Berlusconi comparece ante el tribunal que le juzga por presunto soborno
El primer ministro italiano implica a Romano Prodi y pide que declaren 1.800 testigos
Rompiendo su estrategia evasiva, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se present¨® ayer en medio de una gran expectaci¨®n en el tribunal de Mil¨¢n que lo juzga por presunto soborno a jueces romanos. Es la primera vez en la historia de Italia que un jefe del Gobierno se sienta en el banquillo de los acusados. Berlusconi explic¨® durante 50 minutos las razones que le llevaron en los a?os ochenta a sabotear la venta del coloso alimentario p¨²blico SME a su enemigo empresarial y pol¨ªtico Carlo de Benedetti, y acus¨® a Romano Prodi, art¨ªfice del acuerdo, de turbias componendas.
"Estoy orgulloso de lo que hice", dijo ayer Berlusconi, que present¨® su intervenci¨®n en el caso -a petici¨®n del entonces primer ministro, Bettino Craxi-, como un "servicio al Estado". Il Cavaliere traslad¨® la responsabilidad de una venta que infravaloraba, dijo, el precio real del grupo, al entonces presidente del instituto p¨²blico IRI, Romano Prodi, hoy presidente de la Comisi¨®n Europea.
El primer ministro lleg¨® a insinuar que el acuerdo Prodi-De Benedetti estuvo precedido por el pago de "comisiones ilegales" a una corriente de la Democracia Cristiana. Y cit¨® al ex delf¨ªn de Craxi, Giuliano Amato. ?ste, declar¨® Berlusconi, "dijo que hab¨ªa no ya indicios, sino pruebas" de estas comisiones y que "era la ¨²nica explicaci¨®n para una operaci¨®n que comport¨® un da?o tan relevante".
El primer ministro solicit¨®, en apoyo de su tesis, la comparecencia del propio Amato y de varios ministros democristianos de la ¨¦poca. Tanto Prodi como Amato rechazaron ayer las acusaciones de Berlusconi. Prodi emiti¨® una larga nota en la que precis¨® que siempre defendi¨® "los intereses del Estado". Los abogados de Berlusconi, Gaetano Pecorilla y Nicol¨® Ghedini, parlamentarios de Forza Italia, llamar¨¢n a declarar a unos 1.800 testigos, entre altos cargos del Gobierno actual y del Gobierno de Craxi, jueces y otras personalidades.
Berlusconi explic¨® ayer que est¨¢ dispuesto a seguir con extrema atenci¨®n el desarrollo de un proceso que amenaza con estallarle en las manos en el momento pol¨ªtico m¨¢s inoportuno, cuando Italia se dispone a asumir el semestre de presidencia de la UE. Aunque gracias a su mayor¨ªa parlamentaria podr¨ªa conseguir a¨²n la aprobaci¨®n de una ley de inmunidad que congelara el proceso mientras dirige el Ejecutivo, una norma as¨ª requerir¨ªa el apoyo de la oposici¨®n para no resultar demasiado escandalosa.
El temor de la coalici¨®n de centro-derecha es que una eventual condena a Berlusconi pueda desestabilizar su Gobierno, como ocurri¨® con el que presidi¨® en 1994. Algunos de sus aliados son partidarios de elecciones si llegara a producirse la condena.
El primer ministro puede contar con las declaraciones a su favor de algunos ex ministros democristianos, como Paolo Cirino Pomicino, o el ex ministro de Industria en la ¨¦poca de la venta del grupo SME. Un episodio enrevesado como un culebr¨®n, que se inicia en mayo de 1985, cuando Carlo de Benedetti, propietario de Buitoni, alcanz¨® un acuerdo con el presidente del IRI, Romano Prodi, por el que el instituto p¨²blico le ced¨ªa el 51% del coloso alimentario SME a cambio de algo menos de medio bill¨®n de liras. Craxi, cuyas relaciones con De Benedetti no eran fluidas, consider¨® escandaloso el trato y empuj¨® a Berlusconi y a otros empresarios a pujar. Hubo tres nuevas ofertas y el IRI se vio obligado a estudiarlas. Ante las protestas de De Benedetti, Amato, entonces subsecretario de la Presidencia, y el propio Prodi, declararon en un comunicado que el acuerdo con Buitoni no era definitivo al faltar el aval del Ministerio de Industria. De Benedetti recurri¨® la decisi¨®n, pero perdi¨® el juicio y su apelaci¨®n posterior.
En 1995, Stefania Ariosto, ex novia de Vittorio Dotti, un abogado del grupo de amigos y asesores de Berlusconi, dijo que esas sentencias hab¨ªan sido "compradas" con dinero de Berlusconi. El proceso comenz¨® en marzo de 2000. Y podr¨ªa estar listo para sentencia este verano, con Berlusconi al frente de la UE.
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