Atormentados
Aprietan los dientes, separan los labios, tensan los m¨²sculos, entornan los ojos y se les queda una cara de sufrimiento que da pena verlos. La imagen misma del tormento. Eso fue todo lo que dieron de s¨ª Joselito y Morante.
El primero parece tener la cabeza en otro sitio, a a?os luz del torero poderoso de ¨¦pocas pasadas, en una mezcla de desidia, pasotismo, frialdad y desconfianza. Lo intenta sin gran esfuerzo y no le sale nada. Parece un obrero desmotivado, estresado y de vuelta de todo. Ficha, trabaja sin ¨¢nimo y se va a su casa. Y el trabajo lo hace mal: siempre con todas las ventajas, muy despegado, al hilo del pit¨®n, precavido e insulso. Un bajonazo le propin¨® a su soso primero, y escuch¨® pitos cuando acab¨® una faena desordenada y fea a su codicioso cuarto. ?C¨®mo estar¨ªa...!
Jandilla / Joselito, Morante, El Cid
Toros de Jandilla (siete fueron rechazados en el reconocimiento), justos de presentaci¨®n, flojos y nobles; bravucones los tres ¨²ltimos. Joselito: bajonazo (silencio); pinchazos y estocada ca¨ªda (pitos). Morante de la Puebla: pinchazo y media (silencio); casi entera (pitos). El Cid: estocada trasera y ca¨ªda (silencio); dos pinchazos -aviso-, casi entera (palmas). Plaza de la Maestranza, 28 de abril. 9? corrida de feria. Lleno.
Lo de Morante es distinto por edad, paisanaje y cualidades art¨ªsticas. Pero parece un anciano,desilusiona a quienes quieren convertirlo en ¨ªdolo, y ha escondido su arte hasta m¨¢s ver. Monrante es la tristeza y la incapacidad m¨¢s absoluta. Se preocupa de componer la figura, pero le puede la torpeza. Sencillamente, no puede. Perdido y sin ideas se mostr¨® ante su noblote primero, y naufrag¨® en el otro, noble y con recorrido, preso de dudas y desconfianza. No encontr¨® nunca el terreno adecuado, tampoco se cruz¨® y a punto estuvo de sufrir un percance por su mala cabeza. Tuvo toro de triunfo en el quinto, pero Morante no est¨¢ para haza?as de ning¨²n tipo. Y todas las ilusiones de un par de ver¨®nicas forzadas se desvanecieron en una mirada del toro.
Y tampoco tuvo su tarde El Cid, que todo lo malo se pega. No tiene la cara apretada de sus compa?eros, pero debe tener cuidado porque eso es un virus contagioso. Unas ver¨®nicas con las manos bajas a su primero dieron paso a una actuaci¨®n desva¨ªda ante un toro muy soso. Y en el ¨²ltimo, soso tambi¨¦n, pero con recorrido, un par de naturales largos y un templado pase de pecho, en el contexto de una faena larga, desilvanada, pesada y con todos los defectos de la modernidad. Es decir, un borr¨®n en su carrera. Y con la espada, como siempre, un dolor...
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