"La er¨®tica descarnada de hoy es la er¨®tica de la muerte"
"Tiene un cesto de roc¨ªo
el charlat¨¢n del cielo"
Y despu¨¦s de este verso de Ungaretti, Josef Winkler encara a Dios para gritarle una historia exuberante de belleza, pero que est¨¢ podrida por dentro. Un c¨¢ntico a la vida en el que serpentea la presencia de la muerte como "lo m¨¢s injusto".
Lo hace en Natura morta, y lo reafirma en una conversaci¨®n en la que tras cada pregunta sus palabras se encaminan hacia una historia, una an¨¦cdota o un recuerdo donde aguarda la respuesta. Y de donde proceden su irreverencia e iron¨ªa, que lo colocan dentro del grupo de escritores austriacos de la llamada literatura antipatria. La misma a la que pertenecen paisanos suyos como Thomas Bernhard y Peter Handke, que cambian la exaltaci¨®n de las virtudes de su tierra por sus penurias, miedos y horrores. En este caso, las de Austria, de Carintia, las de Kamering, su pueblo. Por eso su nombre se ha ganado los prefijos de provocador, blasfemo, traumatizado y hasta necr¨®filo. Mientras, otros lo presentan como un autor homosexual que se considera disc¨ªpulo de Jean Genet.
"He intentado rescatar la belleza, mostrar c¨®mo se escribe en tiempos del sida"
"Se han extraviado las casualidades. Hay que dejar atr¨¢s los deseos abstractos y redescubrir la vida con cada uno de los sentidos"
PREGUNTA. Freud, Schnitzler, Musil, Mann, Bernhard; una gran herencia.
RESPUESTA. Mi gran hallazgo literario fue a los 15 a?os cuando le¨ª a Jean Genet. Me di cuenta de que hab¨ªa alguien que era capaz de escribir lo que yo pensaba y sent¨ªa. Tambi¨¦n han sido importantes Wilde y Pasolini, y desde luego, Don Juli¨¢n, de Juan Goytisolo. Al abrir el libro comprob¨¦ que era un autor que romp¨ªa los tab¨²es y convenciones establecidos en el lenguaje, la sexualidad o la Iglesia. Supe que estaba delante de un autor insoportable para la sociedad, ?y eso era lo que realmente yo tambi¨¦n quer¨ªa ser!
P. Sexualidad, Iglesia, muerte, se trenzan en su obra.
R. He nacido y crecido en un pueblo de 200 almas al sur de Carintia que un d¨ªa ardi¨® y volvi¨® a ser levantado con su estructura original en forma de cruz. Una ma?ana, cuando ten¨ªa seis a?os, escuch¨¦ la llamada a misa e intent¨¦ ir corriendo en medio de la nieve, pero mi hermana me lo impidi¨®. A partir de ah¨ª me hice monaguillo, durante ocho a?os. En parte porque buscaba en el sacerdote el afecto paternal que me negaba mi padre, quien me rechazaba y repudiaba. Adem¨¢s, comenc¨¦ a interesarme en los asuntos de la Iglesia, pero no en la teolog¨ªa, que sigue sin interesarme, sino en sus rituales, en sus olores, y en buscar el lugar donde se guardaban las hostias que no estaban bendecidas. Lo que ocurr¨ªa detr¨¢s del p¨²lpito incitaba mi fantas¨ªa, mientras que el cura me preguntaba si hab¨ªa estado jugando con mi miembro viril, por lo cual tuve que rezar much¨ªsmos padres nuestros. Ah¨ª surgi¨® mi enfado contra Jes¨²s. Mis contradicciones.
P. ?Y de d¨®nde le viene la obsesi¨®n por la muerte?
R. Durante los ocho a?os de monaguillo presenci¨¦ much¨ªsimos bautizos, primeras comuniones, bodas. Y funerales. Y he sido testigo de una serie de suicidios de j¨®venes. Son los temas de mi ni?ez, y los he tratado de reencontrar en la literatura mundial.
P. ?A partir de cu¨¢ndo?
R. Desde ni?o ya sent¨ª un gran inter¨¦s por el lenguaje, al vivir en una sociedad pr¨¢cticamente sin habla, en un pueblo sin habla. En casa estaba la Biblia, unos libros de oraciones de mi abuela y poco m¨¢s. Un d¨ªa le pregunt¨¦ a mi madre si pod¨ªa comprar un libro y me contest¨®: "Nosotros no tenemos dinero para gastar en libros". Eso me entristeci¨® y me despert¨® cierto miedo. Pero me repuse, y decid¨ª robar dinero a mi padre. La primera vez casi me desmay¨¦. La segunda estuve m¨¢s tranquilo. Y las otras ya lo hice con una frialdad pasmosa. Al final hice una biblioteca con lo que habr¨ªa costado un buey entero a mi padre.
P. Alg¨²n libro le habr¨¢ regalado.
R. ?l tiene 98 a?os. Y s¨ª, le he regalado alg¨²no m¨ªo. Los coge, los hojea y los guarda en la misma bolsa.
P. ?Y qu¨¦ le dice ¨¦l?
R. Se enter¨® por televisi¨®n de que ten¨ªamos un conflicto, despu¨¦s de verme en una entrevista.
P. ?Han hablado?
R. No... S¨®lo he sido capaz de estar a su lado tranquilamente y mirarle a los ojos en silencio.
P. Y de todo ¨¦sto sale una novela de sensualidad y alegr¨ªa.
R. He intentado rescatar la belleza, mostrar c¨®mo se escribe en tiempos del sida. Pero sin hacer descripciones de tipo sexual. Sin que nadie se tocase. Sin imitar a nadie. Estuve tres meses en Roma y me involucr¨¦ en el mercado, habl¨¦ con ellos. Fui uno de ellos.
P.
Natura morta es como un gran fresco impresionista formado por muchos cuadros.
R. Me he inspirado en las naturalezas muertas. En los pintores flamencos e italianos del XVII. He querido dar vida a aquellas vidas inertes e inermes. Insuflar a todo aquello latidos de vida.
P. Belleza pre?ada de dolor.
R. Busco crear una er¨®tica en tiempos dif¨ªciles. He preferido las miradas antes que el tacto. El coqueteo antes que la frase directa, muerta. Descubrir la alegr¨ªa del erotismo. Es la er¨®tica que quiero introducir. Porque la er¨®tica descarnada de hoy es la er¨®tica de la muerte. Lo macabro de lo perecedero. De lo ef¨ªmero.
P. Una reivindicaci¨®n del ritual de la seducci¨®n y del lenguaje de la conquista.
R. Hoy se tiene m¨¢s miedo que antes. Es una pena que se haya perdido todo aquello. Ya no hace falta ni siquiera moverse. Todo va muy deprisa y no se descubre el encanto de la sensualidad. Se han extraviado las casualidades y los encuentros fortuitos ya no interesan. Y a ello contribuye la tecnolog¨ªa. Es una cat¨¢strofe.
P. Recuperar lo que Lord Byron dec¨ªa: "El arte de vivir consiste en sentir, sentir que existimos, incluso en el dolor".
R. Y hacerlo sin miedo. Lo hermoso ser¨ªa volver a la comunicaci¨®n oral. Dejar atr¨¢s las manifestaciones y deseos abstractos y redescubrir la vida con cada uno de los sentidos. Dejar que la vida llegue a cada uno de ellos. Lo ¨²nico claro es que se est¨¢ atrofiando el alma. Los sentimientos y los deseos se enmascaran. No sabemos ad¨®nde nos va a conducir.
P. Por eso la novela no deja de ser una historia de amor con vocaci¨®n de tragedia ¨¦pica.
R. Busco que cada frase muestre una imagen. Y el tema de la muerte predomina bastante en mis libros porque hay mucho de autobiograf¨ªa. Muestro la granada madura que estalla de vida pero que tiene el centro podrido.
P. ?Por qu¨¦ ese inter¨¦s por la est¨¦tica, por la forma?
R. La literatura, desde el comienzo, siempre ha tratado del c¨®mo. Y de c¨®mo expresar en palabras lo que ves, sientes y sabes. Desde mi infancia me interesa el c¨®mo. Por eso cada frase que escribo la vuelvo a escribir muchas veces. Me interesa la belleza del lenguaje. Describo momentos, detalles, quiero realzar la vida desde las peque?as cosas y mostrar el valor oculto que las hace importantes y decisivas.
P. ?Y d¨®nde quedan los temas, los que parecen primar tanto en las ¨²ltimas d¨¦cadas?
R. Los temas como temas nunca me han interesado, y llego a ellos a trav¨¦s del lenguaje. El lenguaje es lo que me seduce. Se podr¨ªa decir que quiero darle forma al silencio de mi madre.
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