Cementerio nuclear: aqu¨ª no, gracias
S¨®lo un gran pacto de Estado que comprometa a todos los partidos y a las Administraciones estatal, auton¨®mica y local podr¨ªa evitar que deshacerse de los residuos nucleares de alta actividad, o sea, el combustible gastado de las centrales (siete en Espa?a, con nueve reactores), provocase un conflicto social y pol¨ªtico de grandes proporciones. La reciente propuesta de la Comisi¨®n Europea de que la ubicaci¨®n del gran cementerio at¨®mico se decida para 2008 y sea operativo en 2018 (parece mucho tiempo, pero es poqu¨ªsimo), junto a la apuesta por la f¨®rmula del Almac¨¦n Geol¨®gico Profundo (AGP), obliga a tomar decisiones con urgencia, comenzando por efectuar sondeos para localizar el lugar id¨®neo. Hasta ahora ha sido imposible por el generalizado rechazo a tener cerca lo que se cree una amenaza letal. Una oposici¨®n que se resume con tres palabras: aqu¨ª no, gracias.
La Comisi¨®n Europea pide que se decida antes de 2008 cu¨¢l ser¨¢ la ubicaci¨®n del Almac¨¦n Geol¨®gico Profundo (AGP) y que ¨¦ste sea operativo para 2018
El generalizado rechazo al AGP obligar¨¢, si esta f¨®rmula se impone finalmente, a alcanzar un gran pacto de Estado que incluya a todas las Administraciones
La propuesta de la Comisi¨®n ha pasado al Consejo y a la Euroc¨¢mara, pero la ¨²ltima palabra la tendr¨¢n los Gobiernos. El documento del 4 de noviembre de 2002 obedece a la necesidad objetiva de acelerar la soluci¨®n del problema, y a que, ante la mayor ampliaci¨®n de la historia de la UE, sobre todo a pa¨ªses del Este con obsoletas centrales de dise?o sovi¨¦tico, hay que demostrar que los actuales miembros tienen limpio su jard¨ªn y resuelto el problema de c¨®mo deshacerse de forma segura y definitiva de la basura at¨®mica.
Cada a?o se generan en Espa?a 20 millones de toneladas de basuras dom¨¦sticas (500 kilos por habitante) y cuatro millones de toneladas de residuos industriales, incluyendo 400.000 toneladas de sustancias t¨®xicas. La producci¨®n anual de residuos radiactivos es s¨®lo de 2.000 toneladas de los de baja y media actividad (que se almacenan en el cementerio de El Cabril, C¨®rdoba) y 160 toneladas de alta actividad, en su pr¨¢ctica totalidad combustible gastado de las centrales y presentado en barras met¨¢licas de cuatro metros de alto y 25 cent¨ªmetros de espesor con peque?as pastillas cer¨¢micas de di¨®xido de uranio en su interior.
Ni siquiera la industria nuclear, interesada en mostrar la relativa insignificancia de tales desechos en relaci¨®n con el resto que produce la actividad humana, deja de admitir que estas 160 toneladas, que siguen generando radiactividad durante centenares de miles de a?os, supondr¨ªan una grave amenaza medioambiental y sanitaria si no se tomase el m¨¢ximo de precauciones. En toda Europa, dice el informe de la Comisi¨®n, estos residuos suponen s¨®lo el 5% del total de los at¨®micos, pero concentran el 95% de la radiactividad.
El combustible gastado se almacena en piscinas de las centrales, pero, cuando se llenan (como la de Trillo, Guadalajara) o se cierren las plantas (ya hay fecha para la de Zorita, tambi¨¦n en Guadalajara), habr¨¢ que buscar alternativas: primero provisionales, y luego con vocaci¨®n de soluci¨®n definitiva. La obligada vuelta (en 2010) del combustible enviado a Francia tras el incendio en 1989 de Vandell¨°s I (Tarragona), central hoy clausurada y en fase de desmantelamiento, demuestra que no se hable de nada abstracto o tan lejano como para seguir aplazando las decisiones clave.
El Plan General de Residuos Radiactivos fija el a?o 2010 como tope para que est¨¦ en funcionamiento el Almac¨¦n Temporal Centralizado (ATC). De hecho, la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) tiene ya preparado el dise?o, un edificio abovedado similar a un silo; pero falta lo m¨¢s importante: saber d¨®nde se construir¨¢. Esa decisi¨®n, que podr¨ªa tomarse dentro de un par de a?os, ser¨¢ una especie de ensayo general para evaluar la magnitud del conflicto que provocar¨¢ la ubicaci¨®n del cementerio en profundidad.
En Trillo se ha levantado un edificio especial con capacidad para alm
acenar todo el uranio que se gaste de aqu¨ª al cierre de la planta, y ya recibe contenedores de combustible. Es un Almac¨¦n Temporal Individualizado (ATI), t¨¦rmino con el que conviene irse familiarizando, al igual que con otros dos: Almac¨¦n Temporal Centralizado (ATC), al que en principio ir¨¢n a parar los residuos de las centrales a medida que se vayan cerrando, y, sobre todo, Almac¨¦n Geol¨®gico Profundo (AGP), la opci¨®n definitiva y favorita de la Comisi¨®n Europea, de la industria at¨®mica y de Enresa, la empresa estatal que deber¨¢ hacer realidad tecnol¨®gicamente segura y fiable lo que decida el poder pol¨ªtico.
Que algo hay que hacer, y pronto, para deshacerse de los residuos de alta actividad es obvio, pero no lo es que la f¨®rmula m¨¢s id¨®nea sea un almac¨¦n geol¨®gico profundo. Eso es lo que recomienda la Comisi¨®n Europea, que asegura en su informe: "Hay un amplio consenso internacional en torno al hecho de que la eliminaci¨®n por enterramiento a gran profundidad en terrenos geol¨®gicamente estables es la mejor opci¨®n. Por un sistema de barreras m¨²ltiples de confinamiento y una elecci¨®n adecuada de las rocas anfitrionas, los desechos pueden aislarse durante periodos extremadamente largos, aseguran as¨ª que toda radiactividad residual tenga concentraciones insignificantes. Esta estrategia reduce considerablemente el riesgo de intrusi¨®n humana accidental y es esencialmente pasiva y permanente, sin necesidad de intervenci¨®n humana intensa o control institucional".
Enterrar el problema
La apuesta de los comisarios ha sorprendido al PSOE y a Greenpeace, que ha convertido la batalla antiat¨®mica en su principal se?al de identidad. Desde ambas atalayas se cree ver la larga mano de la comisaria de Energ¨ªa y Transporte, Loyola de Palacio. Carlos Bravo, coordinador de la campa?a antinuclear de la organizaci¨®n ecologista, asegura sin tapujos que "Loyola pretende dar un bal¨®n de ox¨ªgeno a la industria nuclear europea, imponiendo, y adem¨¢s a corto plazo, la opci¨®n que ¨¦sta prefiere, que responde al principio de que ojos que no ven, coraz¨®n que no siente". Es decir, que enterrando los residuos, se entierra tambi¨¦n el problema. Greenpeace apuesta por el almacenamiento en seco, en superficie e individualizado, uno en cada central, para eliminar los riesgos del transporte, porque su vigilancia ser¨ªa sencilla y porque no habr¨ªa problema para recuperar el combustible, tanto en caso de accidente como de que se desarrollasen nuevos mecanismos cient¨ªficos para reducir su actividad.
Francisco Javier Garc¨ªa Breva, responsable del PSOE en el Congreso para temas nucleares y diputado por Guadalajara (provincia con el dudoso privilegio de albergar su sorpresa por la "apuesta tan clara" de la Comisi¨®n por el AGP, "opci¨®n tecnol¨®gica en la que Estados Unidos ha ido muy lejos [ya se ha decidido la ubicaci¨®n del gran cementerio en una monta?a de toba volc¨¢nica de Nevada], pero insuficientemente experimentada en Europa". Adem¨¢s, considera que "no hay tiempo para cumplir los plazos que propone la Comisi¨®n, ya que el proceso es muy largo y complicado; baste con decir que, para el paso intermedio, la puesta en marcha de un Almac¨¦n Temporal Centralizado, el vigente Plan Nacional de Residuos fija la fecha de 2000, y apenas se ha hecho nada hasta ahora". El PSOE no se puede pronunciar a¨²n sobre la soluci¨®n definitiva del problema, pero descarta f¨®rmulas como exportar el combustible a Rusia. "La gesti¨®n de los residuos", a?ade Garc¨ªa Breva, "es una cuesti¨®n de Estado que requiere un amplio consenso no tan s¨®lo entre los partidos, sino entre las Administraciones estatal, auton¨®mica y local". La raz¨®n: que la energ¨ªa nuclear, con raz¨®n o sin ella, se ha ganado tan mala fama que ning¨²n responsable pol¨ªtico quiere ni o¨ªr hablar de que su provincia o comunidad puedan llegar a albergar un cementerio at¨®mico, por muchas garant¨ªas de seguridad y compensaciones que se ofrezcan. Carlos Bravo, por su parte, recuerda que la estrategia de la industria nuclear ha sido siempre la de buscar ubicaciones para las centrales en zonas despobladas o empobrecidas "para evitar que la gente se movilice" y para que sea m¨¢s f¨¢cil influir "con la promesa de dinero a corto plazo". Pero a?ade que, "dada la enorme oposici¨®n social constatada en todos los lugares potencialmente candidatos para ubicar el cementerio nuclear, la ¨²ltima tendencia es tratar de ponerlo donde ya exista una central y una poblaci¨®n acostumbrada a compensaciones" por afrontar riesgos at¨®micos.
El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, elude contestar la pregunta de cu¨¢l ser¨¢ su reacci¨®n a la hipot¨¦tica propuesta de que el AGP se estableciera en Extremadura, por ejemplo cerca de la central cacere?a de Almaraz. Pero est¨¢ claro que opina que su comunidad ya ha pagado con creces su cuota nuclear.
Tambi¨¦n Garc¨ªa Breva prefiere que ni se hable de Trillo o de Zorita. Por si acaso, recuerda que, cuando se rumore¨® que el ATI de Trillo -obligado porque la tecnolog¨ªa alemana del reactor llen¨® demasiado pronto la piscina de la central- pod¨ªa ser el germen del futuro ATC, es decir, el almac¨¦n temporal, se suscit¨® tal pol¨¦mica que, para evitar males mayores, se limit¨® la capacidad del edificio a 60 bidones de residuos, justo los que se considera que generar¨¢ la planta hasta el final de su vida ¨²til.
La callada por respuesta a una pregunta similar por parte de Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y Le¨®n, comunidad que alberga la central de Santa Mar¨ªa de Garo?a, es igualmente comprensible, y tiene un precedente a mediados de los a?os ochenta. En 1986, la UE impuls¨® un ambicioso estudio para simular las condiciones de un almac¨¦n geol¨®gico profundo encastrado en roca gran¨ªtica. La ubicaci¨®n inicialmente elegida era un macizo gran¨ªtico de Aldead¨¢vila (Salamanca) en el que se hab¨ªan excavado ya t¨²neles para un salto de agua y una central hidroel¨¦ctrica. Enresa, con financiaci¨®n de la UE, dirigir¨ªa el proyecto. Se dieron garant¨ªas de que no se utilizar¨ªa ni un solo miligramo de material radiactivo y de que, de ninguna manera, el emplazamiento era candidato a albergar el AGP. Todo en vano. Las suspicacias se transformaron en oposici¨®n abierta y obligaron a cancelar el plan.
Jorge Lang-Leton, ingeniero y director de comunicaci¨®n de Enresa, se?ala que hubo un problema de comunicaci¨®n y de interpretaci¨®n, y lamenta que ese laboratorio, con los fondos europeos y sus oportunidades cient¨ªficas, haya terminado en una instalaci¨®n similar a Grimsel, en los Alpes suizos. El proyecto Febex, dirigido por un espa?ol, Fernando Huertas, y en el que Espa?a ejerce un papel de liderazgo, cuenta con la participaci¨®n de los pa¨ªses de la Uni¨®n, Canad¨¢, Jap¨®n y Estados Unidos.
En t¨²neles excavados a 300 metros de la superficie de una monta?a de granito se observa el comportamiento de dos c¨¢psulas, similares a las que se introducir¨¢n en el AGP, pero con resistencias el¨¦ctricas generadoras de calos en su interior en lugar de pastillas de uranio. Se trata de observar el funcionamiento de barreras met¨¢licas, de la bentonita y del propio granito, tanto frente al calor como frente a eventuales filtraciones y a cualquier otra amenaza. El experimento de Suiza, como otros, ayudar¨¢. Pero no se podr¨¢ avanzar mucho hacia el AGP espa?ol si, de forma urgente, no comienzan a efectuarse prospecciones en profundidad de decenas y decenas de formaciones geol¨®gicas repartidas por todo el pa¨ªs, hasta encontrar la m¨¢s adecuada.
La informaci¨®n preliminar de que dispone Enresa procede de inventarios dispersos y en su mayor¨ªa antiguos, efectuados por organismos y empresas relacionados con la miner¨ªa de las prospecciones en busca de petr¨®leo y gas, junto a algunos sondeos de superficie para estudiar muestras de roca, pero no los imprescindibles sondeos en profundidad. El temor a la oposici¨®n ciudadana, que emerge apenas surge el m¨¢s m¨ªnimo rumor de que se va a trabajar en esa direcci¨®n, ha ido acumulando un retraso que convierte en especialmente inalcanzable cumplir con los plazos que propone la UE.
Poner el cascabel al gato
En 1995, Ecologistas en Acci¨®n y Greenpeace alertaron a las poblaciones de 34 zonas seleccionadas por Enresa como precandidatas a albergar un laboratorio en profundidad. Fuentes de la empresa aseguran que esa lista, que nunca fue oficial, no inclu¨ªa sino una peque?a parte de las ubicaciones te¨®ricas que se consideraron, aunque Carlos Bravo sostiene que era la relaci¨®n de zonas AFA (alta favorabilidad), resultado de una selecci¨®n previa y embri¨®n de otra a¨²n m¨¢s restringida, con tan s¨®lo dos o tres nombres.
En su mayor¨ªa eran zonas empobrecidas y despobladas, pero eso no evit¨® que se organizasen de forma inmediata potentes plataformas de protesta, que congregaron a decenas de miles de manifestantes, en la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas, que fueron muy activas en la comarca pacense de La Serena, en la cordobesa de Los Pedroches, en Villasandino y Las Merindades (Burgos), en Los Arrecifes de Duero y Sayago (Salamanca) y en Las Cinco Villas (Zaragoza). Algunas de esas plataformas siguen activas, y otras est¨¢n dormidas y dispuestas a volver a la lucha apenas resurja la grave amenaza. Su acci¨®n y el Quinto Plan General de Residuos, que en 1999 releg¨® hasta 2010 la elecci¨®n de la f¨®rmula para deshacerse de los desechos de alta actividad, paraliz¨® por completo los estudios y sondeos en Espa?a.
Tras aquella experiencia, Lang-Leton se dice convencido de que la soluci¨®n debe pasar por un gran pacto de Estado y por la voluntariedad de las zonas en que se vayan a efectuar los sondeos y, en su momento, de la que finalmente se elija para el AGP. La ¨²nica forma de obtener ese consentimiento ser¨ªa ofrecer garant¨ªas de seguridad tan fuertes que despejasen cualquier duda razonable de cat¨¢strofe junto a importantes compensaciones econ¨®micas. "Si en otros pa¨ªses se ha logrado ese consenso", reflexiona el portavoz de Enresa, "?por qu¨¦ no en Espa?a?".
El AGP no supone un desaf¨ªo tecnol¨®gico. El problema es, ante todo, pol¨ªtico y social. Si la f¨®rmula se impone, la campa?a para convencer a la opini¨®n p¨²blica ser¨¢ de las que hacen ¨¦poca. Los ecologistas ya anuncian que librar¨¢n una guerra sin cuartel.
La construcci¨®n del AGP paso a paso
ANIMACI?N
Almacenamiento de residuos nucleares
UN AGP NO ES UN VERTEDERO. Lo recalca el portavoz de Enresa, Jorge Lang-Lenton, para quien, "aunque se dise?e para durar miles de a?os, siempre se podr¨ªa recuperar el contenido; por ejemplo, ante avances cient¨ªficos que permitan aprovechar metales valiosos o reducir la radiactividad". Desde Greenpeace se replica que, incluso en un emplazamiento geol¨®gicamente estable a corto plazo, podr¨ªan aparecer gases generados por los residuos, y, al ser imposible detectar todas las fallas, no se podr¨ªa saber c¨®mo circula el agua subterr¨¢nea, v¨ªa de escape de sustancias radiactivas que podr¨ªan contaminar acu¨ªferos. Adem¨¢s, al ser un almac¨¦n herm¨¦tico y sellado, "ser¨ªa muy dif¨ªcil acceder a un contenedor con fugas".
El proceso para construir un AGP ser¨ªa ¨¦ste, seg¨²n Lang-Lenton. Primero hay que sacar del reactor el combustible gastado y enfriarlo durante a?os en las piscinas de las centrales. El di¨®xido de uranio, en forma de pastillas cer¨¢micas, tiene ya una primera protecci¨®n: la barra met¨¢lica en la que va embutido. Luego debe pasar a un almacenamiento definitivo. En esos primeros a?os, la radiactividad decae much¨ªsimo.
Antes de ser depositadas en el AGP, las barras de combustible deben encerrarse en contenedores de metales como el cobre, inmunes a la corrosi¨®n durante miles de a?os. Esas c¨¢psulas ir¨ªan forradas con una capa de 75 u 80 cent¨ªmetros de bentonita, arcilla natural muy aislante y estanca que, al contacto con el agua, se hincha hasta 10 veces su volumen, con un efecto adicional de sellado contra las paredes naturales del emplazamiento.
El AGP tendr¨ªa disposici¨®n de peine, con un t¨²nel principal y galer¨ªas en las que se depositar¨ªan las c¨¢psulas de combustible. El acceso desde la superficie, 600 o 700 metros m¨¢s arriba, se har¨ªa por una rampa helicoidal. El almac¨¦n se sellar¨ªa, pero desde una instalaci¨®n de superficie se ejercer¨ªa un control minucioso de cuanto ocurriese en su interior. El lugar deber¨ªa ser invulnerable incluso a una explosi¨®n nuclear.
Habr¨ªa que hallar una formaci¨®n geol¨®gica que haya sido estable durante miles de millones de a?os, algo en teor¨ªa comprobable por los ge¨®logos. Luego habr¨ªa que crear un laboratorio en profundidad, embri¨®n ya del AGP, en el que, durante al menos 10 a?os, se efectuar¨ªan pruebas para descartar riesgos como fisuras o filtraciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.