Dinero f¨¢cil contra el capital humano
La escasa formaci¨®n y la elevada edad media de los operarios del calzado complica cualquier reconversi¨®n del sector
Mar¨ªa es aparadora. Empez¨® a trabajar a los 16 a?os. Desde entonces, el sobre semanal sustituy¨® las calificaciones escolares. Y la preocupaci¨®n por los ahorros desplaz¨® cualquier inter¨¦s por el expediente acad¨¦mico. Mar¨ªa dej¨® de estudiar hace 20 a?os, pero su caso sigue vigente.
Un estudio demogr¨¢fico y social sobre la ciudad de Elche, elaborado por Jos¨¦ Antonio Larrosa, revela que en 1991 el porcentaje de poblaci¨®n de edad superior a 15 a?os con estudios de segundo grado finalizados (BUP o Formaci¨®n Profesional) apenas representaba el 10,8% sobre el total de habitantes de la ciudad y el 10,5% sobre el conjunto del t¨¦rmino municipal.
Pero cinco a?os m¨¢s tarde, la situaci¨®n era peor. Apenas el 10,3% de los vecinos de la ciudad hab¨ªan culminado estudios de secundaria. Sobre el conjunto del t¨¦rmino municipal, tambi¨¦n se hab¨ªa registrado un ligero descenso hasta el 10,2%.
Varios empresarios aventuran que la ca¨ªda de producci¨®n en el ¨²ltimo a?o fue del 20%
Un 10% de los vecinos de Elche mayores de 16 a?os ha terminado estudios secundarios
Los datos oficiales identifican 2.800 empresas dedicadas a la producci¨®n de calzado en toda Espa?a que daban trabajo a 45.900 personas. Al menos un 65% del sector se ubica en la comarca del Baix Vinalop¨®.
La Asociaci¨®n de Industriales del Calzado de Elche contabiliza 1.854 empresas en la Comunidad Valenciana, de ellas, 1.078 en Elche, en 2001. Un a?o antes, contabiliz¨® 1.899 en todo el territorio valenciano. El n¨²mero de trabajadores valencianos, seg¨²n el mismo censo, habr¨ªa pasado de 30.748 en 2000 a 31.315 en 2001.
La misma asociaci¨®n estima que la comarca gener¨® un volumen de negocio de 2.000 millones de euros a lo largo de 2002. Y atribuye a Elche m¨¢s del 60%.
Carlos Gonz¨¢lez, concejal de Fomento responsable del ¨¢rea econ¨®mica en el Ayuntamiento de Elche, evita las cifras concretas, pero explica que la industria del calzado es "el motor de toda la actividad econ¨®mica de la ciudad". No en vano, "Elche es la capital europea del calzado", sentencia.
Desde las empresas de transporte hasta las de artes gr¨¢ficas, la industria del calzado copa cualquier sector. Un mediano industrial plantea otra perspectiva: "En 25 kil¨®metros a la redonda, al menos 200.000 personas trabajan para y por la industria del calzado, desde curtidores a fabricantes de embalajes".
La producci¨®n nacional alcanz¨® los 210 millones de pares en 2001. Y los indicadores oficiales apuntan que la producci¨®n total registr¨® un descenso en torno al 4% el a?o pasado. Pero varios industriales y empresarios vinculados al sector aventuran, al margen de los datos oficiales, que la producci¨®n real se redujo en torno a un 20%.
Uno de ellos sit¨²a el problema en su verdadera dimensi¨®n: "Mil pares menos, son dos mil tacones menos, dos mil suelas menos, dos mil pisos menos...". Y un buen n¨²mero de horas de trabajo menos para abrir costuras, refinar correas, pegar forros, pasar hebillas, doblar correas, coser forros, coser talones, coser cremalleras, coser pespuntes, cortar forros, cortar puentes y un largu¨ªsimo etc¨¦tera.
Un padre y su hijo, dos generaciones de proveedores de materiales, tienen perspectivas encontradas sobre la situaci¨®n actual. El padre invoca el car¨¢cter c¨ªclico de la econom¨ªa y la capacidad de los empresarios de la comarca para superar problemas en otras ¨¦pocas. "Es una ¨¦poca mala, pero hemos salido de otras peores", sostiene orgulloso.
Su hijo, sin embargo, no ve razones para el optimismo: "La Uni¨®n Europea ha decidido sacrificar la industria manufacturera para liberalizar el mercado. La industria del calzado est¨¢ condenada y lo m¨¢s grave es que la inmensa mayor¨ªa de los operarios tiene cierta edad y carece de toda cualificaci¨®n".
Carlos Gonz¨¢lez, concejal de Fomento, asegura que la situaci¨®n "no es alarmante". La ¨²ltima crisis del sector se registr¨® en 1992. Una pol¨ªtica monetaria dirigida a sobrevalorar la peseta para reducir la factura energ¨¦tica castig¨® severamente a los sectores exportadores. "En aquellas ¨¦poca", recuerda Gonz¨¢lez, "todas las semanas ven¨ªan a pedirme trabajo entre 10 y 12 personas. Este a?o no ha venido nadie".
El responsable pol¨ªtico alude a la alegr¨ªa econ¨®mica que se respira en la ciudad. Los restaurantes se llenan, se venden pisos, se venden coches...
El n¨²mero de viviendas en construcci¨®n llama la atenci¨®n. Muchos empresarios han preferido invertir en ladrillos antes que reinvertir en sus propias industrias. Un evidente s¨ªntoma de desconfianza en su sector. Falta que las viviendas tengan comprador.
'Clandestinaje', una opci¨®n condenada
Mar¨ªa es aparadora. Empez¨® a trabajar a los 16 a?os. Ahora tiene 35. Trabaja en casa desde que naci¨® su primer hijo, que ha cumplido 10. Y no se llama Mar¨ªa. Pero ruega que no se cite su nombre: "No vaya a ser...". Su hermano menor tambi¨¦n empez¨® a trabajar a los 16. Ahora tiene 22 y nunca le ha faltado trabajo. Siempre se ha mostrado dispuesto a barrer el almac¨¦n a ¨²ltima hora. Sus seis a?os de historial laboral recoge un ¨²nico contrato de cuatro meses.
Un veterano empresario, proveedor de materiales para los industriales, debate con su hijo sobre la conveniencia de identificar la nave donde almacenan y tratan sus productos. "?Para qu¨¦ vamos a poner un r¨®tulo si todo el mundo nos conoce? ?Para que vengan los de Hacienda?"
El ensanche de Elche, la zona que creci¨® a partir de la d¨¦cada de los a?os cincuenta, esconde grandes naves industriales entre edificios de viviendas. Son naves sin identificaci¨®n exterior. Las puertas permanecen cerradas. Ofrecen un aspecto fantasma. Pero cuando hay faena albergan talleres a pleno rendimiento. Son los templos del clandestinaje, el t¨¦rmino local que identifica lo que ahora se llama econom¨ªa sumergida.
"Es un fen¨®meno propio de cualquier industria manufacturera", concede un representante empresarial. Pero constituye toda un cultura en la comarca del Vinalop¨®. Un estudio del departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Alicante publicado en 2002 concluye que "en el calzado se estima que tan solo un 40% del empleo tiene contrato fijo y que un 20% del personal que trabaja, no ya en casas, sino en empresas de calzado, lo hace sin ning¨²n tipo de cobertura legal".
Censos variables
Las empresas de calzado que tienen menos de 20 trabajadores son mayor¨ªa en los censos oficiales. Pero un industrial explica que cualquier empresa solvente necesita al menos 40 empleados, desde comerciales a cortadores, para cubrir todo el proceso de producci¨®n.
El censo de sociedades var¨ªa, adem¨¢s, de a?o en a?o, incluso de temporada a temporada, en ocasiones dr¨¢sticamente. La ¨²nica opci¨®n laboral que barajan los sindicatos para intentar regular la situaci¨®n laboral de sus afiliados es la figura del contrato fijo discontinuo. Las temporadas se han reducido. La gama de sandalias de verano m¨¢s baratas se importan en su totalidad. Muchas empresas apenas han seguido el ejemplo italiano y apenas desarrollan el ensamblaje final de las suelas y los ¨²ltimos retoques de algunos modelos. El sobre semanal, un sistema de pago generalizado entre los industriales del calzado, es otro ejemplo de la volatilidad de la producci¨®n.
El clandestinaje es una opci¨®n condenada. "El producto de calidad requiere factura", sentencia un representante institucional. Cientos de aparadoras, como Mar¨ªa, han perdido el sobre semanal. Cientos de familias han perdido unos ingresos complementarios que, por habituales, se consideraban regulares en muchas econom¨ªas dom¨¦sticas. Y no constan en las estad¨ªsticas.
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