Noticias de una agon¨ªa
Cr¨®nica del gueto de Varsovia, del historiador jud¨ªo y polaco Emanuel Ringelblum (1900-1944), es un testimonio historiogr¨¢fico imprescindible de la barbarie humana, y la clave para conocer lo que le sucedi¨® a la comunidad jud¨ªa de la capital polaca desde el mismo d¨ªa en que los alemanes ocuparon Varsovia, en septiembre de 1939, hasta pr¨¢cticamente la destrucci¨®n total del gueto, en mayo de 1942, por tropas de la Wehrmacht, despu¨¦s del levantamiento armado de sus ¨²ltimos habitantes, j¨®venes en su mayor¨ªa, asociados en un movimiento clandestino de resistencia.
Ringelblum fue miembro activo de la subversi¨®n jud¨ªa, manteniendo estrecho contacto con partisanos polacos, a trav¨¦s de quienes se las ingeniaba para informar al mundo libre de lo que ocurr¨ªa entre los muros del gueto; por ejemplo, en 1942 la BBC comunicaba que los alemanes hab¨ªan exterminado a 700.000 jud¨ªos en Polonia; la noticia se deb¨ªa al esforzado resistente. Doctor en historia, el joven erudito era ya conocido antes de la II Guerra Mundial en los c¨ªrculos intelectuales polacos por una obra sobre la historia de los jud¨ªos de Varsovia, as¨ª como por multitud de art¨ªculos relacionados con su especialidad; se le consideraba uno de los historiadores m¨¢s prometedores de la nueva generaci¨®n.
CR?NICA DEL GUETO DE VARSOVIA
Emanuel Ringelblum
Traducci¨®n, selecci¨®n, introducci¨®n y notas de Katarzyna Olszewska Sonnenberg y Sergio Trig¨¢n
Alba. Barcelona, 2003
503 p¨¢ginas. 27 euros
Al estallar la guerra y ser confinado en el gueto, Ringelblum, casado ya con una maestra y padre de un hijo de siete a?os, se dedic¨® a tareas de acci¨®n social -distribuci¨®n de ayuda a los m¨¢s necesitados o impartir lecciones en escuelas clandestinas-, pero su principal actividad y su modo peculiar de resistir al invasor alem¨¢n estrib¨® en recopilar, clasificar y difundir en lo posible todo tipo de informaci¨®n sobre la tragedia de la que estaba siendo testigo. Con tal prop¨®sito se metamorfose¨® en un topo que t¨¢citamente acumulaba pruebas inculpatorias contra el enemigo. En suma, fiel a su vocaci¨®n, el historiador cre¨® un archivo secreto denominado Oneg Shabat (en hebreo, "los que festejan el s¨¢bado"). Un grupo de colaboradores deb¨ªan entregarle semanalmente, mientras disimulaban tomando una taza de t¨¦, todo tipo de testimonios cotidianos de la tragedia que estaban viviendo, y que ¨¦l catalogaba despu¨¦s meticulosamente a fin de que el futuro no olvidase lo ocurrido. En el archivo cab¨ªa de todo, desde relatos con las desventuras de multitud de personas an¨®nimas hasta colecciones de peri¨®dicos clandestinos u ¨®rdenes de expropiaci¨®n, as¨ª como todo tipo de documentos particulares: diarios, cartas o fotos de familia, pero tambi¨¦n se consignaba el precio de los escasos alimentos o efem¨¦rides de tipo cultural o religioso. Esta portentosa obra de documentaci¨®n pudo salvarse casi en su totalidad gracias a que Ringelblum la puso a buen recaudo antes de la destrucci¨®n del gueto. ?l mismo intu¨ªa que le ser¨ªa muy dif¨ªcil sobrevivir al fruto de sus esfuerzos, y as¨ª fue: el historiador fue deportado a Auschwitz junto con su mujer e hijo; sin embargo, lograron escapar de milagro y ocultarse entre polacos amigos, hasta que en marzo de 1944 fueron descubiertos y asesinados por los nazis. Deposit¨® el material del archivo en tres contenedores met¨¢licos, que enterr¨® en tres puntos distintos del gueto; dos de ellos aparecieron bajo los escombros, en 1946 y 1950; el tercero se ha dado por perdido definitivamente. En 1999, la Unesco declar¨® el archivo de Oneg Shabat Patrimonio Documental de la Humanidad.
Junto al contenido del archivo propiamente dicho apareci¨® un voluminoso paquete de notas particulares de Ringelblum, consignadas en caracteres hebreos aunque escritas en varias lenguas: y¨ªdish, polaco y ruso, y que, a veces, adoptaban la forma de una carta dirigida a un pariente, para confundir a los alemanes en caso de que lo descubrieran. Tales anotaciones privadas, ilustrativas de la vida y la muerte en el gueto, son las que presenta la editorial Alba en esta excepcional, primera y ¨²nica edici¨®n espa?ola, tan cuidada -con ¨²tiles introducciones, notas, ¨ªndices y tablas cronol¨®gicas- como bien traducida.
Poco tienen que ver los apun-
tes de Ringelblum con el relato ¨ªntimo de los avatares de un ser acosado, al estilo de la conmovedora Ana Frank o el admirable Victor Klemperer. El historiador apenas habla de s¨ª mismo; anota lo que ata?e a todos los confinados con la precisi¨®n de quien lucha por mantener la objetividad en medio del caos, animado por la creencia en una tarea divina de la que ¨¦l es el mero intermediario. Son apuntes telegr¨¢ficos que constatan hechos simples, crudos, extremadamente violentos a veces, tristes en general, esperp¨¦nticos y macabros en conjunto, pero que atrapan al lector como una tensa garra imposible de quebrar. Por lo dem¨¢s, la lucha por la vida en el gueto a la que se refieren estas notas es conocida de todos o deber¨ªamos conocerla, puesto que de modo exhaustivo la han reflejado libros de memorias, novelas y pel¨ªculas de ¨¦xito (El pianista, de Roman Polanski, es la m¨¢s reciente). Con todo, la de Ringelblum es como una de esas historias magnas de un imperio, aunque en este caso se trate de la cr¨®nica de un min¨²sculo reino de muerte y miseria donde el dolor, como en cualquier lugar donde hoza a sus anchas, adquiere tintes de universalidad.
El lector ver¨¢ desfilar ante ¨¦l sucesos que no por conocidos resultan menos chocantes: el hacinamiento, la carest¨ªa, enfermedades y epidemias, la miseria extrema o los privilegios de unos cuantos jud¨ªos poderosos; los carros cargados con cad¨¢veres esquel¨¦ticos, el llanto nocturno de los miles de ni?os mendigos implorando un mendrugo de pan; la desesperaci¨®n general, aunque tambi¨¦n los atisbos de vida social, las campa?as de ayuda para paliar lo irremediable o los afanes del arbitrario consejo jud¨ªo por pactar con los alemanes; el contrabando, las redadas para secuestrar mano de obra esclava o los cr¨ªmenes caprichosos de soldados y polic¨ªas que asesinaban a las personas por mero deporte. Tal es la espeluznante materia de las noticias que cubrieron aquella agon¨ªa de tantos seres humanos cuya desgracia estrib¨® en ser clasificados como "diferentes" por quienes, siendo m¨¢s poderosos e inmisericordes, se creyeron due?os de "la verdad" y poseedores del derecho a imponer su ley en todo el planeta.
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