Subasta
Algunas piedras sagradas contienen una energ¨ªa que nunca se extingue. Un tiempo despu¨¦s de la invasi¨®n de Irak y del expolio del Museo Arqueol¨®gico de Bagdad, all¨ª segu¨ªa la muerte y el caos, pero, al retirarse las c¨¢maras, aquel pueblo dej¨® de existir y todo se sumi¨® en el olvido. Con el pillaje hab¨ªan desaparecido miles de piezas fundamentales del origen de nuestra civilizaci¨®n, que fueron aventadas hacia los puntos m¨¢s oscuros del mercado del arte. Una de aquellas piedras era una gran esquirla de basalto desprendida, hace miles de a?os, del monolito de dos metros de altura donde est¨¢ grabado el C¨®digo de Hammurabi, que hoy se exhibe en el Louvre, producto de otro latrocinio anterior. En la esquirla hab¨ªa una misteriosa inscripci¨®n fragmentaria. Eran s¨®lo tres palabras escritas en caracteres cuneiformes: Sol de Justicia. La ley de Tali¨®n hab¨ªa supuesto un progreso del esp¨ªritu humano frente al salvajismo de la venganza ciega al establecer una proporcionalidad en el castigo, ojo por ojo, diente por diente. El C¨®digo de Hammruabi, de 1790 antes de Cristo, inspirado por Samash, dios del sol de justicia, super¨® a¨²n m¨¢s este estado. Sus 282 leyes penales y civiles eran ya administradas por funcionarios laicos, pero segu¨ªan siendo sagradas. La piedra donde estaban grabadas conten¨ªa una energ¨ªa imantada. En Park Avenue de Nueva York se estaba celebrando una subasta, y aunque el p¨²blico ya hab¨ªa olvidado la tragedia de Irak, all¨ª el dios Samash a¨²n segu¨ªa vivo en medio de tanta muerte. El lote n¨²mero 115 fue colocado sobre el terciopelo rojo del atril. Desde la tarima el subastador describi¨® la pieza, cuya procedencia ignoraba. Piedra de basalto con inscripci¨®n cuneiforme, de la cultura babil¨®nica, de 4.000 a?os de antig¨¹edad. Precio de salida, 20.000 d¨®lares. Comenz¨® la puja entre aquellos exquisitos coleccionistas neoyorquinos que iban cabalgando sobre su propia codicia hasta llegar al silencio. En ese momento, millones de chi¨ªtas tambi¨¦n levantaban los brazos ante la mezquita de Kerbala y el general norteamericano Garner hac¨ªa de proc¨®nsul romano recostado en un triclinio con un racimo de d¨¢tiles colgado de la oreja. Cuando el coleccionista m¨¢s audaz se qued¨® solo ante aquel trofeo, el subastador golpe¨® con la maza de ¨¦bano y la pieza le fue adjudicada. Nadie sab¨ªa el significado de aquella inscripci¨®n. Pag¨® 50.000 d¨®lares y se llev¨® el lote a casa. Esa noche tuvo un sue?o. Vio que el sol desprend¨ªa dos grandes p¨¢jaros de acero, pero las Torres Gemelas a¨²n no hab¨ªan sido derribadas.
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