Por una licenciatura en Podolog¨ªa
Parece claro que la creaci¨®n del espacio europeo de ense?anza superior plantear¨¢ importantes cambios con respecto al actual sistema educativo. Cambios formales como el establecimiento de una formaci¨®n b¨¢sica de grado que confiera el t¨ªtulo de licenciado, desapareciendo las actuales diplomaturas o ingenier¨ªas t¨¦cnicas, y cambios fundamentales como situar al estudiante como protagonista central del proceso de aprendizaje y crear un concepto m¨¢s amplio y real de cr¨¦dito educativo que reconozca todo el trabajo realizado por el alumno.
En este nuevo ¨¢mbito europeo no se trata de uniformizar, sino de armonizar en la Uni¨®n Europea las diferentes realidades que existen actualmente sobre la formaci¨®n universitaria de los profesionales que son necesarios para la sociedad. En la tradici¨®n europea se considera la educaci¨®n como servicio p¨²blico, abierto a todos los ciudadanos, que tiene por objetivo la formaci¨®n permanente tanto para el desarrollo personal como para el de la sociedad en su conjunto.
El cambio cualitativo m¨¢s importante se producir¨¢ en aquellas titulaciones que, siendo actualmente de grado medio, pasar¨¢n a conferir igualmente el grado de licenciado. En este grupo se encuentran de un lado una serie de titulaciones que, por su larga trayectoria universitaria y reconocimiento social, no tendr¨¢n demasiadas dificultades para su adaptaci¨®n al nuevo sistema. En otro grupo nos encontramos con titulaciones que, bien por su corta trayectoria universitaria o porque no se quiera reconocer su verdadero cuerpo de conocimientos, encuentran ciertas dificultades para que se les permita, de acuerdo con el nuevo sistema planteado, convertirse en licenciaturas con una duraci¨®n de cuatro cursos.
En este segundo grupo se encuentra la Podolog¨ªa, titulaci¨®n que si bien ha estado ¨ªntimamente ligada a los estudios de Practicantes y de ATS, siempre ha gozado de autonom¨ªa, como reconoce el legislador en la exposici¨®n de motivos del Decreto 727/1962 de creaci¨®n de la Especialidad de Podolog¨ªa para Practicantes y ATS. El campo profesional de Pod¨®logo viene determinado por este decreto, que en uno de sus art¨ªculos se?ala: "... Superadas favorablemente las pruebas finales del ministerio... Expedir¨¢ el diploma de pod¨®logo cuya posesi¨®n habilitar¨¢ al que lo obtenga para el ejercicio de la profesi¨®n relativa al tratamiento de las afecciones y deformidades de los pies. Teniendo en cuenta las singulares caracter¨ªsticas de la especialidad que se regula en el presente decreto, la posesi¨®n del diploma facultar¨¢ a sus titulares para, con plena autonom¨ªa, recibir directamente a los pacientes".
Considerando las normas legales vigentes, podemos delimitar el campo profesional del pod¨®logo dentro del diagn¨®stico, tratamiento y profilaxis de las siguientes afecciones y deformidades del pie: helomas e hiperqueratosis, alteraciones ungueales, alteraciones de la biomec¨¢nica del pie, alteraciones dermatol¨®gicas del pie, alteraciones osteo-articulares y exostosis del antepi¨¦, infecciones del pie y afecciones del pie producidas por enfermedades sist¨¦micas
La Podolog¨ªa entr¨® en el marco universitario mediante el Real Decreto 649/1988, por el que se estructuran las ense?anzas de la especialidad como estudios de primer ciclo universitario, estableci¨¦ndose las directrices generales de los planes de estudio para la obtenci¨®n del diplomado.
Podolog¨ªa se convierte en diplomatura universitaria independiente en 1988. Siendo una realidad su corta historia, nos toca al colectivo podol¨®gico informar y educar a la sociedad que servimos acerca de la amplitud de nuestro cuerpo de conocimientos y de la importante funci¨®n que el pod¨®logo desempe?a y est¨¢ llamado a desempe?ar en la sociedad del futuro.
Esta sociedad, que envejece progresivamente y que prima cada vez m¨¢s no s¨®lo una vida larga, sino una vida de m¨¢s calidad, necesita de un profesional universitario capaz de prevenir, diagnosticar, tratar y rehabilitar cuantos procesos afecten a sus pies.
Estudios recientes han constatado que m¨¢s del 90% de los mayores de 65 a?os sufren alg¨²n tipo de dolencia en sus pies. Aceptando el creciente porcentaje que representa este grupo de edad, podemos concluir que la patolog¨ªa podol¨®gica se convertir¨¢ en poco tiempo en un cuadro de enorme prevalencia e importancia sanitaria.
Un cuadro en el que se manifiesta de un modo especial esta importancia es el pie diab¨¦tico. ?ste supone probablemente la principal causa de gasto econ¨®mico de la diabetes. Si aceptamos una prevalencia de diabetes del 4%, nos encontramos que esta parte de la poblaci¨®n consume entre un 5-10% del gasto sanitario total. Pero es que, adem¨¢s, en nuestro pa¨ªs el 90% de las amputaciones no traum¨¢ticas en miembros inferiores tienen su origen en complicaciones del pie diab¨¦tico, lo cual, adem¨¢s del coste econ¨®mico evidente, supone unos costes personales, familiares y sociales de enorme importancia. Para mejorar esta devastadora situaci¨®n es imprescindible desarrollar programas de prevenci¨®n y tratamiento de las complicaciones diab¨¦ticas y, por supuesto, del pie diab¨¦tico, donde el pod¨®logo debe asumir un papel fundamental.
La prevenci¨®n y tratamiento de patolog¨ªas en el deporte o en el mundo laboral son otros de los muy diversos campos donde el pod¨®logo puede desarrollar un papel determinante.
Todo esto justifica con creces, y esperamos que sin ning¨²n g¨¦nero de dudas, la consideraci¨®n de la Podolog¨ªa como muy necesaria para la sociedad actual y la del futuro, y que sea considerada tambi¨¦n como una disciplina con un amplio cuerpo de conocimientos, ¨²nicamente entendible en el marco universitario en el que se encuentra actualmente. Pero vamos m¨¢s all¨¢, y un anhelo com¨²n de la profesi¨®n es el adecuado desarrollo curricular de nuestra disciplina de acuerdo con las atribuciones que tenemos. Para ello se considera necesario un periodo de cuatro cursos acad¨¦micos, en lugar de los tres actuales, lo cual permitir¨ªa ofrecer a la sociedad un profesional plenamente capacitado para afrontar de inmediato todos los retos antes mencionados y para poder competir profesionalmente con las m¨¢ximas garant¨ªas en el marco europeo al que pertenecemos. El mantenimiento de la situaci¨®n actual, titulaci¨®n universitaria de tres cursos, obliga al estudiante en muchos casos a complementar un limitado primer nivel con uno o dos a?os de formaci¨®n de postgrado, que, en no pocos casos, retrasa su incorporaci¨®n al mundo laboral, dificult¨¢ndose as¨ª uno de los objetivos esenciales de la formaci¨®n universitaria.
Apostemos, pues, por una licenciatura en Podolog¨ªa fuerte y con una duraci¨®n de cuatros a?os, o la m¨¢xima duraci¨®n que se establezca para la mayor¨ªa de las titulaciones, como corresponde al cuerpo de conocimientos de la disciplina y a las competencias profesionales del pod¨®logo, para que nuestra sociedad camine con unos pies sanos hacia el futuro, con paso firme y decidido. No nos olvidemos de los pies.
Jos¨¦ Ramos Galv¨¢n y Luis Mart¨ªnez Camu?a son profesores titulares de la Universidad de Sevilla.
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