?Emancipaci¨®n europea?
Pese a su car¨¢cter m¨¢s bien simb¨®lico y poco sustancial, la minicumbre militar entre Alemania, Francia, B¨¦lgica y Luxemburgo prolonga y acent¨²a los desacuerdos con Estados Unidos y ahonda las diferencias en el seno de la OTAN y de la propia UE. Los cuatro Gobiernos europeos que formaron el frente del rechazo a la guerra de Irak han insistido en que su encuentro de Bruselas no va contra Washington ni contra la Alianza Atl¨¢ntica; pero no les resultar¨¢ f¨¢cil convencer a EE UU de que su estrategia -descrita gr¨¢ficamente por Schr?der al decir que hay muy poca Europa en la OTAN- no busca una pol¨ªtica militar independiente. A Colin Powell le ha faltado tiempo para ser hiriente, diciendo al Senado de su pa¨ªs que los cuatro "hab¨ªan decidido alg¨²n tipo de plan para desarrollar alg¨²n tipo de cuartel general".
Si se analiza el resultado de la reuni¨®n, apenas dos horas, la mayor parte del documento de cuatro p¨¢ginas presentado como iniciativa para fortalecer la capacidad de combate europea es un embalaje diferente para un paquete de planes ya existentes o propuestos. Desde la fuerza de intervenci¨®n r¨¢pida hasta la compra conjunta de armamento, pasando por una cl¨¢usula de solidaridad en caso de ataque terrorista o la posibilidad de una vanguardia de pa¨ªses que avance m¨¢s deprisa en la cooperaci¨®n militar.
Las ¨²nicas novedades reales ser¨ªan la creaci¨®n de un cuartel general, el a?o pr¨®ximo, para la fuerza multinacional y la promesa de un mando conjunto para misiones en que no est¨¦ involucrada la OTAN.
El bienintencionado proyecto nace lastrado en varios frentes. El fundamental es que no hay ning¨²n compromiso formal y vinculante de sus signatarios para aumentar los gastos en armamento, algo que s¨®lo Francia ha hecho en los ¨²ltimos tiempos, pero que ya no est¨¢ en condiciones de mantener, y por supuesto resulta impensable en el caso de la agobiada Alemania de Schr?der. La Alianza Atl¨¢ntica ya pregunta qui¨¦n y c¨®mo se van a pagar esas nuevas capacidades b¨¦licas. En otro ¨¢mbito, se entiende mal una iniciativa militar europea consistente sin la presencia brit¨¢nica. Londres no fue invitado a la reuni¨®n y el primer ministro Blair ha sido contundente al descalificar un encuentro en el que no cree, un punto de vista expresado tambi¨¦n con diferentes matices desde Italia, Holanda o Espa?a.
La reuni¨®n hubiera sido inofensiva hace un par de a?os. Desde el otro lado del Atl¨¢ntico habr¨ªa sido vista como una m¨¢s entre dirigentes europeos para intentar sacudirse, con escasos resultados, la tutela militar estadounidense. Ahora, en los renovados planes de Bush no cabe una sola disidencia y se juega a acentuar las divisiones. Pero la Casa Blanca, que ha ignorado despu¨¦s del 11-S, y especialmente en el caso de Irak, todos los puntos de vista que no coincid¨ªan con el suyo, no puede pretender a la vez castigar a quienes no comparten su ideario planetario y asombrarse de que algunos de sus aliados no quieran marchar al comp¨¢s de las directrices imperiales.
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