Cerrado por cancer¨ªgeno
El hallazgo de asbesto obliga a clausurar el Rijksmuseum de Amsterdam
El Rijksmuseum de Amsterdam, la sala de arte m¨¢s importante de los Pa¨ªses Bajos, cerr¨® ayer sus puertas de forma inesperada e indefinida. La culpa la tiene el asbesto, un mineral de composici¨®n similar al amianto que resulta cancer¨ªgeno cuando se inhalan sus part¨ªculas. Renovado en diversas ocasiones desde su construcci¨®n en 1885, los arreglos efectuados en los a?os sesenta lo incluyeron como material aislante en los techos, paredes y sistemas de ventilaci¨®n de algunas salas. Sus nocivos efectos eran entonces desconocidos, pero la inspecci¨®n efectuada esta semana en v¨ªsperas de la magna restauraci¨®n que deb¨ªa empezar el pr¨®ximo a?o ha descubierto concentraciones en el interior consideradas peligrosas. Sin m¨¢s ceremonia, la direcci¨®n clausur¨® el recinto por tiempo indefinido y dej¨® en la calle, literalmente, a centenares de turistas deseosos de admirar a Rembrandt, el maestro del Siglo de Oro holand¨¦s.
Dentro de unos d¨ªas se conocer¨¢ el riesgo que han corrido los 150 guardas y administrativos
Tocados con una llamativa gabardina amarilla fluorescente, un grupo de empleados del Rijksmuseum explicaba ayer a los desilusionados visitantes que la casa estaba cerrada por motivos de salud e higiene p¨²blicas. Que esta vez era mejor quedarse fuera y comprar una postal de la famosa Guardia de Noche, del propio Rembrandt, que verlo a costa de los pulmones. Porque el asbesto, ahora en la lista negra de todos los proyectos de construcci¨®n que se precien, puede llegar a producir a la larga una forma espec¨ªfica de c¨¢ncer denominada mesotelioma. En el caso de Amsterdam parece que el peligro para el p¨²blico era m¨ªnimo, pero la mala fama del mineral y sus consecuencias respiratorias han provocado el cierre inmediato.
"El pr¨®ximo 6 de mayo sabremos algo m¨¢s del asbesto y del grado de concentraci¨®n constatado en algunas salas. Hasta entonces no podemos hacer m¨¢s que esperar", se?al¨® ayer Ronald de Leeuw, director del museo, a las puertas del centro y a poca distancia de sus empleados, afanados en explicar lo ocurrido a los viandantes. Dentro de unos d¨ªas tendr¨¢ que saberse tambi¨¦n el riesgo corrido por los 150 guardas y administrativos que llevaban a?os trabajando en el edificio central, la zona m¨¢s afectada por las part¨ªculas de asbesto en suspensi¨®n.
A pesar de las radicales medidas adoptadas en esta ocasi¨®n, la presencia del asbesto en la construcci¨®n no es nueva. Dos de los edificios m¨¢s se?eros afectados por su uso se encuentran en Bruselas y en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania. En el primer caso, la sede misma de la Comisi¨®n Europea, el inmueble en forma de estrella conocido como El Berlaymont, fue cerrado en 1991 porque conten¨ªa nada menos que 1.400 toneladas de amianto en su estructura.
Para el Rijksmuseum holand¨¦s la noticia ha llegado en un momento delicado. El centro se estaba preparando para cerrar sus puertas, con menos dramatismo, entre los a?os 2004 y 2008 para restaurar su interior. A pesar de su fama y de los tesoros art¨ªsticos que guarda, nunca ha habido presupuesto suficiente para efectuar una remodelaci¨®n completa de la obra cumbre del arquitecto Pierre Cuypers. A su catedral le iban poniendo parches de diversos estilos que no acababan de servir para presentar bien la colecci¨®n. Hace tres a?os, De Leeuw present¨® un plan para que el p¨²blico pudiera moverse con mayor facilidad sin desvirtuar de nuevo la obra de Cuypers. El concurso internacional organizado para adjudicar dicho proyecto recay¨® en los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz. Ambos idearon un pasadizo subterr¨¢neo para unir las alas este y oeste del centro al que se acced¨ªa desde el exterior. El presupuesto del trabajo ascend¨ªa a 220 millones de euros, una cifra desconocida hasta la fecha para proyectos culturales holandeses.
Antes de que el asbesto le arrebatara el protagonismo a Rembrandt y sus colegas, algunos tan famosos como Vermeer, el Rijksmuseum ten¨ªa pensado trasladar las 150 obras m¨¢s valiosas de sus fondos a la sala Philips, patrocinada por la multinacional del mismo nombre. Declarada de momento libre de contaminaci¨®n, la misma deber¨ªa permanecer abierta mientras se remoza el edificio central. Un plan que seguir¨¢ adelante si la inspecci¨®n sanitaria as¨ª lo decide y que salvar¨¢ el honor del museo, y el d¨ªa, sin duda, a los casi 3.000 visitantes que acuden a diario y que el pasado a?o sumaron 1,1 millones. Y si todo se tuerce, siempre queda el Rijksmuseum del aeropuerto internacional de Amsterdam (Schiphol), que cuenta desde el pasado verano con una galer¨ªa especial donde presenta 10 lienzos se?eros. Entre ellos figura el retrato de Saskia van Uylenburgh, la esposa de Rembrandt. Algo es algo.
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