Manifestaci¨®n del Primero de Mayo
Quiero reflexionar brevemente sobre la agresi¨®n que sufri¨® el secretario general de CC OO por parte de un trabajador de Sintel en la pasada manifestaci¨®n del Primero de Mayo en Madrid.
Desde mi modesta posici¨®n, condeno esta agresi¨®n que, como cualquier ataque por la espalda, tiene una gran dosis de cobard¨ªa y mezquindad. No obstante, por otro lado, querr¨ªa se?alar que ¨¦ste y otros sucesos de los ¨²ltimos tiempos como el de Sintel, pueden hacernos reflexionar sobre la presente situaci¨®n sindical en Espa?a.
Desde la restauraci¨®n democr¨¢tica a partir de 1975, la pol¨ªtica laboral y sindical de los sucesivos gobiernos, singularmente las subvenciones estatales a los sindicatos, entre algunas ventajas innegables, ha motivado que ¨¦stos, notablemente las dos centrales mayoritarias, se conviertan en poco m¨¢s que oficinas de gesti¨®n de asuntos laborales. Lo cual es una de sus funciones, pero s¨®lo una. Los defensores de este sistema aducir¨¢n que el modelo contrapuesto, el de los sindicatos anteriores a 1936, subsistentes gracias a la afiliaci¨®n -mucho m¨¢s masiva que la actual, dicho sea de paso- y con un n¨²mero mucho menor de liberados, es arcaico, ineficaz, genera mucho m¨¢s enfrentamiento social, etc¨¦tera.
Estamos de acuerdo en que no es deseable que los sindicalistas sean un pu?ado de "h¨¦roes" e iluminados, dispuestos a saltar a la barricada a la primera de cambio. Pero tambi¨¦n es triste que la mayor parte de los afiliados a UGT y CC OO, entre los cuales me cuento, lo sean con una mentalidad de asegurado: "Pago una cuota, por si alguna vez necesito los servicios del abogado, que tal como est¨¢n las cosas...". Muchas veces, la actitud de algunos dirigentes y federaciones no da para que los afiliados tengan esperanzas en la mejora de las condiciones de los trabajadores, y pienso que ¨¦sta es una de las razones de la baja tasa de afiliaci¨®n sindical espa?ola. Creo que ser¨ªa aconsejable que todos hici¨¦ramos algo para reducir este desencanto. En fin, que se podr¨ªa pedir a nuestros dirigentes sindicales un poco m¨¢s de audacia, imaginaci¨®n y, por qu¨¦ no decirlo, de hero¨ªsmo.
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