Venganzas
Se tom¨® por fin venganza el Pamesa de sinsabores anteriores y ya puede presumir de tener un t¨ªtulo europeo. Vale, no es la Copa de Europa de verdad, pero tampoco lo era a?os anteriores y los valencianos chocaron varias veces en esa misma piedra. Adem¨¢s tiene premio a?adido: la Euroliga o como se vaya a llamar. O sea, que Pamesa gana t¨ªtulo y pasaporte para entrar entre los mejores. Perfecto y necesario. Esta clase de equipos ambiciosos que reniegan de papeles sencundarios como Tau, Pamesa o Unicaja, necesitan vivir con una constante sensaci¨®n de avance. Al ritmo que sea, sin una prisa especial -esto queda para Madrid y Bar?a, con diferente suerte en estos tiempos-, pero sin pausa. No se trata de ganar la Liga de la noche a la ma?ana -el TDK Manresa lo hizo, y al poco se fue al pozo-, sino de ir subiendo pelda?os deportivos a la vez que se elevan otras cuestiones, como el apoyo social, los recursos econ¨®micos, la seriedad de los dirigentes o el prestigio de la sociedad. El Pamesa, probablemente mir¨¢ndose en el espejo del Tau, camina por esa senda. El Unicaja, en cambio, parece haberse atrancado deportivamente y no s¨®lo por el repaso que le dieron ayer en Madrid, impropio en la forma y en el fondo. Hace demasiado tiempo que Unicaja no llama la atenci¨®n. Cierto que tampoco da pasos para atr¨¢s, pero vive en un terreno algo anodino, ni por encima ni por debajo de lo esperado. No corresponde su lugar en la tabla -tercero a falta de cuatro jornadas- con la falta de protagonismo individual y colectivo que est¨¢ padeciendo, y esto es mala se?al para un club destacable en muchos sentidos.
Tambi¨¦n quiso tomarse venganza Herreros en una entrevista con todas las cr¨ªticas recibidas de "gente que no tiene ni idea", supongo que ejerciendo como capit¨¢n del Real Madrid y haciendo p¨²blico el sentir del vestuario. Tres victorias consecutivas le animaron a devolver el golpe. No es recomendable el rencor, aunque el del jugador con los medios de comunicaci¨®n parece no tener arreglo. Cuando eres deportista entras en la contienda, en los reproches, en las descalificaciones hacia aquellos cuya cr¨ªtica no compartes, sin saber que por mucha raz¨®n que tengas, es una batalla perdida. La l¨¢stima es que te das cuenta cuando dejas de serlo. Porque aquel que supuestamente no tiene ni idea, supuestamente va a seguir sin tenerla sin que por ello suponga que vaya a perder su zona de opini¨®n por haberse supuestamente confundido. Adem¨¢s, el momento de hacer balance y pasar factura corresponde, y debe ser siempre, a fin de temporada, cuando ya no hay posibilidad de comerte tus propias palabras.
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