El tiempo de la diversi¨®n
El Carnaval de C¨¢diz y la Feria de Abril articulan la serie de fiestas que se celebran en la comunidad entre febrero y septiembre
Cientos de miles de personas se adue?an de las avenidas y las calles que conducen al recinto ferial de Sevilla. Chicas vestidas de gitana agarradas del brazo, parejas que conducen el coche del ni?o, matrimonios de edad madura, carruajes cuyos ocupantes intentan disimular el gozo de ser observados, empleados que allanan sol¨ªcitos el camino a los grandes jefes llegados de Madrid o Barcelona... El sol cae de plano y, seg¨²n avanza el d¨ªa, los grupos de caminantes se convierten en una muchedumbre. La Feria de Abril est¨¢ en el gozne del ciclo festivo que se inicia en febrero con el Carnaval de C¨¢diz y que se prolonga hasta septiembre.
La explosi¨®n sentimental de la Semana Santa, las cruces de mayo, el Roc¨ªo y los festejos del verano no son sino eslabones de una cadena que parece no tener fin hasta que llegan el fr¨ªo y las primeras lluvias. Las fiestas tienen en Andaluc¨ªa un car¨¢cter vertebrador. Son el rito de paso en el que se hace balance del ¨²ltimo a?o. Refuerzan la sensaci¨®n de pertenencia a algo en un mundo donde la realidad es cada d¨ªa m¨¢s inestable.
"Aunque parezca una paradoja, las fiestas suelen, por una parte, marcar los grupos sociales y, por la otra, ser integradoras. Las clases sociales y las diferencias econ¨®micas se marcan. Pero por otra parte, hay sitio para todos", explica el antrop¨®logo y director del Museo de Artes y Costumbres Populares, Antonio Lim¨®n. "Las personas de fuera se quejan de que la Feria de Abril est¨¢ hecha para la gente que tiene caseta y para la gente que cuenta con relaciones sociales para poder entrar en las casetas. El que est¨¢ fuera es dif¨ªcil que entre, salvo en las casetas comunales. En las casetas hay un n¨²cleo que son los socios, dentro del cual estar¨ªa, a su vez, un n¨²cleo m¨¢s duro, que son los fundadores. Luego est¨¢n la familia de los socios y los amigos de los socios", agrega Lim¨®n.
"Hay casetas de clase alta, de clase media y de clase media baja. Hay una cierta permeabilidad social dentro de las casetas siempre que se respeten las reglas de quien manda en cada sitio. En una caseta de empresa est¨¢ desde el jefe hasta el ¨²ltimo trabajador. En las casetas privadas se produce tambi¨¦n esa permeabilidad social, aunque los amigos que son invitados pertenecen, en su mayor parte, a la clase del anfitri¨®n", comenta el antrop¨®logo.
El real de la Feria es tambi¨¦n el escenario de ritos de paso en los que la ni?ez, la juventud, la madurez y la vejez siguen el comp¨¢s de unas reglas de juego. En la feria surgen parejas de novios, se refuerzan amistades, se comprueba el crecimiento de los hijos y los nietos... "Para la gente m¨¢s mayor es un placer ver a sus nietos hacer lo mismo que hac¨ªan ellos en el mismo ambiente y en circunstancias parecidas. Para la gente joven todas las fiestas tienen un elemento de emparejamiento. Adem¨¢s, bailar sevillanas se presta a eso. Es un baile muy expresivo. Las sevillanas se prestan al galanteo como base del emparejamiento", asevera Lim¨®n.
Jinetes ufanos se cruzan con turistas con pantal¨®n corto y sandalias que deambulan por el ferial como por un laberinto que desemboca en la Calle del Infierno. Algunos ni?os intentan extender el pringue de algod¨®n dulce entre sus amistades. Hay amas de casa que beben rebujito; otras se disputan un puesto junto al mostrador de la caseta. Esto es la feria.
Y ante ella caben distintas posturas. Para la consejera de Econom¨ªa y Hacienda, Magdalena ?lvarez, "las ferias andaluzas cumplen tres objetivos: son un negocio, mantienen la cultura y las tradiciones y son lugar de encuentro entre los amigos". "La verdad es que me gustan, siempre me ha gustado el folclor y las tradiciones. Son un momento para pasarlo bien", dice la consejera, a la que le agrada vestirse de gitana en la Feria de Sevilla.
El escritor Hip¨®lito G. Navarro tiene una opini¨®n distinta sobre la Feria de Abril y, en general, sobre las fiestas multitudinarias. "Huyo de ellas. Casi todos los tumultos me angustian y ¨¦stos de tipo festivo en mayor medida. Cuando hay m¨¢s de 100 personas juntas siento angustia. Este tipo de fiestas debe de producirse por la necesidad de la gente de escapar de su realidad cotidiana y del trabajo de todos los d¨ªas. Las fiestas hacen esa labor medicinal. Para escapar de esa realidad cotidiana, prefiero leer un libro, ver una pel¨ªcula, estar con mis amigos...", se?ala Navarro.
El Carnaval de C¨¢diz, el jal¨®n inicial del ciclo festivo andaluz, tambi¨¦n encuentra voces cr¨ªticas con algunos de sus aspectos. Alberto Ramos, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de C¨¢diz, es autor de El Carnaval secuestrado, un libro publicado en 2002 y que ha levantado algunos sarpullidos entre los carnavaleros m¨¢s recalcitrantes. "El ¨²ltimo cap¨ªtulo de mi libro lo titulo S¨ªndrome de Estocolmo. La dictadura ejerci¨® un control del Carnaval. Hoy en d¨ªa se mantiene toda la reglamentaci¨®n y jerarquizaci¨®n de la fiesta que impuso la dictadura a trav¨¦s del concurso y la elecci¨®n de la reina del Carnaval. Hay dos facetas muy diferenciadas en el Carnaval: la calle y el concurso. Hay agrupaciones que s¨®lo van al concurso y luego no van a la calle", comenta el catedr¨¢tico.
"El Carnaval de C¨¢diz tiene como rasgos fundamentales la musicalidad y la espontaneidad de la cr¨ªtica carnavalesca. Me quejo de que esa cr¨ªtica se haya reducido al concurso y no est¨¦ en la calle. Fuera del concurso est¨¢n las agrupaciones ilegales -t¨¦rmino que no me gusta-, que cantan por su cuenta y que son el aut¨¦ntico Carnaval. Prefiero distinguir entre las agrupaciones oficialistas, que van al concurso, y las agrupaciones aut¨¦nticas, que est¨¢n en la calle", a?ade. Este esquema de "los dos carnavales" se repite en otros festejos de este tipo en Venecia, Colonia y Rio de Janeiro, concluye Ramos.
El abogado Pedro Fern¨¢ndez Enr¨ªquez cree que "como expresi¨®n cultural de un determinado sector social que cada vez ha ido adquiriendo m¨¢s importancia -una importancia paralela a la decadencia de la ciudad-, el Carnaval es un fen¨®meno que ha sido capaz de dar de s¨ª mucho m¨¢s que otros sectores con mayor formaci¨®n, pero que no han sido capaces de articular una manifestaci¨®n semejante".
El arquitecto Jos¨¦ ?ngel Gonz¨¢lez es tajante en su apoyo a esta fiesta. "El Carnaval de C¨¢diz me ha parecido siempre un fen¨®meno muy curioso, adem¨¢s de una potencia, una energ¨ªa que asiste a la ciudad y que es menester aprovechar. Creo que hay que mimarlo, educarlo y dejarlo evolucionar solo, porque de ese modo Carnaval es sin¨®nimo de libertad", indica Jos¨¦ ?ngel Gonz¨¢lez.
"El Carnaval de C¨¢diz, como manifestaci¨®n de la cultura popular, ha venido creciendo en ambiciones, pero ¨¦stas no siempre se corresponden con su esencia de diversi¨®n y libertad popular. Tal vez sea que se encauzan demasiado actividades que hasta hace poco eran totalmente espont¨¢neas", se?ala el pintor y dise?ador Juan Antonio Carbonell.
El Carnaval y la Feria de Abril, comienzo y gozne del ciclo festivo andaluz, suman apoyos y rechazos que s¨®lo son una brisa que sus miles de partidarios reciben indiferentes en la cara. Son ellos los que crean y enriquecen estas fiestas y los que nunca las dejar¨¢n morir.
La masificaci¨®n
Muchos sevillanos dejan de acudir a la Feria a partir de la noche del mi¨¦rcoles. La llegada de miles de personas procedentes del resto Espa?a propicia el repliegue del grupo aut¨®ctono. El cansancio empieza a hacer mella, el festejo deja de ser exclusivo y enormes riadas de gente convierten el real en un lugar donde es dif¨ªcil transitar. El antrop¨®logo y director del Museo de Artes y Costumbres Populares, Antonio Lim¨®n, considera l¨®gico este abandono ante una masificaci¨®n que, a su juicio, se extiende a las principales fiestas andaluzas. "Este a?o la Feria de Abril ha coincidido con el puente del 2 de mayo en Madrid. Pero esta masificaci¨®n se da en todas las fiestas. Tambi¨¦n ocurre en el Carnaval de C¨¢diz y en el Roc¨ªo. Hay un momento en que la Feria de Abril empieza a ser molesta por su pura masificaci¨®n. Es algo que pasa en todo este tipo de fiestas protot¨ªpicas. Adem¨¢s, hay un eco de todos estos festejos en los medios de comunicaci¨®n que atrae a m¨¢s gente. La Feria de Abril, el Carnaval de C¨¢diz o el Roc¨ªo son fiestas estereot¨ªpicas que se masifican con una enorme facilidad", dice el antrop¨®logo.
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