢tico, el abuso de antibi¨®ticos, la aparici¨®n de nuevos microorganismos o la evoluci¨®n gen¨¦tica de algunos de ellos, m¨¢s virulentos o m¨¢s resistentes a los tratamientos. El deterioro de los sistemas de salud p¨²blica y vigilancia epidemiol¨®gica en muchas partes del mundo tiene que ver tambi¨¦n, y mucho, con algunos de los problemas globales de salud que padecemos.
Los epidemi¨®logos ("persona versada en epidemiolog¨ªa"), y especialmente los dedicados a las enfermedades infecciosas, no hubi¨¦semos podido predecir, ni en nuestros mejores (o peores) sue?os, que asistir¨ªamos al descubrimiento de un buen n¨²mero de nuevas enfermedades infecciosas (?bola, Nipah, sida, Lyme, legionella). Al inicio del nuevo milenio debemos hacer ya frente a una epidemia o brote singular, el SARS [por sus siglas en ingl¨¦s], o neumon¨ªa at¨ªpica asi¨¢tica. Se trata, razonablemente, de una nueva enfermedad infecciosa, causada probablemente por un coronavirus. Su transmisi¨®n m¨¢s probable es de persona a persona, por contacto con las secreciones respiratorias o aerosol producido al toser o respirar, aunque no puede descartarse que se transmita tambi¨¦n por otros l¨ªquidos biol¨®gicos (heces, orina) e incluso por objetos del medio ambiente inanimado, en los que podr¨ªa permanecer m¨¢s tiempo del considerado inicialmente. La denominaci¨®n de SARS, al margen del mal uso en espa?ol del t¨¦rmino severo (por grave), describe adecuadamente un s¨ªndrome respiratorio (los pacientes tienen fiebre, tos y dificultad respiratoria), agudo (inicio brusco tras un periodo de incubaci¨®n de unos 10 d¨ªas) y grave (un 10%-20% de pacientes presentan fracaso respiratorio y un 4%-5% fallece como consecuencia de esta infecci¨®n). El origen asi¨¢tico de la epidemia no es sorprendente, especialmente si consideramos que la gripe, una infecci¨®n similar en algunos aspectos, en muchas ocasiones tiene su inicio en la misma zona del planeta. El origen animal de algunos virus, la existencia de grandes granjas con distintas especies animales y la alta densidad de poblaci¨®n humana de la zona son factores que facilitan esta localizaci¨®n original. A partir de aqu¨ª, las condiciones sanitarias y el movimiento poblacional por trabajo, comercio o turismo hacen posible la diseminaci¨®n de algunas infecciones.
De forma similar a lo sucedido con la informaci¨®n de la guerra en Irak, estamos asistiendo a lo que podr¨ªamos denominar como "epidemia en directo". Nunca antes se hab¨ªa producido un despliegue de medios tan importante y un seguimiento tan directo e inmediato de un brote de una nueva enfermedad. Los avances y resultados cient¨ªficos, las declaraciones de afectados, m¨¦dicos, responsables sanitarios y pol¨ªticos, el recuento del n¨²mero de casos y fallecidos, las zonas de extensi¨®n, las medidas de control y las distintas recomendaciones y precauciones para viajar son omnipresentes y forman ahora parte de nuestra vida cotidiana. Este hecho ha introducido algunas distorsiones en la transmisi¨®n de la informaci¨®n, que pueden haber contribuido a crear cierta confusi¨®n. Los epidemi¨®logos trabajamos casi siempre en condiciones de incertidumbre, y una de las reglas de oro que no debemos olvidar es la distinci¨®n entre lo que sabemos (hechos), lo que creemos (hip¨®tesis) y lo que podemos probar (evidencias). Las modificaciones en la definici¨®n de caso y la aparici¨®n brusca de informaci¨®n oculta, notablemente en China, hacen, por ejemplo, que el recuento de casos nuevos actuales sea todav¨ªa incierto y no permita analizar bien la evoluci¨®n de la epidemia. Asimismo, existen interrogantes sobre el modo de transmisi¨®n, las medidas de control a emplear y cumplimiento de las mismas, especialmente en los hospitales (recordemos que el personal sanitario es uno de los colectivos m¨¢s castigados por la epidemia) o sobre las pruebas diagn¨®sticas y tratamiento a considerar, que no pueden ser resueltos todav¨ªa de forma definitiva y que por tanto son objeto de controversia. En el lado positivo, el intercambio de informaci¨®n y la colaboraci¨®n internacional han contribuido a acelerar la obtenci¨®n de resultados en las investigaciones b¨¢sicas sobre la enfermedad y a mejorar su control.
Finalmente, ?qu¨¦ va a suceder con esta epidemia? La respuesta m¨¢s prudente es remitirse a una expresi¨®n c¨¦lebre entre epidemi¨®logos: las predicciones son siempre dif¨ªciles, especialmente las que afectan al futuro. Mientras tanto, debemos seguir y analizar atentamente la evoluci¨®n de la epidemia, adoptar con rigor las medidas y precauciones recomendadas y estar preparados para reaccionar a tiempo y adecuadamente ante cualquier eventualidad, incluyendo la posible extensi¨®n de la epidemia, colaborando eficazmente en su prevenci¨®n y control junto a los responsables de nuestro sistema sanitario y con los organismos sanitarios internacionales. Una antigua maldici¨®n (china) dice: "Ojal¨¢ te sea permitido vivir en tiempos interesantes". Sin duda, son tiempos interesantes para los epidemi¨®logos.
Antoni Trilla es m¨¦dico epidemi¨®logo en el Hospital Cl¨ªnic de Barcelona y profesor asociado de Salud P¨²blica en la Universidad de Barcelona.
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