Batiburrillo
Menudo batiburrillo el de este puente en Madrid. El ambiente que se qued¨® crispado en la calle de Fuencarral con la visita de Ana Botella al COGAM (Coordinadora de Gays y Lesbianas de Madrid); los ¨¢nimos, caldeados en un Congreso donde el PP se queda solo en su rechazo a condenar el asesinato del c¨¢mara Jos¨¦ Couso por el Ej¨¦rcito estadounidense que lleva 16 manifestantes asesinados a tiros en Faluga, y que coincide con el viaje de Powell a Madrid para hablar de negocios con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Ana Palacio, insignes expertos en educaci¨®n de los hijos, en invasiones exteriores y en hierbas arom¨¢ticas tipo el Perejil; las gradas dispuestas en Col¨®n a los v¨ªtores (sic) que pidieron las cadenas de televisi¨®n cat¨®licas para un Sumo Pont¨ªfice para quien, a su vez, el l¨ªder de IU Gaspar Llamazares pide la Cruz de Isabel la Cat¨®lica por su postura contraria a la invasi¨®n de Irak; las banderas sindicales y republicanas al viento obrero de las movilizaciones del D¨ªa del Trabajo, reconciliada la pareja de hecho M¨¦ndez-Fidalgo; la candidata socialista al Ayuntamiento, Trinidad Jim¨¦nez, desvirtuando el consumo de hach¨ªs a su paso por el Proyecto Hombre; el pleno de despedida del saliente alcalde ?lvarez del Manzano neg¨¢ndose a devolver los 103.776 euros que presuntamente ha sisado al Consistorio en forma de relicarios para la modista de su esposa...
Botella fue a por lana y sali¨® trasquilada. Deb¨ªa de creer que los homosexuales, adem¨¢s de indignos de constituir una familia, son borregos de los que balan al son de una sonrisa electoralista. Pero no: las personas que la recibieron (entre otras, familias como la de Mili Hern¨¢ndez y Mar de Gri?¨®, pareja que regenta la librer¨ªa Berkana, pionera en la lucha por la causa gay) calificaban su actitud de hip¨®crita. Los medios dijeron que hab¨ªa sido insultada. No: "hip¨®crita", seg¨²n el diccionario de Manuel Seco, se refiere a la persona "que finge tener unas cualidades, virtudes o sentimientos que en realidad no tiene" o que "s¨®lo se preocupa de las apariencias externas". Que una candidata pol¨ªtica que no reconoce la igualdad ante la ley de homosexuales y transexuales visite en plan caritativo un centro de atenci¨®n psicol¨®gica a las v¨ªctimas de ese mismo rechazo, es hip¨®crita. Y respetar la hipocres¨ªa es falsa democracia.
Aznar, la pareja de Botella, al declararse heterosexual pudo casarse con ella y tener hijos que, a su vez, contraen matrimonio haciendo gran alarde de su amor y traer¨¢n nietos, biol¨®gicos o adoptivos, que ser¨¢n la alegr¨ªa del hogar. Mili y Mar no pueden. Y es curioso, pues a la pareja Hern¨¢ndez-De Gri?¨® les diferencia con la pareja Aznar-Botella, b¨¢sicamente, la actividad comercial: mientras que las primeras se dedican a publicar y vender libros (la mayor¨ªa de los cuales, por cierto, persegu¨ªan y prohib¨ªan los antepasados directos de la pareja heterosexual en el poder), los segundos se dedican a negociar contratos con Colin Powell para reconstruir el pa¨ªs cuya reciente y salvaje destrucci¨®n han apoyado. Bonita educaci¨®n para los ni?os, que tanto preocupa al pater familias pueda caer en manos de un Llamazares cada vez mejor. Aunque (?por los clavos de Cristo...!) pida condecoraciones para el Papa.
Porque la postura antibelicista de Su Santidad no supone m¨¦rito alguno. Es su obligaci¨®n moral y la ¨²nica coherencia posible con el discurso de su fe. Lo raro e incongruente ser¨ªa lo contrario: lo hip¨®crita. Lo de los cat¨®licos belicistas del PP: ?estar¨¢n el s¨¢bado haciendo bulto en las gradas papistas, comiendo con grasiento recogimiento una hamburguesa de la contrata de McDonald's, rezando en familia por la paz, leyendo un pasaje del evangelio (el de los fariseos, por ejemplo) que por 10 euros viene (junto con un rosario como los de ?lvarez del Manzano, pero m¨¢s modesto, como m¨¢s de trote) en la bolsa del peregrino de la Conferencia Episcopal? No nos enga?emos: que al Papa no le guste la guerra es deontolog¨ªa; como lo ser¨ªa que el Papa incluyera dentro de su abrazo a Mili y a Mar. Pero no: en su inmenso amor no cabe esa pareja (y de eso sabe mucho el carmelita descalzo suspendido a divinis en 1976 tras la publicaci¨®n de la novela Todos los parques no son un para¨ªso, que las de Berkana han reeditado en Egales).
En fin, que hasta lo de Trinidad Jim¨¦nez me recuerda a lo que nos dec¨ªan las monjas en el colegio: que se empieza con el porro y se acaba en la hero¨ªna. Me maravilla, como a la nueva santa, este batiburrillo.
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